Majestuoso, a 30 metros sobre el nivel
del mar, se levanta el gigante de mármol blanco. Allí, bajo el amparo celeste
y sentado, justo a la entrada del
Memorial, está el Martí gigante de 18 metros de alto, eterno celador de la tranquilidad y el
bienestar de su Cuba.
Emplazado en La Habana, en una de las áreas
más visitadas de la capital de todos los cubanos, el monumento es dedicado a
nuestro héroe nacional José Martí y se erige como eterno homenaje eterno a la
vida y obra de quien no supo ni quiso hacer otra cosa que luchar por la patria
y su plena libertad.
Atravesar el
umbral de este histórico sitio, es apreciar como sus hablan de la historia martiana desde
nacimiento el 28 de enero de 1853 hasta su muerte el 19 de mayo de 1895.
Allí, con extremo celo, se conservan páginas de su excelso pensamiento. Impresiona a su entrada el penetrante verde y el mural de cerámica veneciana que
se extiende por todo su interior. Es un
llamado a la naturaleza, a la vida, una invitación
a la armonía, a la amistad.
El memorial posee
cinco salas, las dos primeras dedicadas a divulgar la vida y obra de José Martí,
el entorno familiar donde creció, su fugaz juventud, la apagada etapa del
presidio y el destierro, sus viajes por México, Estados Unidos, Venezuela
y Europa..., la tercera, expone imágenes y
documentos relacionados con la construcción de la Plaza; la cuarta sala es el
teatro y el quinto el espacio que sirve a las exposiciones transitorias.
También encontramos documentos
relacionados con la preparación de la Guerra Necesaria,
la fundación del Partido Revolucionario Cubano el desembarco en Playitas de Cajobabo, último lugar
por donde entró nuestro José Martí a Cuba antes de su caida en combate el 19 de
mayo de 1895.
Considerado el punto más
alto de la ciudad, a 139
metros sobre el nivel del mar, tenemos el Mirador. Desde allí podemos observar toda la ciudad, de alrededor de 50 kilómetros a la
redonda, e incrustadas en
el piso, apreciamos las distancias en
kilómetros hasta las principales ciudades del mundo.
El Memorial José Martí, deviene obligada visita para todos los cubanos y también para quienes que visitan
nuestro país en busca de la sabia histórica. Su llegada hasta este gigante de mármol
blanco, es rendir tributo al Maestro, un hombre que fundió las
almas de los suyos en un mismo sentimiento de amor.