Cuba es noticia. Todos los ojos del mundo están
puestos en esta pequeña Isla caribeña. El Papa Francisco, Sumo
Pontífice de la Iglesia Católica y Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano,
llegó el 19 de septiembre. Y aquí, portando un mensaje de Paz,
felicidad y unión, fue recibido por cientos de cubanos para encontrarse ante
un país, donde la diversidad religiosa es parte armónica de la vida
cotidiana.
La visita del Sumo Pontífice a Cuba se realizó en un
momento notable. Este año, celebramos el aniversario 80 del
establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y la Santa Sede.
También se agasaja los cien de la solicitud de los veteranos de la Guerra
de Independencia, para que se enunciara a la Virgen de la
Caridad del Cobre como Patrona de Cuba.
El primer Papa latinoamericano llegó a Cuba en el
momento en que el país vive inmerso en un amplio proceso de
transformaciones, sin renunciar a nuestras conquistas sociales. Llegó en un
momento crucial del restablecimiento de las relaciones diplomáticas
entre Estados Unidos y Cuba, una sociedad que tiene entre sus
cimientos, la lucha por un mundo mejor.
Vivimos en una Isla mestiza en creencias y marcada por
el sincretismo que el etnólogo cubano doctor Don Fernando Ortiz definiera como transculturación. Por tanto, durante su visita, el
Papa Francisco conocerá un país de grandes mestizajes que trascienden
la mera armonía de razas, culturas, religiones y costumbres.
El Sumo Pontífice visita una nación donde congenian
las iglesias católica, evangélicas y protestantes, ortodoxas,
religiones yorubas, espiritistas, budistas, judíos y muchas más… Y esto no
es más que un botón de muestra de lo legitimado en el artículo 8 de
la Constitución de la República de Cuba: “El Estado reconoce, respeta
y garantiza la libertad de conciencia y de religión y la libertad de
cada ciudadano de cambiar de creencias religiosas o no tener ninguna,
y a profesar, dentro del respeto a la ley, el culto religioso de su
preferencia.
Francisco es el primer Papa latinoamericano en la
historia que llega a nuestro país y el tercero que visita la mayor de las
Antillas. Al igual que Brasil, Cuba, tiene la prerrogativa de haber recibido en etapas relativamente cortas, las visitas de tres papas: Juan Pablo II en 1998, Benedicto XVI en 2012 y ahora, Francisco.
Lo que difiere entre ambas naciones, es que Brasil es
evaluado el país con mayor cifra de católicos del mundo, en tanto, Cuba es una nación donde se profesa todo tipo de religiones, sin que haya
preeminencia de una sobre otra. De lo que estamos conscientes todos los cubanos, creyentes o no, es que al Papa lo recibió un pueblo
batallador, instruido, noble y solidario, un pueblo que se levanta
sobre las dificultades y anda con la frente erguida.
Su Santidad Francisco está hace dos días en esta Isla
caribeña y aún le quedan otros por vivir entre los cubanos, creyentes
o no. Sin embargo, se llevará de aquí, el recuerdo de intensas
jornadas junto a un pueblo totalmente unido y fiel a sus antecesores y
a los sentimientos patrios.
Nuestro país ha estado sometido a un férreo bloqueo
económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los
Estados Unidos, durante más de cinco décadas. Y esta es la Cuba que
visita el Papa Francisco, una nación portadora de una profunda
vocación por la justicia y que defiende sus conquistas sociales, su
cultura, identidad y raíces.
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