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Soy Periodista, pero no he dejado de enseñar

Ya es sicóloga y tiene una nena pequeña, sin embargo, para mi es la misma adolescente que sentada en el aula de secundaria básica me decía: profe explíqueme nuevamente la oración. Verla me dio cierta nostalgia, esa nostalgia que me trasladó hasta el centro docente donde  impartí mi primera clase de Español, en el segundo año de estudios de mi primera carrera universitaria.  En su rostro, el de tantos y tantos alumnos que pasaron por mis manos.

Ha pasado mucho tiempo, pero cada vez que los veo por la calle, en algún consultorio, una escuela, en algún lugar construyendo sueños.  Los recuerdo de cuando hacía mi práctica docente en el otrora IPUEC nro 11 en el guantanamero municipio de Niceto Pérez, ahí donde hice tantas amistades que conservo hasta hoy y donde por primera vez sentimos la responsabilidad de un aula, o cuando laboré durante dos cursos en aquel lugarcito llamado La Bamba, Yateras. Ahí comencé mi vida laboral como profesora de Español – Literatura.
 
No imaginan cómo recuerdo a mis primeros compañeros de trabajo y a quienes todavía, me une una linda amistad. Miriam Asín, es profesora de un pre urbano,  Mercedes Guerra, labora en la Dirección Provincial de Educación, evoco a  Iris Gueilin, quien vive en Miami hace unos años al igual que Osbel López. También a Miriam Sobrado, Cheli, Elena, a los profes Ale Repilado, Noel Avilés, Ruperto, Angel Simón… Son tantos nombres y tanta gente linda con quienes no fue difícil convivir y compartir tantos momentos hermosos de mi vida laboral.
 
Hoy revivo además las recogidas de café en el municipio de Yateras,  claro, hay quienes piensan que jamás entré a un cafetal y se equivocan. Recuerdo  las visitas al poblado más cercano, las actividades que, junto a los estudiantes, realizábamos en la escuela y el inmenso cariño que profesaba a mis queridos alumnos, quienes cuando me encuentran por alguna calle todavía me dicen: profe, usted nos llevaba recio, pero me enseñó Español.
 
Durante muchos años disfruté del aula y aunque hoy ejerzo el Periodismo una vez que me reorientara hacia esa carrera, no he dejado de enseñar, pues esa es una profesión de la que es dificil apartarse. Por eso hoy, víspera del 22 de diciembre, Día del Educador, inclino mi frente ante mis amigos educadores y junto a ellos, veo a otros que llevan sobre sus hombros la noble misión de educar, de instruir, de enamorar, de seguir dejando por donde pasan,  imborrables huellas de su noble y humana tarea.

Educadores por siempre


Su llamada hizo que saliera de casa de mi madre hacia la mía. Al otro lado de auricular, la voz de Miriam Asín, una amiga de los años, me decía: Oye, ven para tu casa que te estoy esperando. Espérame ahí, le dije… Ver a mi amiga junto a su hijita, me dio tremendo alegrón. Como siempre y  esta vez cercano al día del Educador, nuestra conversación, nos hizo trasladar hacia La Bamba, localidad del municipio de Yateras en Guantánamo, donde inicié mi vida laboral como profesora de Español – Literatura.

No saben ustedes cómo recuerdo a todos mis primeros compañeros de trabajo. Los repaso en mi mente a uno por uno, Miriam Asín, mi amiga de marras, es profesora de la Escuela Pedagógica e Instructores de Arte,  a Mercedes Guerra, dirigente de la Dirección Provincial de  Educación, a Teresa, a Gueilin, Ale Repilado, Noel Avilés, Ruperto, Chely…, amigos, son tantos nombres y tanta gente linda con quienes no fue difícil convivir y compartir los lindos momentos en la escuela al campo.

Hoy los veo por doquier, en todos enseñanzas: prescolar, primaria, especial, secundaria, técnica profesional, adultos, universitaria, los veo hasta en los rincones recónditos dentro y fuera de Cuba. Ellos están allí, donde realmente son más útiles,  ofreciendo su sabia y haciendo realidad las ideas de José Martí, cuando expresó que: Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive.
 
En los rostros de mis amigos, educadores por siempre y ante quienes inclino mi frente, veo a otros que a lo largo de más de medio siglo han tenido la noble misión de llevar educación hasta los más recónditos lugares de Cuba y el mundo. Y es tan alta y hermosa su responsabilidad social, que este 22 de diciembre cuando celebran su día, continúan siendo huellas imborrables de la sociedad.