Ha pasado un año, más de trescientos cincuenta días y el dolor
sigue ahí. Y duele porque la noticia fue
fuerte, estridente a tal punto que ha dejado una huella permanente en la memoria
histórica de la Humanidad. Es por ese sendero por donde vivirás por siempre, Comandante
y presidente bolivariano Hugo Rafael Chavez Frías.
Tu deceso es una de esas cosas de las que no resulta
fácil recuperarse, porque dejan una profunda huella en todas los corazones de
quienes te amaron por todo el camino de tu existencia. Y es que no esperaba el
arañero que el cáncer lo fuera a invadir tan pronto, por ello, hasta el último aliento se aferraba a su vida,
a su fé.
Un año no ha cambiado nada en los corazones de quienes te
amaron por siempre, Hugo Chávez. Estás muerto, sin embargo, sigues vivo porque
es imposible que mueran tus ideas, tu ejemplo, tu coraje, tu pensamiento
latinoamericanista e integrador, tu solidaridad con los desposeídos, tu amor
por la humanidad toda.
Ahora nos queda tu ejemplo y tu legado, eterno guerrero. Nos queda el ejemplo del Hugo Chávez hermano,
amigo, del propulsor del ALBA, de
PETROCARIBE, de la Cumbre de CELAC, donde convocaste a la unidad
latinoamericana y caribeña a continuar, pasara lo que pasara, construyendo el Socialismo.
Estás muerto, arañero, sin embargo, no puedo imaginarte inerte porque sé que seguirás arengando a tus pobladores, a la
Latinoamérica toda. Y esto ocurre, Comandante, porque continuarás recorriendo
toda tu Venezuela con esa ilimitada esperanza que te identifica, para seguir
sonriéndole a la vida, sí a esa vida a la que hace ya un año le dijiste adiós
para cabalgar hacia la inmortalidad.