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Camilo: cien fuegos que nos ilumina por siempre

Camilo Cienfuegos Gorriarán
El 6 de febrero de 1932 , hace ochenta y cinco años, en una humilde barriada habanera y en el seno de una familia humilde, abre los ojos al mundo Camilo Cienfuegos Gorriarán, fundador del Ejército Rebelde y una de las principales figuras al triunfo de la Revolución en Cuba.

Desde 1954 formó parte de grupos universitarios contrarios al régimen de Fulgencio Batista y por ello,  fue fichado por la policía política. Posteriormente,  emigró a Estados Unidos y a México. Fue uno de los 82 expedicionarios del yate Granma y  se integró en el grupo revolucionario que organizaba Fidel Castro, que el 2 de diciembre de 1956 desembarcó en las costas del oriente del país. 

Su arrojo y las hazañas que llevara a cabo en las filas del Ejército Rebelde le valieron el reconocimiento y la estima de sus compañeros de armas, entre ellos de Ernesto Che Guevara, quien lo consideró "el más brillante de los guerrilleros".

Es mito, leyenda y realidad. Tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Era buen conocedor de sus hazañas militares y siempre lo acompañaba  su eterna y amplia  sonrisa debajo del inseparable sombrero alón. Portaba un tremendo un carisma para dejar una huella inquebrantable entre los que lo conocieron, el Héroe de Yaguajay, fue,  en suma, uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores.

 Por ser altamente estimado por su condición humilde y su carácter jovial,  Camilo Cienfuegos  se ganó el calificativo de Comandante del Pueblo, en tanto,  atributos como la barba espesa y el sombrero alón,  se han convertido en símbolos distintivos para evocar su imagen.

"Camilo fue el compañero de cien batallas, - expresó de él, Ernesto Guevara de la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer. “En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo, destacó".


" Poseía Camilo Cienfuegos una figura legendaria y tenía un nombre nada común, pero lleno de fuerza y de poesía al mismo tiempo. Si nosotros inventáramos un nombre para un personaje de leyenda le podríamos poner el nombre de Camilo Cienfuegos, afirmó la legendaria guerrillera Vilma Espín " .

Era un revolucionario de pies a cabeza, un modelo insuperable de combatiente y de vanguardia; un hombre de pensamiento radical y antiimperialista surgido del pueblo donde latía aceleradamente un comunista cabal, de sentimientos y de corazón. Ese hombre sencillo es nuestro Camilo que hoy nos aguarda e ilumina con cien fuegos su rostro.

Camilo Cienfuegos: Un nombre que dentifica a su pueblo

Camilo Cienfuegos
Es difícil hallar la palabra exacta para definir la estatura moral de un hombre como él, lleno de virtudes y coraje. Tenía tan solo 27 años y ya ese héroe nacido del pueblo se había impregnado en muchos de nuestros corazones. Solo basta su nombre, Camilo Cienfuegos Gorriarán, para resumir la identidad del cubano: jaranero hasta en los momentos difíciles, alegre, valiente, natural…; cualidades que ratifican la frase que diría Fidel Castro tras su pérdida el 28 de octubre de 1959: “…en el pueblo hay muchos Camilos”.

Solidario, amigo y muy preocupado por sus compañeros, era Camilo unhombre de talla incuestionable. Surgido del pueblo, disfrutaba de una convicción y un poder seductor tan inmenso que logró atrapar en sus madejas al argentino Ernesto Che Guevara, para anidar por siempre una amistad, tan profunda, que con el tiempo se convertiría en una epopeya. Realmente, demostró lo que era: un hombre excepcional en todo momento.

Revolucionario de pies a cabeza, Camilo tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Fue, además, un modelo insuperable de combatiente y vanguardia, hombre de pensamiento antiimperialista. Un amigo cabal, de sentimientos y de corazón. Ese era Camilo, un Camilo hoy multiplicado en varias generaciones de cubanos.

Caracterizaba el rostro del Señor de la Vanguardia, una linda sonrisa y aquella larga cabellera que lo certifica como al más común de los milicianos. Por eso, en cualquier rinconcito de esta isla caribeña, en una cooperativa de producción agropecuaria, un centro de trabajo, en las universidades cubanas, en lo alto del Pico Turquino, encontramos a hombres desconocidos, humildes, carismáticos, jaraneros y tan revolucionarios que, como Camilo, defienden su 
Patria desde cualquier trinchera.
Cuando veo a los pioneros y al pueblo echando las flores al mar para homenajearlo, idea que abrazara Ernesto Guevara, quedo detenida mirándolas nadar desde la orilla en busca del mar abierto. Y hasta ese sitio verde azul que lo guarda en nuestra memoria llega el homenaje de su pueblo que lo recuerda, porque suentrega total nos brinda el aliento para inmortalizar la obra de la Revolución.

Hoy quiero recordarlo preocupado como siempre por los problemas de la gente e identificado con ellos, rasgos que confirmaban su personalidad; definida por su optimismo, alegría, valor y, sobre todo, por su amor absoluto al pueblo de donde salió. También prefiero recordarlo a través de los dibujos de niños y niñas: con el sombrero alón, o imaginarlo en aquel juego de pelota famoso donde dijo: “Contra Fidel, ni en la pelota”. Ese es el Camilo que recordamos.

Camilo está presente en cada hombre y mujer de su pueblo. Cuando Cuba ha pasado tiempos difíciles, ahí ha estado él, multiplicado en la juventud, en el campesinado laborioso, en quienes hacen Patria desde las fábricas, en el estudiantado preparando el futuro, en cualquier ciudadano cubano que desde su trinchera apoya el proceso revolucionario.

Cuando pensemos que el camino se hace largo y difícil recordemos su ejemplo, como el hombre genial que entró en la historia de Cuba para quedarse y quien jamás, ni en momentos espinosos, perdió la fe; esa fe que hoy mantiene el pueblo, porque en él hay muchos Camilos.

Camilo se robó su propio nombre para dárselo a la Revolución



Era 6 de febrero de 1932 cuando a Ramón  y a Emilia le dijeron que había llegado al mundo un varón. Ese día, Camilo Cienfuegos Gorriarán abría los ojos al mundo. Había nacido en una humilde barriada habanera, en el seno de una familia humilde y revolucionaria. Creció en un ambiente de juegos, bromas y sanidad de espíritu. 

Nada vaticinaba al héroe, a quien se convertiría en una de las principales figuras al triunfo de la Revolución en Cuba,  al fundador del Ejército Rebelde. Camilo fue uno de los 82 expedicionarios del yate Granma, que el 2 de diciembre de 1956, desembarcó en las costas del oriente del país con el propósito de iniciar una insurrección armada para poner fin al régimen de Fulgencio Batista.

Su arrojo y las hazañas que llevara a cabo en las filas del Ejército Rebelde le valieron el Héroe de Yaguajay, el reconocimiento y la estima de sus compañeros de armas, entre ellos de Ernesto Che Guevara, quien lo consideró  como "el más brillante de los guerrilleros".   

"Camilo fue el compañero de cien batallas, - expresó de él, Ernesto Guevara de la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer."

Portador de buen carisma y calidad humana, el Héroe de Yaguajay, fue uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores. Poseía una convicción y poder seductor tan inmensos que atrapó en sus madejas, hasta a un argentino tan experimentado y serio como Ernesto Che Guevara y entre ellos surgió una amistad que con el tiempo se convirtió en una epopeya.

Revolucionario de pies a cabeza, Camilo fue, además, un modelo insuperable de combatiente y de vanguardia; uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución Cubana. Un hombre de pensamiento radical y antiimperialista surgido del pueblo donde latía aceleradamente un comunista cabal. Tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor.


 "No tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del pueblo", dijo de Camilo nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. Para la inolvidable Vilma Espín, era la historia pura. Sólo hay que leer su nombre: Camilo Cienfuegos. Fue un héroe que buscó el horizonte en el ánima del fusil y el beso en los ojos de las mujeres, como el que va a morir temprano. Un hombre que se robó su propio nombre para dárselo a la Revolución. Ese fue Camilo.

Camilo Cienfuegos: Su último discurso devenido testamento político


“Tan altos y firmes como la Sierra Maestra son hoy la vergüenza, la dignidad y el valor del pueblo de Cuba en esta monstruosa concentración frente a este Palacio, hoy revolucionario, del pueblo de Cuba”. ”Tan alto como el Pico invencible del Turquino, es hoy y será siempre el apoyo de este pueblo cubano a la Revolución que se hizo para este pueblo cubano". Así lo firmó el Comandante guerrillero Camilo Cienfuegos aquel 26 de octubre de 1959. Entonces nadie imaginaba que iba a ser la última vez que se dirigía la pueblo de Cuba.


Frente al balcón del antiguo Palacio Presidencial, Camilo habló a la multitud de cubanos para denunciar la serie de bombardeos que propinaban a La Habana, aviones provenientes de los Estados Unidos, y que se habían intensificado desde el 10 de octubre de 1959 hasta el 26 de ese mes, día en que pronuncia su discurso.

En su breve discurso, expresado hace 55 años y donde puntualiza su posición inclaudicable al lado de la Revolución, de los pobres de la tierra y de su querido jefe Fidel Castro Ruz, expresó: "Porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surjan, habrán mil soldados rebeldes que estarán dispuestos a morir defendiendo la libertad.  Así, con estas enardecidas palabras hablaba el héroe de Yaguajay a su pueblo.

Considerado su testamento revolucionario, en esta su última intervención,  Camilo resaltó la firmeza del pueblo cubano y aseguró: "que no piensen los enemigos de la Revolución que nos vamos a detener, que este pueblo se va a detener... “De rodillas, de rodillas nos pondremos una vez, y una vez inclinaremos nuestra frente y será el día que lleguemos  a la tierra cubana que guarda veinte mil cubanos, para decirles: ¡Hermanos, la Revolución está hecha, Vuestra sangre no corrió en balde!”

Respecto a la fortaleza de la Revolución al contar con el apoyo mayoritario del pueblo, el legendario de la amplia sonrisa y el sombrero alón dijo:  “Porque para detener esta Revolución cubanísima tiene que morir un pueblo entero, y si esto llegara a pasar serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne: “Si desecha en menudos pedazos/ se llega a ver mi bandera algún día…/ ¡nuestros muertos alzando los brazos/ la sabrán defender todavía!”…”

Monumentos y obeliscos de Guantánamo ( Fotos )

Gracias al lente de Leonel Escalona Furones,  La Guantanamera regala a sus lectores esta fotogalería de algunos de los Monumentos y obeliscos guantanameros, sitios que perpetúan la memoria de los héroes y mártires de esta aguerrida tierra oriental....


Monumento erigido a José Martí, situado en el céntrico parque guantanamero que lleva su nombre

                            
Estatua del Mayor General Pedro Agustín Pérez... 



Mausoleo La Confianza, lugar que resguarda los restos de los mambises guantanameroscaídos en nuestras gestas libertarias


A la entrada de la ciudad de Guantánamo por la avenida que lleva su nombre un gran monumento representa la estatura y el pensamiento de Ernesto Che Guevara
 

Monumento a Camilo Cienfuegos, diseñado por el artista guantanamero Víctor Enrique Sánchez,  un monumento para el de la sonrisa amplia
 


 Obelisco a Iván Rodríguez, jefe del Movimiento 26 de Julio en Guantánamo


Obelisco de los mártires del 4 de Agosto...


A la memoria del destacado combatiente del movimiento 26 de Julio Emilio Baltazar ....


Monumento a Jesús Rodríguez Dopico, bombero muerto heroicamente en cumplimiento de su deber ...


Monumento en Playa Duaba en el municipio de Baracoa, lugar por donde desembarcaron Antonio y José Maceo y Flor Crombet  el día primero de Abril de 1895


Obelisco que rememora en Playita de Cajobabo el desembarco de José Martí, Máximo Gómez y otros patriotas para incorporarse  a la guerra necesaria


 Busto del doctor Joaquín Botey Casellas, primer médico llegado a Guantánamo


Camilo: un hombre del pueblo

En una barriada habanera, en el seno de una familia humilde  y revolucionaria, vio la luz el 6 de febrero de 1932 Camilo Cienfuegos Gorriarán, fundador del Ejército Rebelde y una de las principales figuras al triunfo de la Revolución en Cuba.
 

Fue Camilo uno de los 82 expedicionarios del yate Granma, que el 2 de diciembre de 1956, desembarcó en las costas del oriente del país con el propósito de iniciar una insurrección armada para poner fin al régimen de Fulgencio Batista. 

De barba espesa, amplio sombrero alón, fue el Héroe de Yaguajay, uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores.  La humilde extracción social de Camilo,  además de su temperamento jovial con la que sumaba amigos desde el primer encuentro, lo convirtieron desde muy temprano en uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución Cubana. 

Buen conocedor de sus hazañas militares, a Camilo Cienfuegos, lo acompañaba siempre la eterna sonrisa debajo del inseparable sombrero alón. Portador de un tremendo un carisma para dejar una huella inquebrantable entre los que lo conocieron, fue en suma, uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores.  
Tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor.  Del hombre de la sonrisa amplia dijo Ernesto Guevara de la Serna: "Fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa...  Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer."
 

Revolucionario de pies a cabeza,  y dotado de una calidad humana insuperable, fue Camilo Cienfuegos Gorriarán, además, modelo insuperable de combatiente y de vanguardia.  Era un hombre que sencillamente había surgido del pueblo, un hombre donde latía aceleradamente un comunista cabal, de sentimientos y de corazón.

Camilo: revolucionario de pies a cabeza

Es difícil escribir de un hombre como él porque ha pasado el tiempo y aún duele su pérdida. Que importa hayan pasado los años, ya suman 54 , los hombres como él, marcan un hito en la historia y están presentes en la obra de su pueblo al enfrentar día a día el peligro frente a los enemigos.Y es que Camilo Cienfuegos Gorriarán, el hombre de la eterna sonrisa, vive con nosotros, en la primera línea de combate.

Fue un hombre de alta estatura moral y sastre de oficio, portador de un temperamento jovial y una sonrisa amplia, con la que ganaba amigos desde el primer encuentro. Y este fue el aval que convirtió al señor de la Vanguardia en uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución Cubana.

"Camilo fue el compañero de cien batallas, - expresó de él, Ernesto Guevara de la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer."

Constituyó Camilo el modelo insuperable de combatiente y de vanguardia. Surgido del pueblo, disfrutaba de una convicción y poder seductor tan inmenso, que logró atrapar en sus madejas al argentino Ernesto Che Guevara, marcando una amistad tan profunda, que con el tiempo quedaría convertida en una epopeya.

Después del triunfo de la Revolución, Camilo alcanzó una intensidad sorprendente. Cuando el desleal Hubert Matos atentó contra la Revolución y hubo de frenársele, viajó a Camagüey y totalmente desarmado detuvo al traidor. Regresó a La Habana el 25 de octubre, y participó en el acto del día siguiente, para repudiar las acciones de los imperialistas y en apoyo a la Revolución. Entonces habló al pueblo.

El 27 viajó a Camagüey con el propósito de retornar hacia la capital la tarde del 28 hacia La Habana, pero nunca llegó a su destino. El avión en que viajaba desapareció. Ese día, nos dejó privados para siempre del Héroe de Yaguajay, justo cuando la Revolución comenzaba la dura y decisiva etapa de su batalla frontal contra el imperialismo yanki y la contrarrevolución interna.

Camilo tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Fue un revolucionario de pies a cabeza, modelo insuperable de combatiente y vanguardia, hombre de pensamiento antiimperialista. Era un revolucionario surgido del pueblo, un comunista cabal, de sentimientos y de corazón. Ese era Camilo.

"No tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del pueblo", expresó de él nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. Para Vilma Espín, era la historia pura. Sólo hay que leer su nombre: Camilo Cienfuegos. Fue, por sobre todas las cosas, un intachable compañero y un hombre que buscó el horizonte en el ánima del fusil y el beso, en los ojos de las mujeres.

Surgido del pueblo, disfrutaba de una convicción y poder seductor tan inmenso, que logró atrapar en sus madejas al argentino Ernesto Che Guevara, marcando una amistad tan profunda, que con el tiempo quedaría convertida en una epopeya. 


Este año se cumple el aniversario 54  de la desaparición física de aquel  hombre de la sonrisa amplia y el sombrero alón. Por ello, desde aquel momento, cada 28 de octubre los ríos, presas y lagunas de Cuba, se cubren de flores para recordar a Camilo, que era en síntesis,  mucho Camilo.

Camilo: El más brillante de los guerrilleros


El 6 de febrero de 1932 , hace ochenta años, en una humilde barriada habanera y en el seno de una familia humilde y revolucionaria, había nacido Camilo Cienfuegos Gorriarán,fundador del Ejército Rebelde y una de las principales figuras al triunfo de la Revolución en Cuba.

Camilo fue uno de los 82 expedicionarios del yate Granma, que el 2 de diciembre de 1956 desembarcó en las costas del oriente del país con el propósito de iniciar una insurrección armada para poner fin al régimen de Fulgencio Batista. Su arrojo y las hazañas que llevara a cabo en las filas del Ejército Rebelde le valieron el reconocimiento y la estima de sus compañeros de armas, entre ellos de Ernesto Che Guevara, quien lo consideró "el más brillante de los guerrilleros".

Es mito, leyenda y realidad. Tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Buen conocedor de sus hazañas militares, a Camilo Cienfuegos,lo acompañaba siempre la eterna sonrisa debajo del inseparable sombrero alón. Portador de un tremendo un carisma para dejar una huella inquebrantable entre los que lo conocieron, el Héroe de Yaguajay, fue en suma, uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores.

Camilo fue altamente estimado por su condición humilde y su carácter jovial, que le valieron el calificativo de Comandante del Pueblo, mientras atributos como la barba espesa y el sombrero alón se han convertido en símbolos distintivos para evocar su imagen.

"Camilo fue el compañero de cien batallas, - expresó de él, Ernesto Guevara de la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer."

Es mito, leyenda y realidad. Tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Su pueblo, del cual salió para eternizarse, lo venera como ser humano. Era buen conocedor de sus hazañas militares, poseedor de un carácter campechano y la eterna sonrisa del Señor de la Vanguardia debajo del inseparable sombrero alón.

Lo caracterizaban su carisma y la calidad humana. Fue el Héroe de Yaguajay uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores. Era un revolucionario de pies a cabeza, modelo insuperable de combatiente y de vanguardia; un hombre de pensamiento radical y antiimperialista surgido del pueblo donde latía aceleradamente un comunista cabal, de sentimientos y de corazón.

“¿Voy bien, Camilo? - Vas bien, Fidel “ : Una frase, una entrañable amistad


El 8 de enero de 1959, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, al frente de su columna guerrillera “José Martí”, penetraba por la puerta principal del campamento de Columbia, sede del Estado Mayor General del Ejército recién derrotado.

Allí, el líder de la Rveolución Cubana encontraba entonces una tropa amilanada, pues sus generales fugitivos de la justicia, escaparon en su mayoría hacia los Estados Unidos, donde encontraron asilo junto a sus encubridores, políticos corruptos de la tiranía batistiana.

No hubo ni un solo insulto contra el rendido, tampoco una sola frase que lesionara la dignidad de aquellos soldados y oficiales que le escuchaban. La entereza de Fidel Castro, desde los días en que fuera juzgado por los sucesos del Moncada, le dio el prestigio necesario para distinguir entre los uniformados que sirvieron a una causa injusta y los que vivían con sus manos manchadas de sangre.

“Creo que es momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. Expresó en un momento de su discurso el Comandante. “No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante, todo sea más difícil” decir la verdad es deber de todo revolucionario”, prosiguió.

Y para resaltar el papel fundamental del pueblo en la victoria contra la dictadura de Fulgencio Batista, enfatizó el líder: “Lo primero es advertir al pueblo, porque hablándole al pueblo podemos ahorrar sangre, porque aquí, antes de tirar un tiro, hay que llamar mil veces al pueblo y hablarle para que, sin tiros, resuelva los problemas”.

“(…) la opinión pública tiene una fuerza y una influencia extraordinaria (…) En la época de la dictadura la opinión pública no es nada, pero en la época de la libertad la opinión pública lo es todo, y los fusiles se tienen que doblegar y arrodillar ante la opinión pública”. Sin dejar de mirar a su pueblo, al culminar esta frase, Fidel volvió su rostro hacia Camilo Cienfuegos y le pregunta con una sonrisa plena de confianza: “¿Voy bien, Camilo? -Vas bien, Fidel, le respondió el Héroe de Yaguajay.

En ese momento quedaba sellada la expresión que enalteció para la Historia de Cuba la entrañable amistad entre el Héroe de Yaguajay y Fidel Castro. La pregunta “¿Voy bien, Camilo?, era en ese momento la interrogante que se le hiciera al brillante estratega guerrillero, al hombre que merecía la total confianza de Fidel.

Camilo Cienfuegos: Dibujar con las flores, tu sonrisa en el mar


Los ojos de Camilo

Es difícil escribir de un hombre como él. Ha pasado más de cincuenta años de su desaparición física, sin embargo, sigue por la vida marcando un hito en la historia y en la obra de su pueblo. Porque Camilo Cienfuegos Gorriarán, el hombre de la eterna sonrisa, vive con nosotros, en la primera línea de combate.

Fue un hombre de alta estatura moral y sastre de oficio, portador de un temperamento jovial y una sonrisa amplia, con la que ganaba amigos desde el primer encuentro. Este fue el aval que convirtió al señor de la Vanguardia en uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución Cubana.

"Camilo fue el compañero de cien batallas, - expresó de él, Ernesto Guevara de la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer."

Constituyó el modelo insuperable de combatiente y de vanguardia. Surgido del pueblo, disfrutaba de una convicción y poder seductor tan inmenso, que logró atrapar en sus madejas al argentino Ernesto Che Guevara, marcando una amistad tan profunda, que con el tiempo quedaría convertida en una epopeya.

Después del triunfo de la Revolución, Camilo alcanzó una intensidad sorprendente. Cuando el desleal Hubert Matos atentó contra la Revolución y hubo de frenársele, viajó a Camagüey y totalmente desarmado detuvo al traidor. Regresó a La Habana el 25 de octubre, y participó en el acto del día siguiente, para repudiar las acciones de los imperialistas y en apoyo a la Revolución. Entonces habló al pueblo.

El 27 viajó a Camagüey con el propósito de retornar hacia la capital la tarde del 28 hacia La Habana, pero nunca llegó a su destino. El avión en que viajaba desapareció. Ese día, nos dejó privados para siempre del Héroe de Yaguajay, justo cuando la Revolución comenzaba la dura y decisiva etapa de su batalla frontal contra el imperialismo yanki y la contrarrevolución interna.

Camilo Cienfuegos tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Fue un revolucionario de pies a cabeza, modelo insuperable de combatiente y vanguardia, hombre de pensamiento antiimperialista. Un revolucionario surgido del pueblo, un comunista cabal, de sentimientos y de corazón. Ese era Camilo.

"No tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del pueblo", expresó de él nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. Para Vilma Espín, era la historia pura. Sólo hay que leer su nombre: Camilo Cienfuegos. Fue, por sobre todas las cosas, un intachable compañero y un hombre que buscó el horizonte en el ánima del fusil y el beso, en los ojos de las mujeres.

Hoy como todos los años, recordamos a nuestro Camilo Cienfuegos Gorriarán, al héroe de Yaguajay. Y en su honor, todos los ríos y mares de Cuba se llenan de flores para dibujar en sus olas, la sonrisa amplia del hombre que fue por siempre nuestro Camilo.

“¿Voy bien, Camilo? - Vas bien, Fidel “


El 8 de enero de 1959, el Comandante en Jefe Fidel Castro, al frente de su columna guerrillera “José Martí”, penetra por la puerta principal del campamento de Columbia, sede del Estado Mayor General del Ejército recién derrotado.

Allí, el máximo líder de la Revolución Cubana, encuentra a una tropa amilanada, mermada, pues sus generales fugitivos de la justicia, en su mayoría escaparon hacia los Estados Unidos, donde encontraron asilo junto a sus encubridores, personajes políticos corrompidos de la tiranía batistiana.

Ni un solo insulto contra el rendido, ni una sola frase que pueda lesionar la dignidad de aquellos soldados y oficiales que le escuchan, aparecieron en su discurso a la nación. La entereza de Fidel Castro, desde los días en que fuera juzgado por los sucesos del cuartel Moncada, le dio prestigio para distinguir entre los uniformados que sirvieron a una causa injusta y los que vivían con las manos manchadas de sangre.

En un momento de su discurso, el Comandante expresa: “Creo que es momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante, todo sea más difícil” decir la verdad es deber de todo revolucionario”.

“Lo primero es advertir al pueblo, porque hablándole al pueblo podemos ahorrar sangre, porque aquí, antes de tirar un tiro, hay que llamar mil veces al pueblo y hablarle para que, sin tiros, resuelva los problemas”. Enfatizó Fidel para resaltar el papel fundamental del pueblo en la victoria contra la dictadura de Fulgencio Batista.

“Porque la opinión pública tiene una fuerza y una influencia extraordinaria (…) En la época de la dictadura la opinión pública no es nada, pero en la época de la libertad la opinión pública lo es todo, y los fusiles se tienen que doblegar y arrodillar ante la opinión pública”. Y al terminar esta frase, Fidel vuelve su rostro hacia Camilo Cienfuegos y le pregunta con una sonrisa plena de confianza: “¿Voy bien, Camilo? -Vas bien, Fidel, le respondió el Héroe de Yaguajay.

Así, quedó sellada la expresión que enalteció para la Historia de Cuba la entrañable amistad entre el Héroe de Yaguajay y Fidel Castro. La pregunta “¿Voy bien, Camilo?, era la interrogante hecha al brillante estratega guerrillero, al hombre que merecía la total confianza de Fidel.

Los ojos de Camilo


La primera vez que lo entrevisté, fue gracias a la magia del correo electrónico recurso con el que, con un solo clic, logras llegar a millones de kilómetros. Sin embargo, a seis años de aquel ciberencuentro, quiso la curiosidad que esta periodista sorprendiera al fotógrafo Perfecto Romero Ramírez en su hogar de la Calle 23 del Vedado en La Habana, para nuevamente intercambiar a cerca de este grande que fue Camilo Cienfuegos Gorriarán.

Ya tengo 74 años y nací en Cabaiguán el 25 de enero de 1936. Desde 1955 me hice fotógrafo, primero buscando una vía para vivir, luego me enamoré de mi trabajo y hasta hoy estoy activo soy fotorreportero del periódico Palante.

Comencé mi trabajo como fotógrafo haciendo retratos de bodas y quince y... en esos trajines me incorporé a la lucha contra Batista cuando me uní a los Rebeldes (Barbudos) en la Sierra del Escambray, Cabaiguán, actual provincia de Sancti Spíritus. Eran tiempos muy duros para la juventud cubana, la Revolución se hacía cada vez más fuerte y la represión más descarnada y cruel, entonces no tenía perspectivas de vida y el futuro era completamente incierto.


Recuerdo cuando conocí a Camilo Cienfuegos, fue por casualidad aquel el 24 de diciembre de 1958 en las calles de Yaguajay, cuando el movimiento 26 de julio nos reúne y plantea la necesidad de reforzar la Columna 8 Ciro Redondo, todos los que estábamos allí nos incorporarnos.

Luego, en la Comandancia de Cabaiguán, el Che envía a Camilo varios combatientes y armamentos. Al frente iba el Capitán Ángel Frías y me dice: “Vamos a Yaguajay”, e inmediatamente tomé mi maletín de las cámaras y salimos para allá. Al llegar, allí estaba el Héroe de Yaguajay, quien me trató desde el primer encuentro como si me hubiera visto durante toda la vida. Ese día entró a mi piel como un amigo, yo tenía 23 años y él, 27.

Los ojos y la mirada limpia


No lo conocía hasta entonces, sí había escuchado hablar de él. Quienes lo conocían, lo mencionaban mucho. Hasta hoy recuerdo su saludo: un fuerte abrazo y una gran sonrisa, característica en él hasta en los momentos difíciles. Era un hombre que impresionaba, llevaba el cabello oscuro, era alegre, delgado, sociable, se ganaba a la gente con facilidad. ¿Y sus ojos? Exhibían una mirada limpia, profunda.

Portador de una inteligencia natural, hablaba lo preciso, lo conciso, era inteligente, fidelista y fiel a la Revolución, además de ser un tremendo orador. En su discurso comunicativo no utilizaba palabras rebuscadas, era sencillamente un hombre que nació del pueblo y vivió sencillamente para su pueblo. El pueblo lo quería mucho. Era un hombre muy osado e intrépido. Un hombre de Verde Olivo.

Desde que conocí a Camilo, mi vida cambió y entonces siempre que necesitaba un fotógrafo, me llamaba donde estuviera. Fueron diez meses de trabajo intenso junto al Héroe, de ahí surgieron vendrían cientos de instantáneas, como también de ahí nacieron recuerdos que no se olvidan, y que me emocionan cuando pienso en ellos.


Muchas fotos suyas me han impresionado, la que está de pie cuando la Toma de Yaguajay, en la que participé con él, el júbilo de la victoria de enero del 59, la de los encuentros de Camilo con los principales jefes de la naciente Revolución y su contacto permanente con el pueblo, la de su rostro en Ciudad Libertad, y una donde está con nuestro invicto Comandante en jefe Fidel Castro, que recorrió todo el mundo, a propósito del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba.

El hecho de ser el fotógrafo que más cerca estuvo de Camilo Cienfuegos, me hace muy feliz, sin embargo, no me jacto de ello. Quiso la casualidad que éste fuera mi trabajo. Claro, guardo los negativos con amor, y ahora constituyen una verdadera fortuna. ¡Ese fue mi gran mérito: almacenar mi archivo en negativos. ¿Sabes? Era muy joven, tenía 23 años y jamás pensé que Camilo iba a morir tan pronto. En eso uno no piensa…

La pérdida

Cuando Camilo desapareció trabajaba en la revista Verde Olivo. Cuando supimos la desagradable noticia, nos movilizamos y fuimos en su busca. Lo recuerdo como hoy. Salimos un camarógrafo, un periodista y yo a buscarlo por la Ciénaga de Zapata, le preguntamos a los carboneros, nos montamos en un barco y recorrimos el río Hatibonico, Cayo Largo y los cayos de la costa sur, siempre escudriñando algún indicio de avión u otra cosa que nos relacionara con la desaparición del Héroe de Yaguajay, pero nada, para tristeza nuestra, jamás apareció.

Recuerdo con la firmeza que enfrentamos el momento en que Fidel habló para el pueblo y dijo: “Es increíble que esto haya pasado”. Fue terrible, muy duro, una pérdida irreparable, era un hombre joven, con muchas ganas de vivir y un corazón que no le cabía, de tan grande, en el pecho. En los rostros de todo el pueblo había mucha, mucha tristeza.


Todavía guardo las palabras del Che cuando expresó: “en esta lucha se muere o se triunfa si es necesario”. Pero al decir del poeta Nicolás Guillén: “Los grandes muertos son inmortales: No mueren nunca”, pensamos en Camilo, por que la idea de su muerte, nos pasa nunca por la mente, él vive en la obra de la Revolución.

El ejemplo indestructible del Héroe de Yaguajay me ha acompañado siempre, sus anécdotas, su jocosidad, su entereza revolucionaria, que constituyen artífice para la formación de las futuras generaciones que ven a Camilo como hombre de una gran estatura moral y gran valía, un hombre que dibujó con sus flores, su sonrisa en el mar.

Ha pasado mucho tiempo, cincuenta años, ya no soy aquel imberbe que hacía fotos de quince y bodas, ni aquel bisoño que publicara su primera foto en una revista Bohemia del año 1959, tampoco aquel guerrillero asustado que recibió de Camilo junto al abrazo, la amistad eterna. Perfecto Romero es un fotógrafo de pueblo que tuvo la suerte de captar con su lente, los ojos y el rostro de uno de los grandes hombres de la Historia de Cuba para hacerlo eterno, el de Camilo Cienfuegos.

Camilo se robó su propio nombre para dárselo a la Revolución


Que importa hayan pasado los años, ya suman 51 , los hombres como él, marcan un hito en la historia y están presentes en la obra de su pueblo al enfrentar día a día el peligro frente a los enemigos.Y es que Camilo Cienfuegos Gorriarán, el hombre de la eterna sonrisa, vive con nosotros, en la primera línea de combate.

Es mito, leyenda y realidad. Tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Buen conocedor de sus hazañas militares, a Camilo Cienfuegos,lo acompañaba siempre la eterna sonrisa debajo del inseparable sombrero alón. Portador de un tremendo un carisma para dejar una huella inquebrantable entre los que lo conocieron, el Héroe de Yaguajay, fue en suma, uno de los hombres más queridos entre las tropas y los pobladores.

Modelo insuperable de combatiente y de vanguardia. Surgido del pueblo, disfrutaba de una convicción y poder seductor tan inmenso, que logró atrapar en sus madejas al argentino Ernesto Che Guevara, marcando una amistad tan profunda, que con el tiempo quedaría convertida en una epopeya.

Después del triunfo de la Revolución, Camilo alcanzó una intensidad sorprendente. Cuando el desleal Hubert Matos atentó contra la Revolución y hubo de frenársele, viajó a Camagüey y totalmente desarmado detuvo al traidor. Regresó a La Habana el 25 de octubre, y participó en el acto del día siguiente, para repudiar las acciones de los imperialistas y en apoyo a la Revolución. Entonces habló al pueblo.

El 27 viajó a Camagüey con el propósito de retornar hacia la capital la tarde del 28 hacia La Habana, pero nunca llegó a su destino. El avión en que viajaba su avión desapareció y nos dejó privados para siempre, del dueño de aquella sonrisa amplia y el sombrero alón. Nos despojó de un revolucionario de pies a cabeza, de un hombre de 27 años de edad, justo cuando la Revolución comenzaba la dura y decisiva etapa de su batalla frontal contra el imperialismo yanki y la contrarrevolución interna.

Nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro dijo de él que "no tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del pueblo". Para Vilma Espín Guillois, era la historia pura. Sólo hay que leer su nombre: Camilo Cienfuegos. Fue un héroe de cien fuegos. Buscó el horizonte en el ánima del fusil y el beso en los ojos de las mujeres, como el que va a morir temprano. En otras palabras: Camilo se robó su propio nombre para dárselo a la Revolución.

Camilo: un hito en la historia de Cuba


Cincuenta años no bastan para recordar a un hombre de tan alta estatura moral como Camilo Cienfuegos Gorriarán, pues sólo su humilde extracción social de, sastre de oficio, su temperamento jovial y su sonrisa franca, con la que ganaba amigos desde el primer encuentro, lo convirtieron en uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución Cubana.

Símbolo del recuerdo de un héroe eterno de la Patria, que a través de varias generaciones se ha mantenido vivo en la memoria, Camilo marca un hito en la historia y estará presente eternamente en la obra de su pueblo. Y es que el hombre de la eterna sonrisa, vive aquí, junto a nosotros, en la primera línea de combate.

"Camilo fue el compañero de cien batallas, - expresó de él, Ernesto Guevara de la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer."

Su intensa vida revolucionaria experimentaba un acelerado proceso de maduración, cuando la muerte súbita la tronchó prematuramente a los 27 años de edad, justo cuando la Revolución comenzaba la dura y decisiva etapa de su batalla frontal contra el imperialismo yanki y la contrarrevolución interna.

Camilo Cienfuegos tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor. Revolucionario de pies a cabeza, modelo insuperable de combatiente y de vanguardia; hombre de pensamiento radical y antiimperialista; era buen conocedor de sus hazañas militares, era un revolucionario surgido del pueblo, un comunista cabal, de sentimientos y de corazón.

"No tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del pueblo", expresó de él nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. Para Vilma Espín, era la historia pura. Sólo hay que leer su nombre: Camilo Cienfuegos. Fue un hombre que buscó el horizonte en el ánima del fusil y el beso, en los ojos de las mujeres. En otras palabras: el Señor de la Vanguardia, se robó su propio nombre para dárselo a la Revolución.

Este año se cumple el aniversario 50 de la desaparición física del hombre de la sonrisa amplia y el sombrero alón. Y desde aquel momento, cada 28 de octubre los ríos, presas y lagunas, se cubren de flores para recordarlo como expresión del cariño de su pueblo, al hombre que desviste toda la ternura y sencillez. Camilo en síntesis, era mucho Camilo.