Inaudito. No hay otro
calificativo para el hecho. Los presos que están en la cárcel de la ilegal base
naval yanqui ubicada ilegalmente en Guantánamo, llevan más de tres meses huelga de hambre, sin
embargo, nada se vislumbra para ellos. Lo que sucede en el interior del penal, es
uno de lunares más lastimosos de la administración Obama y por ende, se ha
convertido en una crisis humanitaria a la que hay que encontrar la solución más
sabia: El cierre.
La situación del establecimiento penitenciario, fue largamente durante el cierre de la primera
campaña electoral en el 2008, cuando el presidente Barack Obama prometió que, antes del fin de su primer año de gestión, iba a cerrar la referida cárcel militar yanqui
ubicada en Guantánamo. Sin embargo, no han sobrado las oportunidades para
referirse a la intención de la administración norteamericana de clausurar el
recinto carcelario y nada, como dice la canción: El cuartito está igualito.
En torno al
tema, muy reiterativo en los últimos días, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y varios mecanismos
especiales de Naciones Unidas reiteraron recientemente al gobierno estadounidense
que “ la detención indefinida de individuos constituye una violación flagrante
del derecho internacional y es en sí misma un tratamiento cruel, inhumano y
degradante”.
Por su parte, la ONU y la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) instaron al gobierno de Estados Unidos a encarar el cierre
de la cárcel ubicada en la base naval de Guantánamo, así como “a respetar y
garantizar la vida, salud e integridad personal de los detenidos en la Base Naval de
Guantánamo, particularmente en el contexto de la actual huelga de hambre”.
Al respecto y al ser consultado en torno al tema durante una conferencia de
prensa en la Casa Blanca
el pasado 30 de abril, el presidente Barack Obama expresó: “No es una sorpresa para mí que tengamos
problemas en Guantánamo. Sigo creyendo que debemos cerrar Guantánamo”. “Es importante que comprendamos que
Guantánamo no es necesario para la seguridad de Estados Unidos. Cuesta caro, es
ineficaz y es contrario a nuestros intereses”.
Es risible, sin embargo, no nos dejamos de preguntar: ¿ Qué tiempo hay que seguir esperando para que Obama cumpla la promesa de cerrar la cárcel y la ilegal
base militar como lo reclama Cuba y el conjunto de la comunidad internacional? ¿Hasta
cuándo seguirán encerrados los detenidos que llevan ya once años en
prisión?
Estoy segura de que a estas
interrogantes, ni el propio presidente Barack Obama encontrará una respuesta, no porque no la tenga, sino porque no la quiere encontrar. Si
en su primer mandado, se jactó exhibiendo una orden que disponía la
clausura del centro de detención en un año, a la postre cedió a las presiones
de legisladores republicanos y demócratas, opuestos a la idea. Entonces… ¿de
qué hablamos si no hay fuerza moral para el cierre?...
El centro de detenciones que
Estados Unidos mantiene en territorio de Guantánamo, es una vergüenza para el
mundo, un verdadero infierno donde se pisotean groseramente los derechos
humanos. Por lo tanto, la situación que se vive dentro, no se hace esperar más, por lo tanto, este es el momento para que con solo una orden, Barack
Obama se percate definitivamente que el establecimiento carcelario pide a gritos su
definitivo cierre.
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