Corría el año
1961 y la Revolución triunfante desafiaba inmensos peligros. Se habían firmado
las leyes de Reforma Agraria y Urbana; se habían nacionalizado las grandes
empresas extranjeras, los más jóvenes convertidos entonces en alfabetizadores,
recorrían todo el largo y ancho del país
llevando la luz de las primeras letras. La obra humanista de la Revolución,
echaba a andar.
Una de las tantas propuestas que engrandeció la incorporación social de las mujeres cubanas a la vida social y laboral, fue la creación por la heroína de la Sierra y el llano, Vilma Espín Guillois, de los círculos infantiles, el 10 de abril de 1961 en Cuba.
Quienes peinan
canas, cuentan que quienes compartieron aquellos días recuerdan el entusiasmo
con que la Vilma, entonces Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC),
atendió los pormenores de aquellas nuevas instituciones instauradas
para el beneficio de la madre trabajadora y la familia en general.
La experiencia
inédita del país fue con la apertura de los círculos infantiles Camilo
Cienfuegos, Fulgencio Oroz y Ciro Frías para emprender la nueva experiencia de atender a niños y niñas menores de seis años y
con ello, beneficiar la integración de la madre trabajadora a la vida habitual. La labor educativa en los Círculos Infantiles
había comenzado. La mirada de la FMC se imponía y se crearan en cada provincia
cubana, las escuelas formadoras de
educadoras de Círculos Infantiles, con el objetivo de egresar de sus aulas un personal mejor capacitado.
Es sorprendente el conocimiento que adquieren los niños
en los círculos infantiles. Y en esta noble tarea, las educadoras desempeñan
una importante labor al dotar a los pequeños de conocimientos en áreas del desarrollo como la Lengua Materna,
Nociones Elementales de las Matemáticas, Educación Física, Música, Artes
Plásticas, Análisis Fónicos… además de
facilitar el desarrollo de habilidades y capacidades para enfrentarse al
escenario escolar futuro.
El trabajo en los Círculos infantiles, durante estos 53
años, ha marcado la vida de generaciones de niños que pasan diariamente por sus
salones. Pero también ha marcado la vida de centenares de educadoras, mujeres dotadas
de amor y paciencia que hoy se multiplican en miles, para propinar en esa Inmensa casa donde se forma el futuro, tan hermosa vocación de amor maternal.