Desde el 13 de diciembre y 21 de diciembre, se realiza el XVII Mundial de la juventud y los Estudiantes en Pretoria, Sudáfrica, dedicado en esta ocasión a Nelson Mandela y Fidel Castro Ruz, dos grandes de la Historia contemporánea. Esta es la razón para que les exprese las memorias de esta periodista hoy y entonces delegada en julio de 1978, al XI Festival celebrado en La Habana, Cuba.
Cualquiera pensaría que no me acuerdo de aquel momento. Tenía entonces diez años y cursaba el quinto grado de la enseñanza primaria. La noticia se regó como pólvora: El grupo de Danza de la escuela Carlos de la Torre de Guantánamo, es delegado al XI Festival. Formaríamos parte de la delegación cultural de mi provincia a la cita juvenil.
Con profunda alegría, renovada decisión de lucha y fundado optimismo, tomamos la noticia y días antes nos comenzamos a preparar para el evento. Entre horas de ensayos y preparativos personales, los días pasaron volando. Lo recuerdo como si fuera hoy. La alegría no cabía en mi pecho de niña.
Toda Cuba vestía los colores de la flor del XI Festival. Desde todos los confines del planeta, llegaron a la entonces Ciudad de Pioneros José Martí en Tarará, 18 mil 500 jóvenes que representaron a 145 países, para compartir sus ideas, anhelos y esperanzas. Por primera vez, la fiesta juvenil del mundo dejaba el territorio europeo para celebrarse en el continente americano, justamente en Cuba.
Nuestro verde caimán se convertía en el primer país del continente americano, sede de la trascendental cita, cuando parecía que ese movimiento iba a morir y que los sueños alentados por las nuevas generaciones y las esperanzas de millones de jóvenes desaparecerían.
El 28 de julio de 1978, las principales avenidas de La Habana repletas de público, vieron pasar a las delegaciones hacia el Estadio Latinoamericano. Y aún recuerdo como entre cantos, risas, abrazos, alegría y solidaridad, precedieron, recorrimos tres kilómetros para asistir al acto inaugural, verdaderamente impresionante.
La pizarra humana conmovió a todos. Estaba formada por niños cubanos, que representaban con los colores de la bandera del XI Festival: rojo, azul, amarillo, verde y violeta, a los cinco continentes de mundo. Y allí, erguido, estaba la imponente figura de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. ¡Cuántos recuerdos imborrables de niña!
Con la consigna que cruzó el mundo como bandera de amistad: Joven del Mundo Cuba es tu casa, nuestro pueblo abrió sus puertas a 18 mil 500 jóvenes que representaron a 145 países que viajaron a la Isla para aunar voluntades y eliminar toda forma de racismo, de discriminación y por alcanzar, en busca de solidaridad, la paz y la amistad mundial.