Para alegrar el alma de un amigo o amiga,
basta solo pequeños gestos. Sí, esos que sin percatarnos,
penetran en nuestros corazones y provocan un gozo sorprendente. Sin embargo…
¿has pensado las veces que hemos podido hacer feliz a alguien con un detalle, una palabra o una simple sonrisa?
A veces tratamos
de buscar la frase linda para satisfacer a un amigo, a una compañera de trabajo,
a la pareja…, sin embargo, muchas veces nos
equivocamos y nos olvidamos de esa sonrisa que falta hacia aquellas personas que queremos y que siempre nos aparta algo a nuestras vidas
Sonreír es muy saludable, es un acto
de valor, sinceridad, una muestra
de agradecimiento para sus relaciones personales. Por ello, cuando
ofrecemos nuestra sonrisa, cedemos también los motivos que tenemos para sonreír
y para dar a los que te
aman la certeza de que eres feliz.
A muchas personas se les ilumina su
rostro cuando delinean en sus labios una sonrisa. Por ello, no diga
"gracias" así, como quien lanza papeles al cesto, sino agradece
y sonríe, verás que tu imagen
cambiará a los ojos de las personas que te rodean y quieres.
Las personas que sonríen generalmente derrochan opotimismo, por tanto, se
sobreponen a las vicisitudes de la vida más rápido, son capaces de ver lo bueno dentro de lo malo, de sentir que a
pesar de vivir los reveses, todo está bien, se sobreponen y porque
dan las gracias por lo que les ha dado la vida.
No hacen falta tantos
halagos, ni sendas palabras para ser agradables, la magia está en compartir esas
pequeñas cosas que no te cuestan casi nada: la sonrisa, la alegría de vivir
cada día, y de vivir para los demás. Recuerda que para agradecer el detalle, es suficiente una sonrisa.