Este es mi Guantánamo
Rodeada de lomas, ríos que la fertilizan y erigida entre el mar y la montaña, es Guantánamo, pedazo de tierra acogedora de inmigrantes durante toda su historia que matizan a sus moradores: blancos, negros, mestizos, indios... todo un abanico de maneras de vivir y actuar.
Surge en el siglo XIX con el empuje de los inmigrantes franco- haitianos, quienes compran el entonces hato Santa catalina, territorio menos poblado, con tierras baratas, fértiles y montañosas, propicias para los cultivos del café y el algodón, sustituido posteriormente por la caña de azúcar. Este desarrollo agrícola trajo consigo hacia esta zona a numerosos inmigrantes fundamentalmente de Cataluña, España.
En El Saltadero, una de las laderas del río Guaso, comienza el asentamiento de estos pobladores y el surgimiento de la aldea, que en sus inicios tenía como objetivo primordial ser puerto para la acogida para os frutos de las lomas, teniendo en cuenta las condiciones navegables del río para embarcaciones menores. Así surge el primer núcleo urbano en esa margen del río Guaso, corazón del comercio, donde los catalanes habían construido sus almacenes, propicio no solo por el puerto sino también por ser el paso de un lado a otro del río. Hoy constituye los alrededores del parque “24 de febrero”.
Las muestras arquitectónicas de seas décadas del siglo XIX son palpables, construcciones de puntal bajo y simétricas. Las calles, entonces, eran pocas, solo cuatro de norte a sur y más o menos igual de este a oeste, y tenían como límites naturales el río Guaso, el arroyo Rafart y las vegetaciones abundantes para la zona norte.
La aldea crecía, entonces muchos pobladores piden la creación de un templo católico y la permanencia de un sacerdote, debido a que los servicios eclesiales se hacían esporádicamente. Con esta finalidad, tres hacendados, uno cubano y dos franceses, donan gratuitamente cien varas cuadradas de un solar, actualmente el centro urbano más importante de la ciudad, el Parque José Martí, antigua Plaza de Armas.
La construcción de la Plaza y su Iglesia comienzan en 1836, pero se detiene dos años debido a la protesta de un comerciante que consideraba que estas estarían muy lejos del centro del pueblo. Así con este segundo centro urbano, la aldea comienza a extenderse hacia el norte y para finales de la década de 1840, el geómetra catalán, Jorge Sanz, planifica la ciudad.
Y así las calles aumentan en número y extensión, la última era San Rafael, limítrofe al cementerio, terreno que actualmente ocupa la secundaria Básica Pedro Agustín Pérez.
Las construcciones en su mayoría no dejaron de ser autóctonas, pero ahora más amplias, con un puntal más alto, medianeros e individuales y aunque se seguían utilizando los mismos materiales, para una mayor calidad en la terminación de las obras, se incorporaron verjas en los portales y las puertas- ventanas.
Así con el decursar del siglo XIX, el desarrollo de la aldea pasa por diferentes estadíos, en el que influyen no sólo el aumento de la población, sino hasta la infraestructura de una cuidad que se convierte en un territorio con cierta independencia, hasta alcanzar la categoría de Villa en 1870.
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