Votar por Cuba es otra muestra de apego a mi Revolución y a los líderes históricos. Es reafirmar ante el mundo la democracia de nuestro proceso electoral, que nace justamente en el barrio, porque es el pueblo quién decide el presente y el futuro de nuestra nación.
Votar por Cuba es un privilegio, es votar por los principios éticos y morales, es votar por la vida, por la paz, por la justicia, por la hermandad, por la sensibilidad humana. Y este acto del sufragio nos hace fuertes, íntegros para poder decidir por nosotros mismos el futuro de la Patria con la dignidad heredada de tantas y tantas generaciones de cubanos.
Votar por Cuba es gritarle a todo el mundo que avanzamos y seguiremos avanzando por el camino de perfeccionar una sociedad construida por hombres y mujeres. Es gritar que seguiremos defendiendo el futuro de una nación que apuesta cada día por un mundo mejor para todos los hombres de la Tierra.
Votar por Cuba es garantía para que en las asambleas del Poder Popular esté representada toda la sociedad cubana. Es votar por mantener nuestras conquistas sociales, por tener la educación y la salud garantizada, sin distinción de raza, sexo, creencias religiosas o filiaciones políticas.
Votar por Cuba es asegurarnos de que jamás retornen a la Isla la corrupción, los desalojos, el robo, para que se nos devuelva el territorio ilegal de la Base Naval yanqui ubicada en Guantánamo, para que se acabe el bloqueo. Por eso hoy voté por Cuba.