"¡Tiren, que aquí hay un hombre¡", fueron las últimas que dijera a los
torturadores Sergio González López, tras ser apresado por sorpresa
sometido a bárbaras torturas, sin embargo, ni con las vejaciones, golpes
y mutilaciones lograron arrancarle la más mínima información. A aquel
hombre de extracción humilde que en la adolescencia y siendo creyente
sincero, ingresó en el Seminario de Santiago de Cuba para ordenarse como
sacerdote, le decían "El Curita".
Nació
en Aguada de Pasajeros y aunque su inscripción señala que fue en 1922,
su hija Isabel González nos ha informado que la fecha real es el 29 de
octubre de 1921. Sergio perteneció a una familia fervientemente
católica, pero cuando llevaba más de 10 años en el seminario, se
convenció de que vocación no era la del sacerdocio, lo abandona y
comienza a trabajar.
El
intrépido joven alternaba su trabajo alternando su labor en los ómnibus
con el de una pequeña imprenta, que había pertenecido a su hermana.
Allí inicia su actividad clandestina contra la dictadura batistiana, al
imprimir distintos documentos en contra del régimen, entre ellos el
alegato jurídico-político La Historia me Absolverá, pronunciado por
Fidel Castro.
Por
sus ideas revolucionarias, en 1957 el héroe de la lucha clandestina es
detenido por la policía, golpeado y torturado. Es apresado y estando en
el Castillo del Príncipe logra escapar del centro penitenciario y
posteriormente asume la jefatura de Acción y Sabotaje en la antigua
provincia de La Habana, donde además de dirigir, toma parte en alrededor
de 20 acciones destinadas a desestabilizar el gobierno de facto.
El
Curita es nuevamente detenido el 18 de marzo de 1958, mientras llevaba a
cabo un plan mediante para crear condiciones y convocar a la Huelga
General Revolucionaria. El héroe de la lucha clandestina, fue un
combatiente de ilimitado valor, un tenaz luchador contra la sangrienta
tiranía de Fulgencio Batista y un joven casi temerario,
estaba dotado de un espíritu justiciero, carácter afable, de gran
sensibilidad humana, gran capacidad organizativa y correcta visión del
proceso que defendía.
Consiente
de la situación de extremo peligro que vivía Sergio en la ciudad, el
máximo Jefe del Movimiento 26 de Julio lo mandaba a buscar para que se
incorporara a la guerrilla en la Sierra, pero El Curita le respondió que
en esos momentos no podía abandonar La Habana, tenía en sus manos la
preparación de un gran plan insurreccional. Estaba al frente de un grupo
de hombres que le seguían con entera confianza.
El 18 de marzo cayó en una trampa que le montarían en la casa de la
calle K entre 23 y 21. El Curita fue torturado y golpeado bestialmente
durante las pocas horas que estuvo detenido. Posteriormente, junto a su
cadáver, con terribles huellas de tortura, también se hallaron los de
los revolucionarios Juan Borrell y Bernardino García.
Cuba había perdido a uno más de sus mejores hijos. La vida de Sergio
González López, “ El Curita” , uno de los jefes más connotados de acción
y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en La Habana, fue cegada con solo
34 años, tiempo que no le alcanzó para ver la obra que soñó y murió,
sin embargo, su pensamiento político quedó plasmado en el accionar
revolucionario de quien tenía por siempre, la certeza del triunfo.