“Mostrar a mi Guantánamo como cubana y como guantanamera, es mi objetivo
como periodista que soy”. Así respondí a un colega de la prensa
extranjera mientras me entrevistara hace unos días para un documental
que sobre mi ciudad se rodara en la más oriental de las provincias
cubanas.
Y realmente es así, ser periodista es tener un alto compromiso con tu
pueblo. Además, y esto no lo digo yo, constituye un sacerdocio, una
profesión donde el ropaje, no te lo quitas y lo colocas en la percha
cuando llegas al hogar, o mientras disfruta de merecidas vacaciones.
Sencillamente porque el reportero vive y trabaja con la noticia.
Para la mayoría de los lectores, oyentes y televidentes, es fácil
reconocer el trabajo de los periodistas, fotógrafos, camarógrafos,
luminotécnicos, que día a día salen a la calle a entrevistar o
investigar algún tema de interés. Sin embargo, atrás queda el escenario
donde están los editores, sonidistas, redactores de mesa, correctores y
diseñadores… sobre quienes recae una responsabilidad enorme en aras de
hacer un trabajo cada vez más cerca de lo que necesita nuestro pueblo.
Estamos en la Jornada de la Prensa Cubana, por ello me gustaría
agasajar también a quienes trabajan en los medios digitales para que los
cibernautas se mantengan informados acerca de la realidad local, de
Cuba y el mundo. A ellos, mi respeto por su dedicación y entrega las 24
horas del día como todos los trabajadores de mi gremio.
El trabajo
del periodista, va más allá de lo que encontremos a cada paso en
cualquier lugar. En muchas ocasiones laboramos a partir de las decenas
de llamadas telefónicas de lectores y televidentes además del trajín
diario de la redacción de cualquier medio de prensa.
Otro de los
capítulos que los editores, redactores de mesa y correctores viven con
preciado esmero, es la hora de cierre de un noticiero o del periódico y
se vive con tal envergadura que en ocasiones, se impone esperar el
trabajo del periodista que llega con la primicia.
A todos quienes
comprenden, al igual que yo, el significado de este trabajo, que al
decir del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez: (… ) “Nadie
que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso
podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se
acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no
concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor
que nunca en el minuto siguiente", va este agasajo en el Día de la
Prensa Cubana.
Y este noble compromiso, es reconocido también por
los nuevos periodistas cubanos recién egresados de las Altas Casas de
Estudios, que comprenden, al igual que yo, el significado que tiene
nuestro trabajo, que no dejamos cuando salimos de la redacción y al que
doy gracias todos los días, por ejercer “el mejor oficio del mundo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario