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Rebelde, madre, fiel compañera y combatiente: Vilma


La agencia internacional de noticias Prensa Latina distribuyó inmediatamente el texto de la nota oficial del Gobierno Cubano. Fue aquel 18 de junio de 2007 cerca de las 4 y 15 de la tarde. Se perdía la vida de la heroína del llano y de la Sierra, de la clandestinidad junto a Frank País y la artífice de la emancipación de las mujeres cubanas. Cerraba los ojos para siempre Vilma Espín Guillois.

La legendaria Guerrillera y fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas, había nacido en Santiago de Cuba, el 7 de abril de 1930. Y aunque ya no está físicamente entre nosotros, tiene en esta, su pedazo de tierra cubana, el siempre cálido abrigo, ese que sólo convidan los hogares a los que se regresa para siempre y por siempre

Su rica sensibilidad y la formación de equipos de trabajo la trasladan a la fundación de los comedores escolares, la creación de hogares para niños sin amparo filial y la preocupación permanente por los hombres y mujeres de la tercera edad, hechos que cruzan toda una vida conferida a las profundas transformaciones políticas, sociales y culturales de la Revolución.

Patriota, Internacionalista y tierna Revolucionaria, estás junto a nosotros para encontrarte en cada mirada de la mujer trabajadora, en el rostro de la joven estudiante, de niñas, de abuelitas maestras, científicas y obreras que salen a las calles en busca de nuevos sueños.

Ninguna problemática relativa a cualquier forma de discriminación le fue ajena a la guerrillera de la clandestinidad y la Sierra, de ahí que por su protagonismo, nacieran entre otras, instituciones como las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, el Centro Nacional de Educación Sexual y los Círculos infantiles.

Han pasado tres años y aunque hoy no estés físicamente entre nosotros, no has dejado de nacer, de vivir, de crecer. Por eso sobran las razones para recordarte por siempre a ti, paradigma para todas las generaciones de cubanas, nuestra rebelde, educadora, guía, madre, fiel compañera y combatiente, Vilma Espín.

Sierra de Canasta: otra página de rebeldía guantanamera

Junto a los preparativos realizados por la Generación del Centenario con la dirección del joven abogado Fidel Castro Ruz, para el asalto al los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el 26 de julio de 1953, en Guantánamo, un pequeño grupo de jóvenes liderados por el lugareño Miguel Bertrán Bertrán lo siguieron hacia Sierra Canasta, recinto conocido como Retiro de Camarones.

El grupo, se disponía para arrojarse contra la jefatura del Escuadrón 16 de la Guardia Rural del territorio oriental, ocupar los pertrechos y alzarse en el macizo montañoso Sagua Baracoa. Aunque dispuestos a entregar sus vidas para cambiar el régimen de explotación imperante en Cuba, estos valerosos revolucionarios, carecían de un programa de lucha, sin embargo, mantenían estrechos vínculos con dirigentes estudiantiles de la talla de Serafín Soto Caballero y con luchadores ferroviarios como Julio Camacho Aguilera.

Una vez asaltados los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, Bertrán y su grupo y al percatarse de las disposiciones adoptadas por la guardia rural en el territorio, consideran que han sido sorprendidos y rápidamente resuelven alzarse en la Sierra Canasta, lugar conocido como Retiro de Camarones.

El 27 de julio de 1953, a través de la radio Bertrán conoce lo que realmente había ocurrido y decide sumarse al grupo de los sobrevivientes del asalto al Moncada en las estribaciones de la Gran Piedra, para ello, baja a la ciudad con la finalidad de reforzar a la veintena de alzados que estaban reunidos con él.

En medio de esas actividades, Bertrán fue detenido por la policía batistiana y Julio Camacho Aguilera sirve de puente al comunicarlo al soldado Ángel Luís Barrera Ricardo, quien más tarde se incorporaría al Movimiento 26 de julio y era amigo personal de Bertrán, le comunica la noticia a sus familiares.

Con el jefe del grupo detenido, sus incondicionales compañeros esconden las armas y retornan a su vida normal, debido a que las autoridades desconocían de sus actividades, así se frustraba el intento de apoyar a los combatientes del Moncada. Luego la inmensa mayoría de ellos, se incorpora al Ejército Rebelde y contribuyen de esta manera a la derrota de la dictadura de Fulgencio Batista.

El alzamiento en Sierra de Canasta, más que un mito, es una realidad histórica que nos llena de sano orgullo como cubanos. Demostró que en Guantánamo hubo temprana comprensión en reconocer la vía de la lucha armada como única solución posible, en las condiciones históricas concretas de Cuba, para el logro de los objetivos de liberación nacional y social que demandaba el país.