Dos tiros de revolver 38 penetraban su cuerpo. El joven revolucionario mientras caminaba
entonces por las calles de México junto a su inseparable compañera Tina
Modotti. Era cerca de las diez de la noche del 10 de enero de 1929 y asesinos
enviados por el dictador Gerardo Machado le disparaban por la espalda. Tenía
solo 26 años de edad y ese día decía adiós a la vida Julio Antonio Mella.
Cayó al suelo. Tina Modotti había divisado el olor a
pólvora, mientras, el joven se soltaba
de su brazo y corriendo, cruzaba hacia la acera opuesta. Ella lo alcanzó y
arrodillada junto a su lado, escuchó:
''Magriñat tiene que ver en esto... «Muero por la Revolución». Esas
fueron sus últimas palabras con las que reafirmara
entonces su disposición de darlo todo por la obra recién comenzada en Cuba.
Se perdía una de las figuras más avanzadas en el
pensamiento político latinoamericano de inicios del siglo XX y el líder
comprometido. Había caído asesinado el íntegro revolucionario, paradigma para
los jóvenes cubanos, el abanderado de la lucha contra nuestro principal enemigo
y por la revolución social.
Su principales escenario donde emprendió la vida política, fue la Universidad de La Habana y sus aulas, espacio
donde inició su lucha política, cuando en el año 1922 estalló la reforma
universitaria en Cuba. Sin embargo, no fue este sitio el único terreno donde
dejó su huella como organizador y guía, sus ideas trascendieron los marcos del recinto
universitario, sino que se vincula a la Liga Antiimperialista
de las Américas, importante instrumento de lucha en ese momento histórico y del
que se convierte en fundador en 1925.
Julio Antonio Mella funda la Universidad popular
José Martí con la finalidad de impartir
temas políticos y académicos a trabajadores, y junto a Carlos Baliño, da vida
al Partido Comunista de Cuba, organización política que aunaba a seguidores del
pensamiento marxista leninista y que Gerardo Machado cuando asumió el poder
ilegalizó junto a la FEU.
"La hora es de lucha, de lucha ardorosa; quien no
tome las armas y se lance al combate pretextando pequeños desprecios, puede
calificarse de traidor o cobarde. Mañana se podrá discutir, hoy solo es honrado
luchar. Así dijo Julio Antonio Mella en una ocasión, y con ello, exhibía otra manera de defender a Cuba y de
manifestar sus ideas.
Debido a su permanente crítica a los males sociales generados
por el dictador Gerardo Machado y la corrupción administrativa de su gobierno, el
joven revolucionario fue expulsión de la Universidad de La Habana. Por ello,
buscó refugio en México, y desde allí, persistió en su actividad política.
Entonces se convierte en miembro del Comité Ejecutivo de la Liga de las Américas y del
Partido Comunista de ese país.
Movido por el concepto de que todo tiempo futuro debe ser mejor y fiel a los preceptos martianos, la obra de Julio Antonio Mella despertó multitudes y sumó voluntades en el camino hacia una sociedad justa. Y esta es la razón por la que el legado político del joven revolucionario a quien no pudieron silenciar en las aulas universitarias, en talleres y fábricas, perdura en varias generaciones de cubanos.
Movido por el concepto de que todo tiempo futuro debe ser mejor y fiel a los preceptos martianos, la obra de Julio Antonio Mella despertó multitudes y sumó voluntades en el camino hacia una sociedad justa. Y esta es la razón por la que el legado político del joven revolucionario a quien no pudieron silenciar en las aulas universitarias, en talleres y fábricas, perdura en varias generaciones de cubanos.
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