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El 4 de agosto de 1957 Guantánamo se vistió de luto


Corría mediados del año 1957 y el enfrentamiento entre las fuerzas revolucionarias y las tropas del régimen batistiano se acrecentaba en este territorio oriental. La situación era tensa tras el asesinato de Frank País en Santiago de Cuba, por ello, el jefe nacional de las milicias clandestinas del 26 de Julio, orienta instalar una fábrica de bombas en la casa ubicada en Aguilera número 751, entre San Gregorio y Santa Rita en Guantánamo. 

Era alrededor de las 2:30 de la tarde del 4 de agosto de 1957 cuando una fuerte explosión estremeció la mitad de la ciudad. El estallido venía de la fábrica clandestina de bombas del Movimiento 26 de Julio, ubicada en la calle Aguilera N.o 751, entre Santa Rita y San Gregorio, de Guantánamo.

En el interior del inmueble estaban Gustavo Fraga, jefe pirotécnico y de la sección obrera del trabajo, Fabio Rosell del Río y Enrique Rodríguez quienes fallecieron en ese momento. Abelardo Cuza y Jesús Martín, vecinos que acudieron a ayudar a los combatientes, fueron golpeados por el ejército de la tiranía, posteriormente asesinados y sus cadáveres fueron colocados junto a los de los luchadores clandestinos. El suceso enlutó ese día de 1957 a la ciudad de Guantánamo.

Los revolucionarios habían construido allí un túnel para esconder cajas con dinamita, escopetas y doscientas libras de explosivos, además de herramientas y una romanita de farmacia donde se pesaban los componentes químicos para lograr las bombas. Estas provisiones eran para abastecer a los combatientes del Ejército Re­belde y de la lucha clandestina en otras regiones de Cuba.

Minutos antes de la explosión, Demetrio Montseny Villa, jefe del Movimiento 26 de Julio en Guantánamo, había bajado al sótano donde estaba a la fábrica de bombas para conversar con Fabio, Gustavo y Enrique. Ahí reconoció les trabajo desarrollado desde hacía una semana y los exhortó a mantener la digna actitud de aportar medios de combate para la causa. Posteriormente Villa se personó en la casa contigua donde residían otros compañeros del Movimiento y ahí lo sorprendió la explosión.

A partir del 4 de agosto del año 1959, fue proclamada la fecha como el Día de los Mártires Guantanameros. Con ello se honraba la memoria de Gustavo Fraga, Fabio Rosell, Enrique Rodríguez, Jesús Martín, Abelardo Cuza y otros hijos de esta provincia que lucharon contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Esta es la razón por la cual  cada 4 de agosto el pueblo de Guantánamo, junto a los miembros de la Aso­cia­­ción Hermanos Saíz marchan hasta el obelisco erigido a estos mártires, para honrar a los caídos. Y en el solemne lugar, protagonizan un encuentro con la canción política e inteligente, en una jornada que entre acordes y voces,  hace vibrar año tras año,  los corazones comprometidos.




El día en que se enlutaron varias familias guantanameras

Cinco días después del 30 de julio de 1957 en Santiago de Cuba, cuando sicarios de la dictadura batistiana dirigidos por José María Salas Cañizares dejaron sin vida a Frank País García y a su compañero Raúl Pujols Arencibia en el Callejón del Muro, otro hecho retumbaba en la ciudad de Guantánamo. Eran alrededor de las 2:30 de la tarde del 4 de agosto de 1957 cuando una fuerte explosión estremeció la mitad de la ciudad.

Era una imagen dantesca. Una especie de relámpago alumbró el cielo y la nube de cenizas y escombros se esparció sobre varias cuadras a la redonda de donde ocurrió el hecho. El estallido venía de la fábrica clandestina de bombas del Movimiento 26 de Julio, ubicada en la calle Aguilera N.o 751, entre Santa Rita y San Gregorio, de esta ciudad.

Los revolucionarios habían construido allí un túnel parea esconder nutridas cajas con dinamita, escopetas y doscientas libras de explosivos, además de herramientas y una romanita de farmacia donde se pesaban los componentes químicos para lograr las bombas. Estas provisiones eran para abastecer a los combatientes del Ejército Re­belde y de la lucha clandestina en otras regiones de Cuba.

En el siniestro perdieron la vida Enrique Rodríguez, Fabio Rosell y Gustavo Fraga, experimentado revolucionario que había dedicado toda su vida a la causa. Mientras, Abelardo Cuza y Jesús Martín, vecinos que acudieron al lugar para ayudar a los combatientes, fueron golpeados por el ejército de la tiranía batistiana y posteriormente asesinados. Sus cadáveres se juntaron a los de los valerosos revolucionarios clandestinos. Ese día se enlutaron varias familias guantanameras.
 

Minutos antes de la explosión, el general de brigada Demetrio Montseny Villa, jefe del Movimiento 26 de Julio en Guantánamo y testigo del hecho, había bajado al sótano donde estaba a la fábrica para dialogar con Fabio, Gustavo y Enrique, enfrascados en la ardua y peligrosa labor de preparar los explosivos.

En el intercambio con los combatientes les reconoció el trabajo realizado y les explicó las tareas que tenían por delante,al mismo tiempo, los incitó a que conservaran la digna actitud de tributar medios de combate para la causa revolucionaria.

Posteriormente Villa se personó en la casa contigua donde residían otros compañeros del Movimiento y ahí lo sorprendió la explosión. Uno de los escombros le cayó encima causándole una herida en la cabeza, por lo que fue trasladado al Centro Benéfico. Allí fue asistido por los doctores Enrique Suárez Poutuo y Francisco Roáis Fresneda, quienes lo protegieron de los sicarios del régimen dictatorial.

Por la significación histórica del lamentable incidente, a partir del año 1959, el 4 de agosto fue proclamado Día de los Mártires Guantanameros, en digno homenaje a Gustavo Fraga, Fabio Rosell, Enrique Rodríguez, Jesús Martín, Abelardo Cuza y otros hijos de esta provincia que lucharon contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Hasta el obelisco erigido a los mártires, cada 4 de agosto, el pueblo guantanamero junto a los miembros de la Aso­cia­­ción Hermanos Saíz marcha en peregrinación para recordar a las víctimas del horrendo hecho. Allí se congregan para protagonizar un encuentro con la canción política e inteligente, en una jornada de eterno compromiso moral que resguarda la memoria de quienes iluminaron el camino de nuestra total independencia.

Poesía y trova toman las calles de Guantánamo

Desde el primero de agosto y hasta el día 4, Guantánamo se viste de poesía y trova con la  XXXIX edición de la Jornada de la Canción Política, evento cultural más antiguo de la Asociación Hermanos Saíz, organización que agrupa a la joven vanguardia artística  de Cuba.

La Jornada, que anuncia  la participación de cerca de medio centenar de  creadores cubano,  está dedicada  a los mártires guantanameros, y esta edición, al 55 aniversario de la Revista Casa de las Américas y al grupo Frontera, precursor del movimiento de trovadores en la provincia de Guantánamo. 

Sobresalen en el encuentro de trova y poesía, loa cantautores Raúl Torres, junto a su grupo, Ariel Barreiro de Cienfuegos, Yasser Rodríguez, de Santa Clara, Marcos Daniel Escalona, de Isla de la Juventud, Ramón David de Santiago de Cuba, la musicóloga María Elena Vinueza, vicepresidenta de la Casa de las Américas, además de los proyectos Motivos Personales, de Ciego de Ávila, y Señales, de Las Tunas.

Habrá descargas musicales, intercambios teóricos, recitales de poesía y otras actividades en varios espacios de esta ciudad capital, que extenderá sus opciones al poblado de Caimanera, primera trinchera antimperialista de Cuba y territorio limítrofe con la base naval norteamericana y  el siempre encuentro con integrantes de la  Brigada de la Frontera  Oreden Antonio Maceo.

Suman además cafés literarios y la inauguración de dos exposiciones de Artes Plásticas y la participación  de una representación de los ganadores del Premio Calendario, el lauro más significativo que concede la Asociación Hermanos Saíz a escritores jóvenes.

Durante el certamen, se reeditará la trova más larga con los músicos invitados que quieran sumarse al atractivo acontecimiento. Mientras, la galería Pórtico de la Casa del Joven Creador exhibirá una exposición de carteles de Casa de las Américas, además de la venta de la Revista y otros libros que promueve la emblemática  institución. 

“Del Encuentro de la Canción Protesta y un nuevo modo de cantar la historia”, deviene la conferencia conferencia que ofrecerá la Vicepresidenta de Casa de las Américas, María Elena Vinueza, el lunes 3 de agosto en el Centro de Comunicación para la Cultura. Mientras, ese mismo día, en coordinación con la Casa de las Américas se presentará el documental "Nuestra Haydee", de la periodista y realizadora cubana Esther Barroso, dedicado a Haydee Santamaría, heroína del Moncada fundadora de la institución.

Especial significación tiene durante la jornada, la peregrinación en la noche del día 3 de agosto, hasta el Monumento de la calle Aguilera, lugar donde el 4 de agosto de 1957, cayeron cinco revolucionarios miembros del Movimiento 26 de Julio, dos de ellos al estallar una pequeña fábrica y almacén de explosivos, y los otros tres asesinados minutos después por militares de la dictadura de Fulgencio Batista.

Como colofón  de la XXXIX edición de la Jornada de la Canción Política,  Jornada, el día 4 de agosto, el teatro Guaso correrá sus cortinas para que el trovador Raúl Torres, autor de la conocida  canción  El regreso del amigo, dedicada al fallecido presidente de Venezuela Hugo Chavez,  ofrezca a los guantanamos  un  concierto  como cierre a un certamen que se ha convertido en un referente para los trovadores cubanos.

La Jornada de la Canción Política en Guantánamo, fue creada a inicios del año 1976, por el joven trovador guantanamero Lorenzo Cisneros, “Topete”, junto a otros afiliados de la entonces Brigada Hermanos Saíz, para recordar cada año a través de su arte,  a los mártires de Guantánamo.

El 4 de agosto de 1957 Guantánamo se vistió de luto


Corría mediados del año 1957 y el enfrentamiento entre las fuerzas revolucionarias y las tropas del régimen batistiano se acrecentaba en este territorio oriental. La situación se había tornado tensa tras el asesinato de Frank País en Santiago de Cuba, por lo que el jefe nacional de las milicias clandestinas del 26 de Julio, orienta instalar una fábrica de bombas en la casa ubicada en Aguilera número 751, entre San Gregorio y Santa Rita en Guantánamo.

Era el 4 de agosto de 1957 y aproximadamente a las 2:30 de la tarde, en dicho inmueble estalló accidentalmente una fábrica y almacén de explosivos perteneciente al Movimiento Revolucionario 26 de Julio que estremeció a la mitad de la ciudad. En su interior, estaban Gustavo Fraga, jefe pirotécnico y de la sección obrera del trabajo, Fabio Rosell del Río y Enrique Rodríguez quienes fallecieron ene ese momento.

Abelardo Cuza y Jesús Martín, vecinos que acudieron a ayudar a los combatientes, fueron golpeados por el ejército de la tiranía, posteriormente asesinados y sus cadáveres fueron colocados junto a los de los luchadores clandestinos. Este suceso enlutó ese día de 1957 a la ciudad de Guantánamo.

Demetrio Montseny Villa, jefe del Movimiento 26 de Julio en Guantánamo, minutos antes de la explosión, había bajado al sótano donde estaba a la fábrica de bombas para conversar con Fabio, Gustavo y Enrique. Ahí les reconoció el esforzado trabajo que venían desarrollando desde hacia una semana y los exhortó a que mantuvieran la digna actitud de aportar medios de combate para la causa revolucionaria.

Ha pasado 55 años de aquel lamentable incidente que enlutó a varias familias guantanameras y llenó de luto la ciudad. Por su significación histórica, a partir de 1959, el 4 de agosto fue proclamado “Día de los Mártires Guantanameros”, en digno homenaje a Fraga, Rosell, Rodríguez, Martín y Cuza, quienes perdieron sus vidas en una fábrica de bombas clandestina mientras preparaba proyectiles con que enfrentar la tiranía batistiana.