Ayer Puerto Palmas, también Cumberland o Santa Catalina del Saltadero. Hoy, con todo orgullo y colmada de historias tenemos el orgullo de llamarte: Guantánamo, esa tierra maravillosa que se iguala al resto de las principales ciudades cubanas cuando obtiene el título de villa, el primero de diciembre de 1870, hace ya 144 años.
El nombramiento por Real Decreto de la Regencia del
Reino Español, acelera el comercio, la cultura, la industria y facilita que los
criollos de la región diseñen un escudo, reflejo de sus principales productos y
particularidades: café, azúcar, miel, abundantes ríos y la bahía donde está
enclavada la ilegal base naval yanqui.
En sus más
de cien años, Guantánamo evidencia el más profundo homenaje a su historia, a su
obra labrada por más de un siglo de existencia y a su memoria, por eso hoy, sus
habitantes y todo el que la peregrina desde la fraternidad o la estancia, nos
vestimos de gala para celebrar su
cumpleaños.
Ya no es mi
Guantánamo la aldea perdida en el tiempo. Tampoco aquella ciudad a la que
relacionan directamente a la ilegal base naval yanqui que el gobierno de los Estados
Unidos mantiene en nuestro territorio naval norteamericana.
Más allá de
sus rectilíneas calles, su emblemático parque, José Martí, su iglesia, la belleza de su gente, Guantánamo
muestra atractivos que van más allá de
estos sitios ubicados en el mismo centro de la también ciudad del Guaso que hoy
escribe su propia historia, una historia que es de Cuba, que es del mundo.