Orgulloso
se exhibe en Guantánamo, el Palacio Salcines, una de las edificaciones más
relevantes y significativas del casco histórico de esta ciudad oriental. Su
altivez y hermosura lo realza como la máxima expresión de la arquitectura
ecléctica construida en la segunda década del siglo XX.
El
inmueble fue diseñado por el arquitecto José Lecticio Salcines para la familia.
De hecho, es uno de sus primeros
trabajos, tras graduarse en 1913 en la Universidad de La Habana como Arquitecto e
Ingeniero Civil y Eléctrico.
Influenciada
por las corrientes des Beaux Arts ewl, Salcines
diseña y supervisa la obra hasta 1919,
fecha en que concluye el proyecto, que inicialmente concibió solo para dos
niveles, sin embargo, durante la ejecución decidió incorporarle un tercero.
La
construcción se yergue en una céntrica esquina de la villa en un lateral
esquinero casi cuadrado. En su conjunto,
está cimentado en columnas y vigas de hormigón armado, con puertas donde
resaltan líneas curvas y excelsas
esculturas, que alcanzan una extrema independencia planimétrica.
Interiores
del Palacio...
Con
veintidós metros de altura, la obra está distribuida en tres niveles. En el
primer nivel está la Galería
de Arte, sitio donde los artistas guantanameros exponen sus obras pictóricas.
El Museo de Artes Decorativas domina el segundo piso, ahí se exhiben objetos de
la familia Salcines, además de otros elementos de valor desde el punto de vista
artístico e histórico, y el tercer nivel, lo ocupa el Centro provincial de
Patrimonio. En ambos pisos, se realiza en estos momentos, una reparación
capital.
Bien
definidas está el área interior del palacio Salcines: los salones se conectan entre sí por un área
poseedora de vitrales propios de la época y lucetas de cristal policromos sobre
ventanas y puertas, para lograr la necesaria iluminación del inmueble. La edificación se inserta dentro de un nuevo estilo, lujoso, donde
predominan imágenes de alto y bajorrelieve en las esquinas y la presencia de persianas
francesas.
El edificio
acrecienta su trascendencia por el valor estético de las cenefas y pinturas
murales del interior, espacio distinguido como tal por su significación
pictórica. Resaltan las cenefas y pinturas murales de las paredes,
recreadas por el artista barcelonés Buenaventura Morando, además de adornos
decorativos de las fachadas y cornisas, salidas de las manos del artista José
María Cantalapiedra.
Los
exteriores del palacio Salcines, están acabados con un repello fino color
terracota, en tanto para los interiores, se utilizó masilla y yeso. Para la
estructura de la edificación se combinó el hormigón armado con varios aportes
constructivos de los catalanes, tales como
la esbeltez de los muros alicatados y bóvedas en la escalera, además de cubierta de viguetas y cúpulas de ladrillos.
Llama
la atención en el palacio Salcines, las fachadas este y norte, ambas concebidas
con elementos que sirven de apoyo estilístico, trabajos de alto y bajo relieve
adyacentes a la pared. Mientras, en sus interiores, se exhiben figuras humanas
en rostros y cuerpos infantiles, barandas art-nouveau imitando guirnaldas y
balconcillos. Todo un trabajo minucioso y de extrema belleza.
La Fama:
símbolo de la ciudad de Guantánamo
En
la parte alta del Palacio impresiona una cúpula diseñada al estilo neoclásico.
Es el elemento de mayor significación formal en el edificio, además de
funcionar como un mirador. Sobre la torrecilla, se erige La Fama, pieza esculpida por el italiano Américo
Chini y desde el año 1995, símbolo de la ciudad. Por esta razón, su réplica se
entrega cada año, a personalidades de la provincia y del país.
La Fama representa la figura femenina de una deidad, elemento mitológico que
según la leyenda, es hija de la esperanza, mensajera de Zeus y, a
través de su corneta, anuncia las buenas
y malas noticias. Está situada justamente frente al sitio por donde primero
sale el Sol, en esta la provincia más oriental de Cuba.
Si bien la
escultura resulta relevante por su altura y visibilidad desde distintos puntos
de la ciudad, lo es también porque es sitio de referencia para quienes llegan a
Guantánamo, desde otras provincias cubanas o desde otras latitudes del mundo.
El palacio
Salcines, es la representación más genuina del Eclecticismo
monumental guantanamero, y su arquitectura, marcó un despegue en esta incipiente urbe, caracterizada por sus calles
rectas que nos llevan de Norte a Sur y de Este a Oeste y las construcciones coloniales.
Este
majestuoso inmueble no solo atesora en sus interiores la excepcional riqueza
artística que posee, también guarda un pedazo de la historia de los corazones de
quienes habitaron y habitan esta ciudad entre ríos. El Palacio Salcines, sin
dudas, es uno de los rostros, por los que sería fácilmente reconocer, que estamos en la ciudad de Guantánamo.