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Sierra de Canasta: otra página de rebeldía guantanamera

Miguel Bertrán, al centro, a su izquierda, Ángel Luis Barreda, y a la derecha, Raúl Delgado (de uniforme)


Fuente original: Cubahora

El 26 de julio de 1953, centenares de jóvenes revolucionarios encabezados por Fidel, asaltaron los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo.  La situación en todo el país, era alarmante, por ello, era de esperar que en Guantánamo, sucedieron muestras de inconformidad popular por la inconstitucionalidad del régimen en el poder.



Entre los persuadidos de que por la vía pacífica no se resolverían las necesidades del pueblo, estaba el campesino de 24 años Miguel Bertrán Bertrán. Era 26 de julio y algo grave ocurría en el Cuartel de Guantánamo, situación para que se adoptaban medidas de seguridad como la colocación de sacos de arena, el cierre de las calles aledañas al mismo, patrullaje y otras acciones que evidenciaban anormalidades.


Por tal motivo, ese día un  grupo de jóvenes liderados por el campesino Miguel Bertrán, se alistaron para atacar la jefatura del Escuadrón 16 de la Guardia Rural en Guantánamo,  ocupar los pertrechos y alzarse en el macizo montañoso Sagua Baracoa. Se dirigían hacia Sierra Canasta, fundamentalmente para un sitio conocido como Retiro de Camarones.

No tenían un programa de lucha, sin embargo, estaban convencidos de entregar sus vidas para cambiar el régimen de explotación reinante en Cuba.  Los vínculos con dirigentes estudiantiles de la talla de Serafín Soto Caballero y con luchadores ferroviarios como Julio Camacho Aguilera, eran para este grupo de imberbes, una meta.

En medio de esas actividades, el valeroso revolucionario Miguel Bertrán,  fue detenido por la policía batistiana y Julio Camacho Aguilera le sirve de puente al comunicarlo al soldado Ángel Luís Barrera Ricardo, quien más tarde se incorporaría al Movimiento 26 de julio, amigo personal de Bertrán y quien comunica la noticia a sus familiares.

Con el jefe del grupo detenido, sus incondicionales compañeros esconden las armas y retornan a su vida normal, pues las autoridades desconocían de sus actividades. Se frustraba el intento de apoyar a los combatientes del Moncada.

A partir de aquellos días se hizo más orgánica la labor, ya clandestina, de los distintos grupos que tenían un propósito común. Muchos de los jóvenes se incorporan al Ejército Rebelde para derrotar a la dictadura de Fulgencio Batista y esto hace posible que  Guantánamo también esté estrechamente vinculado a los hechos acaecidos en Santiago de Cuba.

El Alzamiento en Sierra de Canasta, más que un mito, es una realidad histórica que nos llena de sano orgullo como cubanos.
Fue un hecho importante para la historia local y del país, pues se produjo casi paralelamente a los asaltos de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, de Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, como confirmación de la lucha armada.


Sierra Canasta, demostró que en Guantánamo, al igual que en otras partes del país, hubo temprana comprensión del momento histórico vivido. Sirvió además para demostrar que  la lucha armada era la única salida para el logro de la liberación que demandaba Cuba en las condiciones históricas y concretas del momento. Sierra de Canasta se convirtió entonces en otra página de rebeldía guantanamera.

Sierra de Canasta: otra página de rebeldía guantanamera

Junto a los preparativos realizados por la Generación del Centenario con la dirección del joven abogado Fidel Castro Ruz, para el asalto al los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el 26 de julio de 1953, en Guantánamo, un pequeño grupo de jóvenes liderados por el lugareño Miguel Bertrán Bertrán lo siguieron hacia Sierra Canasta, recinto conocido como Retiro de Camarones.

El grupo, se disponía para arrojarse contra la jefatura del Escuadrón 16 de la Guardia Rural del territorio oriental, ocupar los pertrechos y alzarse en el macizo montañoso Sagua Baracoa. Aunque dispuestos a entregar sus vidas para cambiar el régimen de explotación imperante en Cuba, estos valerosos revolucionarios, carecían de un programa de lucha, sin embargo, mantenían estrechos vínculos con dirigentes estudiantiles de la talla de Serafín Soto Caballero y con luchadores ferroviarios como Julio Camacho Aguilera.

Una vez asaltados los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, Bertrán y su grupo y al percatarse de las disposiciones adoptadas por la guardia rural en el territorio, consideran que han sido sorprendidos y rápidamente resuelven alzarse en la Sierra Canasta, lugar conocido como Retiro de Camarones.

El 27 de julio de 1953, a través de la radio Bertrán conoce lo que realmente había ocurrido y decide sumarse al grupo de los sobrevivientes del asalto al Moncada en las estribaciones de la Gran Piedra, para ello, baja a la ciudad con la finalidad de reforzar a la veintena de alzados que estaban reunidos con él.

En medio de esas actividades, Bertrán fue detenido por la policía batistiana y Julio Camacho Aguilera sirve de puente al comunicarlo al soldado Ángel Luís Barrera Ricardo, quien más tarde se incorporaría al Movimiento 26 de julio y era amigo personal de Bertrán, le comunica la noticia a sus familiares.

Con el jefe del grupo detenido, sus incondicionales compañeros esconden las armas y retornan a su vida normal, debido a que las autoridades desconocían de sus actividades, así se frustraba el intento de apoyar a los combatientes del Moncada. Luego la inmensa mayoría de ellos, se incorpora al Ejército Rebelde y contribuyen de esta manera a la derrota de la dictadura de Fulgencio Batista.

El alzamiento en Sierra de Canasta, más que un mito, es una realidad histórica que nos llena de sano orgullo como cubanos. Demostró que en Guantánamo hubo temprana comprensión en reconocer la vía de la lucha armada como única solución posible, en las condiciones históricas concretas de Cuba, para el logro de los objetivos de liberación nacional y social que demandaba el país.