Mostrando entradas con la etiqueta cuartel Moncada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cuartel Moncada. Mostrar todas las entradas

José Martí en el Moncada

“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo su fiel a su recuerdo...¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!.

Así expresó nuestro Fidel Castro Ruz, al referirse a nuestro José Martí cuando aquel 26 de julio de 1953 cuando un grupo de jóvenes revolucionarios cubanos liderados por Fidel Castro Ruz, asaltaron los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, iluminados por las ideas del Maestro.

Para los jóvenes de la Generación del Centenario existía una razón muy poderosa: eran sencillamente, cubanos, poderosa razón para lanzarse al ataque de la segunda fortaleza del país. La presencia decisiva de José Martí en los moncadistas era una realidad tangible. Y esa fue la razón por la cual  el joven abogado Fidel, tomó en sus manos la antorcha libertaria y trazó la estrategia correcta que nos llevó a la victoria definitiva.

De hecho, su alegato de autodefensa La Historia me absolverá, posee una identidad sorprendente con el pensamiento político de nuestro Héroe Nacional. Tienen en común la posición inclaudicable contra toda forma de tiranía, el patriotismo revolucionario, el latinoamericanismo y el internacionalismo, el optimismo ante los reveses y sobre todo la defensa de las clases humildes.

José Martí y el Moncada son la armazón dialéctica del camino ético y revolucionario de una nación y sus luchas por la libertad. El Moncada mostró a Cuba el curso que seguiría la Generación del Centenario: la estrategia de lucha armada, sus bases ideológicas, sus metas, su moral revolucionaria y sus principios políticos.

Y tan grande fue el sentido ético de José Martí que bajo esa hermosa frase de Patria es Humanidad, nos legó una divisa realmente solidaria y justiciera. Sin dudas el Apóstol, dotado de una inteligencia soberana, siempre usó ese don para hacer de los pueblos de América independientes y libres. Por eso hoy el pensamiento martiano ha trascendido los límites del tiempo y es una fuente inagotable de valores patrióticos, de justicia y de dignidad humana.

El Moncada fue la obra martiana hecha realidad por la Generación del Centenario aquel 26 de julio de 1953, que no ha pasado a la historia como un hecho aislado, sino que es un vínculo de nuestro pasado con el presente y con el futuro promisorio de victoria. En el Moncada vivió nuestro José Martí y en el Moncada, se eternizó su memoria.

Abel Santamaría: el Elegido de la Revolución


“Siempre que se hace una historia se habla de un viejo, de un niño o de sí, pero mi historia es difícil:  no voy a hablarles de un hombre común.  Haré la historia de un ser de otro mundo, de un animal de galaxia. Es una historia que tiene que ver con el curso de la Vía Láctea, Es una historia enterrada Es sobre un ser de la nada…”
Esta es parte de la letra de la canción El Elegido de Silvio Rodríguez, en la cual se enaltece la valentía de Abel Santamaría Cuadrado, quien estuviera entre los jóvenes que asaltaran el cuartel Moncada aquella mañana de la Santa Ana, el 26 de julio de 1953.
Tal como escribió Silvio Rodríguez, Abel Santamaría Cuadrado, no es un hombre común, sino del Elegido, el joven que decidió su propio destino y sigue matando canallas con su cañón de futuro. Un hombre que sigue demostrando con su legado que lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida. Y esta son suficientes razones para que por siempre reconozcamos su valía.
Hijo de emigrantes españoles Abel había nacido en Encrucijada, provincia de Las Villas el 20 de octubre de 1927.  Su infancia y adolescencia, transcurrieron en el ingenio azucarero Constancia, junto a sus hermanos Haydée, Aída, Ada, y Aldo. Comenzó a laborar a los nueve años en la tienda del central, donde fue mozo de limpieza, despachador de mercancía y oficinista
A los trece, conoció al líder azucarero Jesús Menéndez, y esto lo impulsó por el camino de las ideas socialistas. Posteriormente, viaja a La Habana en busca de mejoría y alquila un apartamento en el Vedado, sitio que se convertiría en centro de reunión de los jóvenes que reclutaba Fidel. Desde allí, se forjaba la naciente Revolución.
Al producirse el golpe de estado de Batista el 10 de marzo de 1952, Abel estuvo entre los primeros en manifestar su repudio.  Junto a un grupo de jóvenes, entre ellos, Jesús Montané y Raúl Gómez García, edita el periódico clandestino Son los mismos, más tarde El Acusador. En este momento él y sus compañeros se incorporan al movimiento insurreccional organizado por el entonces abogado Fidel Castro.
Abel Santamaría y Fidel se conocieron durante los actos de recordación del 1ro de mayo de 1952; en el cementerio de Colón. Ahí Santamaría encontró a quien, como él, creía que:  "Una revolución no se hace un día, pero se comienza en un segundo".  Fidel, en cambio, conoció a quien catalogó “como el más generoso, querido e intrépido de nuestros jóvenes”.
A partir de ese momento, quedó sellada entre los dos, una extraordinaria amistad. Fidel confiaría en Abel los asuntos y tareas más importantes del incipiente grupo insurreccional. Por su modestia, confianza y disciplina, Abel Santamaría Cuadrado es elegido como Segundo Jefe del Movimiento de la Generación del Centenario. 
En esta condición, participó actividades de adiestramiento militar, preparación de las células, propaganda, búsqueda de recursos económicos, compra de armamentos y uniformes. Asume, además, la preparación del cuartel general del movimiento en la Granjita de Siboney, y del hospedaje de los revolucionarios.
La noche del 25 de julio, Abel y Fidel se reunieron con los asaltantes para exponerles sus misiones en el combate, entonces Abel diría: Es necesario que todos vayamos con fe en el triunfo; pero si el destino es adverso estamos obligados a ser valientes en la derrota, porque lo que pasó allí se sabrá algún día (...) Nuestro ejemplo merece el sacrificio y mitiga el dolor que podamos causarles a nuestros padres y demás seres queridos. ¡Morir por la Patria es vivir! “
Previo al ataque, Abel intenta una vez más convencer a Fidel de ir al lugar de mayor peligro para proteger la vida del jefe revolucionario, pero esto le fue negado: “No vamos a hacer como hizo Martí, ir tú al lugar más peligroso e inmolarte cuando más falta le haces a todos”.
Ante esta afirmación el joven abogado comprendiendo la preocupación del segundo jefe de la acción, le pone las manos sobre los hombros y determinante le manifiesta: “Yo voy al cuartel y tú vas al hospital, porque tú eres el alma de este Movimiento y si yo muero tú me reemplazarás”.
Abel Santamaría debía de tomar el hospital civil "Saturnino Lora", limítrofe al Moncada con 19 combatientes, entre ellos, Haydeé, Melba Hernández y el doctor Mario Muñoz Monroy. Pero la acción armada fracasó y cayó prisionero junto a varios compañeros, fue brutalmente torturado por los esbirros del ejército batistiano y finalmente asesinado el mismo día 26 de julio de 1953. Tenía solo 26 años y la tiranía batistiana apagaba su vida.
“Es mejor saber morir para vivir siempre”, dijo Abel a su hermana Haydee antes de ser ultimado. Con esta premisa, siempre que aludimos a la vida, pensamos en aquel joven alto y rubio, que llevaba espejuelos redondos de armadura de carey. Pensamos Abel Santamaría Cuadrado, un joven que con su muerte el 26 de julio de 1953, pasaría a la historia no solo como el Elegido de Silvio Rodríguez, sino también como el Elegido de la Revolución.

Martí, Fidel y el Moncada...



“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo su fiel a su recuerdo...¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!. Así expresó el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro después los sucesos del 26 de julio de 1953.

Nadie imaginaría entonces que el ejemplo de José Martí estuviera impregnado entre el grupo jóvenes que siguieron a Fidel en las acciones del Moncada en ciudad de Santiago de Cuba. La presencia del Héroe Nacional entre los moncadistas era una realidad visible.

Sería José Martí y sus ideas defensoras y de progreso humano, la inspiración de Raúl Gómez García, el Poeta de la Generación del Centenario, para su poema Ya estamos en combate,  leído en el alba del día 26 de julio, minutos antes de salir hacia los lugares escogidos para la acción. Este fue el aviso para el cambio de vida que precisaba Cuba.

 “Si vencemos mañana se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante. ¡Jóvenes del Centenario del Apóstol! Como en el 68 y en el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡Libertad o Muerte!”. Así se dirigió Fidel Castro a sus hombres en la Granjita Siboney.

Las ideas de José Martí en torno a la necesidad de pelear, por la vía armada o por la política contra el imperialismo, estaban vigentes en el ideario de Fidel. Por ello el joven abogado ratificó ante los Moncadistas la fidelidad ante su memoria y la decisión de continuar la lucha para lograr la verdadera independencia de la Patria.

El Moncada fue obra martiana realizada por la Generación del Centenario aquel 26 de julio de 1953. Una obra que no ha pasado a la historia como un acontecimiento aislado, sino como un vínculo de nuestro pasado con el presente. José Martí y el Moncada son la armazón dialéctica del camino ético y revolucionario de una nación y sus luchas por la libertad. El Moncada mostró a Cuba el curso que seguiría la Generación del Centenario.

Con la guía de Fidel, la Revolución construyó una sociedad de los humildes y para los humildes, con todos y para el bien de todos. Y fue con la firma de la Ley de Reforma Urbana, que el Gobierno Revolucionario declaró ante el mundo, que la Revolución Cubana había cumplido con el Programa del Moncada, contenido en La historia me absolverá con­cretados en seis puntos.

Entre estos aspectos se acumulaban los principales problemas de Cuba hacia donde había que dirigir los esfuerzos. Ellos eran el problema de la tierra, el de la vivienda, el de la industrialización, el desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo. Comenzaría en toda Cuba una gran  obra de transformaciones en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural.

Con estas transformaciones, fueron beneficiados miles de campesinos cubanos y esta fue una de las primeras manifestaciones de la voluntad política del gobierno que esta era una Revolución para los humildes. Por otra parte, la Campaña de alfabetización con el apoyo de miles de jóvenes movilizados hacia todas las zonas del país, erradicó el analfabetismo en menos de un año.

Lo cierto es que la mayoría de los cubanos no podían pagar  algunos servicios como por ejemplo el de la salud. Sin embargo, el Programa del Moncada llegó para formar médicos y ofrecerle al pueblo el derecho de atender gratuitamente sus dolencias. También se nacionalizaron las empresas y se industrializó el país.

La victoria del 26 de julio de 1953  y el cumplimiento del programa del Moncada, no fue más que el derecho de seguir defendiendo nuestro proyecto social. También fue la certeza de no renunciar jamás a los principios que nos concibe como una nación libre y soberana.



Martí vivió en el Moncada, histórico lugar que eternizó su memoria

José Martí vivió en el Moncada
El 26 de julio de 1953 un grupo de jóvenes revolucionarios cubanos liderados por Fidel Castro Ruz, asaltaron los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, iluminados por las ideas de nuestro José Martí.

No era de extrañar entonces que justo en el Año del Centenario, momento glorioso y de redención, fuera el escogido para materializar el aviso. Se imponía despertar conciencias adormecidas, llamar al combate, refundar una Cuba necesitada de hombres y mujeres fuertes para llevar hacia adelante la Revolución. 

Procesado por aquellos sucesos, el entonces joven abogado Fidel Castro expresó: “Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo su fiel a su recuerdo...¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol! Y no podía ser de otra manera. La musa estaba y se mantiene hasta hoy, en el pensamiento futurista, revolucionario y antiimperialista de José Martí. 

Para los jóvenes de la Generación del Centenario existía una razón muy poderosa, eran sencillamente, cubanos. Y ese día, se lanzaron al ataque de la segunda fortaleza del país, independientemente de que muchos tildaron a Fidel de loco porque decía que el autor intelectual de esa acción era José Martí, caído en combate por la independencia de Cuba el 19 de mayo de 1895.

El pensamiento martiano ha trascendido los límites del tiempo y hoy constituyen fuente inagotable de valores patrióticos, de justicia y dignidad humana. Por ello, su presencia entre los combatientes moncadistas era una realidad tangible, como lo había sido antes en Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y otros líderes de las luchas revolucionarias.  Entonces Fidel Castro, tomó en sus manos la antorcha libertaria y trazó la estrategia correcta que nos llevó a la victoria definitiva.

Basta leer  su alegato de defensa La Historia me absolverá, para percatarse de que como en todo el pensamiento y la acción de Fidel, hay una identidad sorprendente con el pensamiento político de nuestro Héroe Nacional. Se trata de la posición inclaudicable contra toda forma de tiranía, el patriotismo revolucionario, el latinoamericanismo y el internacionalismo, el optimismo ante los reveses y sobre todo la defensa de las clases humildes.


El Moncada fue obra martiana llevada materializada por la Generación del Centenario aquel 26 de julio de 1953. No es una obra que ha pasado a la historia como un hecho aislado, sino como un enlace histórico, un vínculo de nuestro pasado con el presente de dura lucha y con el futuro promisorio de victoria. Por eso no cabe dudas de que nuestro José Martí vivió en el Moncada, histórico lugar que eternizó su memoria y donde se rescató para siempre la dignidad nacional.

Ya estamos en Combate: aquellos versos que resonaron contra los muros del Moncada


El poema le salió del alma. Lo pensó sin pensarlo, como le sucedía cada vez que algún sentimiento se le atravesaba entre el corazón y el cerebro. Era similar a dolor incontenible, atizado por una fuerza suprema, que le cortaba la respiración y solo cedía cuando vertía el alma en el papel. Con cada poema, Raúl Gómez García sentía que moría y al instante, comenzaba a vivir otra vez.


Nadie imaginaría entonces la energía de aquellos versos calados de ideas martianas, escritos por el poeta de la Generación del Centenario. El pequeño apartamento que compartían Abel y Haydée Santamaría, en 25 y O, en el Vedado, era el puesto de mando del Movimiento y allí, en una pequeña máquina de escribir, y a dos dedos, Raúl Gómez escribió con pasión los versos de " Ya estamos en Combate".
 

El poema épico que inmortalizó a este revolucionario nacido el 14 de diciembre de 1928, vio la luz el 26 de julio de 1953, poco antes del asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba. Esa noche, las paredes de la granjita Siboney, archivaron por siempre el eco de sus palabras, cuando emocionado el joven de 24 años leyó sus versos, entonces sin nombre, de lo que pasaría a la historia como “Ya estamos en combate”. 

Los versos le sangraban desde lo más profundo del alma, como un dolor irresistible que solo cedía cuando llevaba al papel el sufrimiento por Cuba. Y aunque se haya dicho que la obra quedó inconclusa, sus mejores acordes resonaron bien alto contra los muros del Moncada, aquella mañana de la Santa Ana.
 

Fue el último poema para el primer combate. Y ahí, el poeta de la Generación del Centenario vertió su alma convencido de que no hay gesta sin himno. Era pura expresión de fortaleza y pasión a favor de los más generosos ideales, unos versos que han devenido en un binomio inherente cuando nos referimos a la gesta del Moncada o sencillamente a la vida y obra del héroe.

Enardecidos de patriotismo, los versos de Ya estamos en combate, marcaron los pasos de la generación, que no dejó morir las ideas de José Martí en el año de su centenario. Unos versos que hoy permanecen vivos en el corazón y el alma de todos los cubanos que, como en la de aquel grupo de jóvenes, honra al joven revolucionario, al mártir, al hombre de letras, al Maestro, al que fue y es por siempre el Poeta y el Periodista de la Generación del Centenario.


Poema Ya estamos en combate 
¡...........................!


Por defender la idea de todos los que  han muerto.

Para arrojar a los malos del histórico  Templo

Por el heroico gesto de Maceo,

Por la dulce memoria de Martí.
En nuestra sangre hierve el hado azaroso

De las generaciones que todo lo brindaron,

En nuestros brazos se alzan los sueños clamorosos

Que vibran en el alma superior del cubano

Ya estamos en combate......
En nombre de las madres y de los hijos de nuestra tierra heroica

En nombre del honor y del decoro que  construyó su historia

Por la estrofa magnífica del himno

«Que morir por la patria es vivir»

La libertad anida entre los pechos de los que viven hombres

Y por verla en la estrella solitaria es un  honor luchar

A la generación del centenario le caben los honores,

De construir la patria que soñara el  Maestro Inmortal.

Ya estamos en combate...... ¡Adelante!

Adelante hasta el nido superior de la gloria

Para que nazca en esta nueva aurora

La república digna y decorosa

Que fue el último anhelo de Chibás.

No importa que en la lucha caigan más héroes dignos

Serán más culpa y fango para el fiero tirano

Cuando se ama a la patria como hermoso símbolo

Si no se tiene armas se pelea con las manos.
Ya estamos en combate...... ¡Adelante!

De nuestra lucha heroica depende la Cuba verdadera

La de furia loca de Gómez y Agramonte...

La de la lucha pura de Mella y de Guiteras...

Adelante, Cubanos...... ¡Adelante!

Por nuestro honor de hombres ya estamos en combate

Pongamos en ridículo la actitud egoísta del Tirano

Luchemos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos

Sintamos en lo hondo la sed enfebrecida de la patria

Pongamos en la cima del Turquino la Estrella Solitaria.




26 de Julio en Cuba: fuente de inspiración



Fuente: AIN

El asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953, marcó un hito en la historia de Cuba y dejó su impronta en la vida de cada cubano. A pocos días del hecho vienen a nuestra mente la heroicidad de los protagonistas, su altruismo, la connotación del hecho, por su trascendencia para con la Patria. 

Aquella acción inspira múltiples tareas en el orden económico, político o social y de manera singular, atrae a compositores y artistas. La primera composición musical dedicada al histórico hecho fue el propio Himno del 26 de Julio, cuya génesis estuvo en los días previos, cuando el líder revolucionario Fidel Castro pidió a Agustín Díaz Cartaya crear una pieza para que acompañara a los asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

En entrevista concedida a medios de prensa, su autor explicó que inicialmente intituló Marcha de la Libertad al canto de combate, y tras los asaltos, le cambió una estrofa. La versión definitiva del Himno del 26 de Julio tuvo lugar en febrero de 1957, al ser musicalizado, y desde entonces estuvo presente en las cárceles, acciones combativas y trasmisiones de la emisora Radio Rebelde, desde la Sierra Maestra.

Posterior al triunfo de la Revolución cubana otros creadores han reflejado en sus obras los sentimientos que la gesta del Moncada y su significado para el futuro les sugieren. Carlos Puebla, con su singular manera de tratar los hechos más trascendentes dejó para la posteridad en sus versos: "El Moncada nos mostró/ el camino a recorrer/ y desde aquel alto ejemplo/ para nosotros siempre es 26.

La diva de la canción cubana, Omara Portuondo, dio a conocer en 1967 en el Encuentro de la Canción Política, celebrado ese año en Casa de las Américas, la composición Siempre es 26, de la autoría de Martín Rojas. Su excelente calidad vocal, vastos recursos expresivos y gran versatilidad interpretativa se unieron al lirismo de la obra para crear esa pieza inmortal.

En los años siguientes el trovador Noel Incola, al cantarle al significado del histórico hecho, dijo: "Hay un almanaque lleno de días 26", en tanto Silvio Rodríguez, en otra de sus creaciones, escribió: "Cada quien tiene su Moncada".

El propio grupo Moncada , según ha explicado su director Jorge Gómez, resumió el suceso de que la fecha del 26 de julio se espera con festejos, como el día más feliz de la patria... para regalarnos en una de sus canciones el estribillo: \"¡El 26 es el día más alegre de la historia!\"... Formas de hacer y decir de generaciones diferentes, que traslucen un mensaje común, pues el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, es fuente de inspiración permanente para los cubanos.

Raúl Castro: La generación histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos con tranquilidad

El presidente de los Consejos de Estado y Ministros, General de Ejército Raúl Castro, aseguró este viernes en su discurso por el 60 aniversario del asalto a los cuartes Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, que la generación histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos con tranquilidad y serena confianza, y que la Revolución socialista cubana seguirá siendo de los humildes, por los humildes y para los humildes.

Al recordar el principio que proclamara Fidel el 16 de abril de 1961, cuando el entierro a las víctimas del bombardeo criminal previo a la derrotada invasión mercenaria por Playa Girón, el Presidente cubano también ratificó que «esta también seguirá siendo una Revolución de los jóvenes».

Hoy más del setenta por ciento de los cubanos nació después del triunfo de la Revolución, rememoró Raúl, quien recordó que «hoy convivimos en suelo patrio varias generaciones, cada una con méritos propios según el momento histórico y las circunstancias que les ha tocado vivir».

La generación histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos con tranquilidad y serena confianza, basada en la capacidad demostrada de seguir el rumbo de la Revolución, iniciada desde la lucha de los indios y esclavos hasta nuestros días, expresó.

Como se ha explicado, dijo, está en marcha el proceso de transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades de la nación.

Pero para asegurar su éxito, jamás podrá descuidarse —como nos enseñó Fidel— la necesidad de preservar, por encima de todo, la unidad de todos los cubanos dignos, ratificó.

Raúl Castro aseguró que la ocasión era propicia para rendir merecido homenaje a los caídos durante la lucha y también a Fidel, el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, «que con su inconmovible optimismo y junto al pueblo, capaz de resistir tantos sacrificios, nos dio la victoria y situó en el mapa mundis a nuestra pequeña isla como un baluarte de la dignidad y justicia».

Rindamos honor también a la mujer cubana, madre, combatiente, compañera de sacrificios, alegrías y luchas, pidió en su discurso Raúl visiblemente emocionado, quien también tuvo palabras para las nuevas generaciones, «que continuarán defendiendo por siempre los ideales revolucionarios».

Igualmente, envió un abrazo fraternal a los valerosos luchadores antiterroristas injustamente encarcelados hace quince años en Estados Unidos, por cuyo regreso a la patria seguiremos batallando sin descanso, ratificó.

El Presidente cubano también envió su más sentido homenaje al invicto Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana de la hermana República de Venezuela, el fallecido Comandante Hugo Chávez Frías, de quien aseguró que era un discípulo adelantado de Bolívar.

En su discurso, Raúl se refirió a la firmeza y al decoro del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel, quien luego del asalto al Moncada se convirtió de acusado en acusador en el juicio a que fueron sometidos.

Recordó que el Granma vino después, cuyo desembarco fue apoyado por el alzamiento de Santiago de Cuba, dirigido por Frank País, asesinado luego cuando aún no había cumplido 23 años.

Rememoró además el revés de Alegría de Pío, el encuentro con Fidel en Cinco Palmas de Vicana, la decisiva victoria sobre la gran ofensiva batistiana contra el primer frente de la Sierra Maestra, que como dijo el Che, le quebró a la tiranía el espinazo y dio inicio a la contraofensiva.

Al expresar que habrá gloria eterna a los mártires de la Patria, y darle vivas a Fidel y a la Revolución socialista, Raúl concluyó su discurso con la famosa frase del Che Guevara: ¡Hasta la victoria, siempre!

Raúl Gómez García: El joven, el revolucionario, el poeta


El  14 de diciembre celebramos en Cuba  el Día del Trabajador de la Cultura, como homenaje a Raúl Gómez García, el austero joven revolucionario, el hombre de letras, el maestro, el que fue por siempre el Poeta y el Periodista de la Generación del Centenario, el autor del poema Ya estamos en Combate.

Sus versos le salieron del alma. Entonces no podíamos imaginar que empapados de ideas martianas y escritos por el también poeta de la Generación del Centenario, todavía retumbaran en nuestros oídos.

Lo pensó sin pensarlo, como le sucedía cada vez que algún gran sentimiento se le atravesaba entre el corazón y el cerebro. Era un dolor incontenible, excitado por una fuerza que le cortaba la respiración, y solo cedía cuando lograba verter el alma en el papel. Sentía que moría con cada nuevo verso, y al instante, comenzaba otra vez a vivir.


El poema épico que inmortalizó a este revolucionario nacido el 14 de diciembre de 1928, vio la luz el 26 de julio de 1953, poco antes del asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba. Y fue aquella noche, cuando las paredes de la granjita Siboney, archivaron por siempre el eco de sus palabras. En ese momento, emocionado el joven de 24 años leyó sus versos, entonces sin nombre, pero que sería posteriormente “Ya estamos en Combate”.


A través de sus
 versos, el joven poeta  sangraba desde lo más profundo del alma, cual un dolor indomable que solo cedía cuando plasmaba en el papel el sufrimiento por Cuba. Y aunque el  poema quedó inconcluso, lo cierto es que sus mejores acordes resonaron bien alto contra los muros del Moncada aquella mañana de la Santa Ana.

Enardecid
os de patriotismo, los versos de Ya estamos en Combate, marcaron los pasos de la generación,  que no dejó morir las ideas del Héroe Nacional José Martí en el año de su centenario, porque permanecen vivas en el corazón y el alma de todos los cubanos de hoy que, como en la de aquel grupo de jóvenes.

El fin de la subversión norteamericana es fabricar traidores


“Un grupo de jóvenes artistas y yo tuvimos la idea de crear un proyecto cultural para promocionar la obra plástica de esos jóvenes”. Así expresó el pinareño Frank Carlos Vázquez, el agente Robin de la Seguridad del Estado cubano este lunes en Guantánamo.

Durante el encuentro, el también Licenciado en Lengua inglesa, explicó la finalidad del plan de arte cubano que encabezaba en Ciudad de La Habana, proyecto que el enemigo intentó desviar y tildar de independiente y “disidente” y que recibió la visita de “oficiales diplomáticos de la Oficina de Intereses.

A ellos este proyecto les pareció muy interesante, aseveró Frank, era un proyecto independiente, alternativo y no estaba bajo la dirección de las instituciones culturales en Cuba. A partir de ese momento, comenzó un proceso de encuentros y contactos prácticamente diarios.

Este reclutamiento, explica, tenia como objetivo cardinal agrupar alrededor del Centro Cultural Independiente a un grupo de jóvenes artistas cubanos, que tenían la necesidad de ser promovidos y al mismo tiempo poder influenciar sobre su obra y su pensamiento.

Me intentaron comprar para pervertir a otros artistas y vender ideas contrarrevolucionarias a buen precio, dijo este hombre quien desde el silencio, supo salvar al pueblo de la subversión norteamericana que no tiene otro fin que fabricar traidores.

No conozco todavía un proceso social tan humano como el de Cuba, aquí todo se hace pensando en el hombre, en la calidad de vida. Cuba es una espina que tienen clavada en medio del pecho el gobierno de los Estados Unidos, por eso nunca perdonarán que sigamos haciendo cosas tan buenas con un solo recurso: El material humano, recalcó el pinareño al dar evidencia de su labor.

Hay que salir de Cuba para estimar la serenidad con que viven los ciudadanos de mi país, que a veces por ser tan natural, no sabemos valorarla, añadió Frank. Por otra parte, resaltó el espíritu solidario de los norteamericanos que mantienen una actitud digna contra el bloqueo yanqui a nuestro país, y por la liberación de los cinco héroes cubanos presos injustamente en cárceles del Imperio.

El mejor combate contra los mercenarios internos y externos, se gana solo con la obra perceptible de la Revolución. Los fabricantes de traidores olvidan que cuando tocan a la puerta de la casa de un cubano, dentro hay otra puerta que escolta sus principios, esos principios que jamás serán negociables.

Melba y Haydee: Mujeres del Moncada

Durante los más de cien años de luchas por la libertad de nuestra Patria las mujeres ha tenido un papel importante, pero la heroica acción del 26 de Julio de 1953, la cual marcó la última etapa de liberación nacional, participaron las valientes heroínas Haydeé Santamaría y Melba Hernández, presentes en las victorias alcanzadas por nuestro pueblo en la lucha insurreccional y a lo largo del proceso revolucionario.

Dotadas de una gran ternura, eran revolucionarias hasta la médula y estaban convencidas de las ideas del abogado Fidel Castro de transformar la situación económica, política y social de Cuba. Y juntas, vivieron los sucesos de las acciones previas al ataque del cuartel Moncada, segundo bastión militar del dictador Fulgencio Batista, en Santiago de Cuba.

Tenían la misión de imprimir, distribuir propaganda y de garantizar otras tareas necesarias de la organización revolucionaria, de ocupar el hospital Saturnino Lora, junto a otros compañeros, tranquilizar a los ingresados y curar a los heridos. Desde aquella trinchera estas mujeres lucharon por la libertad.

Detenidas en Santiago y condenadas a siete meses de cárcel, fueron posteriormente trasladadas a la Cárcel de Mujeres de Guanajay, en la actual provincia de La Habana y desde allí, continúan manifestándose por medio de desacato y protestas contra la tiranía al conocer de asesinatos y represión a jóvenes revolucionarios.

Al salir de la cárcel el 20 de febrero de 1954, hacen contacto con Fidel y por medio de cartas que secretamente él les hacía llegar, donde les daba instrucciones de las actividades que debían realizar. Su primera misión fue divulgar clandestinamente el mensaje “A Cuba que sufre”, y cómo editar y distribuir la Historia me Absolverá.

Esta etapa de nuestra historia quedaría salvada gracias a la ayuda de sus valientes protagonistas, devenidas ahora en insuperables combatientes clandestinas por el ferviente quehacer revolucionario que despliegan al cumplir su condena.

Haydee y Melba indicaron al resto de sus coterráneas el camino a seguir junto a todo nuestro pueblo y demostraron el infinito amor con que enfrentaron las diversas tareas orientadas por Fidel Castro, tras el triunfo revolucionario de enero de 1959.

Justamente así, eran Melba Hernández y Haydee Santamaría: mujeres sencillas. Delicadas como palomas, pero a la vez, fieras cuales leonas con sus cachorros. Eran las mujeres del Moncada

Haydeé Santamaría: Magia y amor

Haydeé Santamaría, fue la mujer cubana que, junto a Melba Hernández, participó en las acciones del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y una de las encargadas de sacar de la cárcel en forma clandestina y de recomponer, por distintas vías, La historia me absolverá, alegato de autodefensa del joven abogado Fidel Castro Ruz.

En una entrevista Haydee Santamaría a cerca del las acciones de 26 de julio de 1953, expresó: “A mí el Moncada se me reveló muy claramente cuando nació mi hijo Abel. Fueron momentos muy difíciles. Eran dolores profundísimos, eran dolores que nos desgarraban las entrañas y, en cambio había fuerzas para no llorar, no gritar o no maldecir... Porque va a llegar un hijo”.

En esta comparación, la heroína establece un paralelo entre los dos momentos difíciles para ella y acota: “ Ese fue el hijo que despertó las conciencias y puso en pie de lucha a todo el pueblo de Cuba, que señaló el camino y trazó un programa de liberación nacional que abrió a nuestra patria las puertas del socialismo”.

Intachable mujer, amó entrañablemente a sus hijos Celia y Abel y sobre todo a Ernesto Che Guevara y a Fidel Castro, con quienes participó en la trinchera de combate. Su vasta cultura la hizo ganar prestigio internacional dentro de la intelectualidad cubana que respetó por sus dotes de dirigente cabal.

Fundadora del Movimiento 26 de Julio, participó tanto en las acciones del Movimiento 26 de Julio en las ciudades como en la Sierra Maestra, fue además una de las organizadoras del levantamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba y creó el pelotón María Grajales del Ejército Rebelde en 1958 y el cual estaba compuesto íntegramente por mujeres.

Yeyé, como le decían cariñosamente, creó la Casa de las Américas, institución emblemática de la cultura cubana que la vio recorrer sus predios con la extraordinaria sencillez que caracterizara a esta revolucionaria de talla universal. Fue Haydee, sin dudas: una mujer de magia y amor.

De palomas y leonas: Melba y Haydee

A lo largo de la historia, las mujeres han desempeñado un importante rol en las diversas tareas y son varios los ejemplos de esta aseveración. Hablamos de Mariana Grajales, Ana Betancourt, Vilma Espín, Celia Sánchez y Melba Hernández del Rey y Haydee Santamaría Cuadrado, las dos únicas mujeres que participaron en el ataque al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, acción con la que comenzaba la última y definitiva etapa de la liberación de Cuba.

Las dos, estaban dotadas de una gran ternura, eran revolucionarias hasta la médula y estaban convencidas de las ideas del abogado Fidel Castro de transformar la situación económica, política y social de Cuba. Y juntas, vivieron los sucesos de las acciones previas al ataque del cuartel Moncada, segundo bastión militar del dictador Fulgencio Batista, en Santiago de Cuba.

Tenían la misión de de ocupar el hospital Saturnino Lora, junto a otros compañeros, tranquilizar a los ingresados y curar a los heridos. Desde aquella trinchera también se luchó por la libertad.
Detenidas en Santiago y condenadas a siete meses de cárcel, fueron posteriormente trasladadas a la Cárcel de Mujeres de Guanajay, en la actual provincia de La Habana y desde allí, continuaron realizando actividades para unas ves liberadas, incorporarse nuevamente a la lucha.

Haydee y Melba indicaron al resto de sus coterráneas el camino a seguir junto a todo nuestro pueblo y demostraron el infinito amor con que enfrentaron las diversas tareas orientadas por Fidel Castro, tras el triunfo revolucionario de enero de 1959.

A cerca de Haydée, expresó Melba: No voy a hablar de Yeyé..., a mí no me gusta hablar de Yeyé... Ella era excepcional, muy inteligente, muy virtuosa. Yeyé fue generosa, muy avanzada en el pensamiento político, tenía una gran inteligencia, una elevada calidad humana...

Justamente así, son Melba Hernández y Haydee Santamaría: mujeres sencillas. Delicadas como palomas, pero a la vez, fieras cuales leonas con sus cachorros. Son mujeres que guardan en sí la gloria de todos los tiempos.