Los acompaña la alegría y las incontenibles ganas de hacer. Los caracterizan la frescura, el entusiasmo y el sentido del deber. Son estos pioneros que celosos, cuidarán las urnas donde serán depositadas las boletas por los electores y electoras, después que hayan consignado su voto por sus diputados y delegados provinciales.
Los uniformados también tienen otras responsabilidades en este proceso. Una de ellas es servir de enlace si algún elector está impedido de ir hasta el colegio por razones de enfermedad o limitación física, también acompañarán al integrante de la mesa electoral designado para visitarlo en su casa y de igual manera, ayudarán al elector que lo solicite durante su traslado hasta la urna.
El hecho de ser los pioneros quienes cuiden las urnas en Cuba, es un anticipación del derecho constitucional que les aguarda a ellos cuando lleguen a los 16 años de edad y, como electores y electoras, tendrán la oportunidad de participar en un proceso de elecciones parciales o generales, como el que acontece esta vez en Cuba, podrán proponer y resultar propuestos, nominar y ser nominados, elegir y ser elegidos.
Entonces estarán preparados para regresar a los colegios y a las urnas, como ciudadanos cubanos dotados de capacidad legal para ejercer su derecho al sufragio y decidir, mediante el voto libre y secreto quiénes serán sus delegados municipales o, como ahora, los diputados a la Asamblea Nacional y los delegados a las asambleas provinciales del Poder Popular.
