Cuba está de fiesta nacional. Hoy todos los cubanos celebramos el 20 de octubre de 1868, día en que las tropas mambisas al mando de Carlos Manuel de Céspedes liberaron la ciudad de Bayamo y entre la enardecida multitud de hombres, se escuchó por primera vez la letra del enérgico canto donde se jura que "morir por la Patria es vivir".
Pliegos de la época reseñan que aquel día, centenares
de pobladores enardecidos, reunidos en la Plaza, corearon la letra de lo que
devino un canto pleno a la insurrección libertadora y
la abolición de la esclavitud. Por ello, a partir del 20 de octubre de
1868, la cultura cubana se impregnó del espíritu revolucionario que caracteriza
a todos los cubanos.
Nacía el Himno de Bayamo, nuestro himno
nacional, de la inspiración del patriota y abogado cubano Perucho Figueredo. Nacía un himno de guerra y de victoria
donde se llamaba al combate y se exaltaba el sentimiento Patrio. Nacía una manifestación artística de la sangre de un pueblo que
nunca dejó de luchar por su libertad e independencia.
Desde ese instante Cultura y Nación se fundían en un
abrazo para convertirse en un concepto inseparable a lo largo de la historia de Cuba. Un concepto que
habla de música y poesía, de arte y rebeldía unidos en el fragor del combate. La trascendencia histórica,
política y social de aquella marcha patentizaba
las ansias de libertad de nuestro pueblo y la expresión legítima de arte y
cultura cubanas. Y con ello, quedaba sellada la unión entre justicia, libertad e
identidad en el destino de la nación cubana.
A partir de entonces, las ardientes
notas del Himno de Bayamo presidieron todos los actos del movimiento
independentista cubano. Y aunque ha pasado
el tiempo, nuestro himno “a cuyos acordes, en la hora más bella y solemne de
nuestra Patria, se alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres”, como
expresara nuestro José Martí, ha trascendido hasta la actualidad como símbolo de
la Patria y expresión concreta del carácter patriótico del pueblo cubano.
Por esta razón, se instituye el 20 de octubre de 1868 como el Día de
la Cultura Cubana. Con ello reconoce, en
primer lugar, la esencia de las raíces cubanas y la fecha que marcó definitivamente
el nacimiento de una nación rebelde y su identidad.