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Guantánamo en alerta ciclónica


El Consejo de Defensa provincial en Guantánamo, hizo un llamado a actuar con responsabilidad y cuidar los bienes materiales personales y del estado, tras las lluvias asociadas a la tormenta tropical Tomás que comenzaron en Guantánamo en horas de la tarde de este jueves.

El Departamento de Pronóstico del tiempo, informó que las lluvias serán muy fuertes y localmente intensas fundamentalmente en las zonas montañosas y los municipios de Imias, Maisí y Baracoa. De cuaquier manera, las condiciones del mar se pueden tornar más complejas, fundamentalmente para la Ciudad de Baracoa.

El Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, a propósito de la tormenta tropical Tomás, decretó este jueves la fase de Alerta Ciclónica para las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba y los municipios que están al este de la provincia de Holguín, además de la Informativa para Granma y Las Tunas.

Estos territorios, están convocados a mantener la vigilancia hidrometeorológica y cumplir con las medidas previstas para la protección de la población y los recursos económicos expuestos, están llamados

Las instituciones sociales y la población, deben prestar esmerada atención a las informaciones del Instituto de Meteorología, además de cumplir con la disciplina y las orientaciones de la Defensa Civil y las autoridades de la provincia.

Zoológico de Piedras: Asombro y belleza en un ambiente natural

Entre las lomas de Boquerón de Yateras, en la provincia de Guantánamo, existe un lugar de obligada visita: El Zoológico de Piedras, situado en un espacio natural surgido de las sagaces manos del escultor Ángel Iñigo Blanco y cuya labor comparte con el hijo del mismo nombre.

A fuerza de sudor y empeño, el mentado campesino yaterano, asombró a toda Cuba cuando sacó a la palestra pública su obra artística, concebida a golpe de cincel, hacha, barreta y martillo. Claro, jamás se había visto en parte alguna, un zoológico con casi todas las especies de animales hechas de piedras.

A diferencia de los demás Zoológicos que existen en Cuba y el mundo donde se exhiben los animales en un ambiente completamente natural, en el de Piedras de Guantánamo, los protagonistas no emiten sonidos propios. Allí, entre las montañas guantanameras, devenidas praderas africanas, sólo se escucha sobre la piedra, el golpe del buril, resultado de la rica imaginación de sus realizadores.

Elefantes, serpientes, ratas, gallinas ponedoras, pavorreales, perros de caza, aves de corral, lagartijas, rinocerontes, canguros, leones, monos…, son algunas de las alrededor de 450 piezas logradas gracias al ingenio y la voluntad de estos dos Ángeles de la piedra.

Más de dos kilómetros y más de 200 escalones aguardan a los transeúntes que vienen en busca de esta maravilla natural, orgullo de los guantanameros. Y por si fuera poco, allá, en lo alto de la montaña, es sorprendente encontrar la armonía entre estos animales que cuidan con celo el entorno donde viven y se desarrollan. Verdadero asombro y belleza en un ambiente rico y natural.

Ramón López Peña: Primer mártir de la Brigada de la Fontera

Las amenazas de los marines yanquis hacia los cubanos que custodiaban las costas cubanas, los guardafronteras, se hacían más latentes. Y aquella tarde, como en otras ocasiones, los soldados estaban molestos por la actitud adoptada por nuestros combatientes del otro lado de la cerca, muy cerca del sitio donde se encuentra la Ilegal base naval Yanqui en territorio guantanamero…

Los ofendían verbalmente en tono amenazador, rastrillaban sus armas y apuntaban hacia las postas cubanas. Eran las 7:07 PM cuando la soldadesca imperial dispara una ráfaga contra los miembros de la Brigada de la Frontera.

Ante los sorpresivos disparos y el intento de refugiarse en la trinchera, el soldado Ramón López Peña es herido de gravedad, su cuerpo había sido baleado, caminaba tambaleándose y luego se derrumba. “Marines, hijos de puta, me han matado”. Fueron sus últimas palabras aquel 19 de julio de 1964. El odio de los violentos soldados norteamericanos contra la Revolución Cubana cobraba una nueva víctima.

Al caer abatido por la metralla yanqui, mientras se encontraba de guardia en el perímetro fronterizo entre el territorio de Guantánamo y la ilegal base naval, Ramón se convirtió en el primer mártir de esa unidad de las FAR, punta de vanguardia del sistema de defensa en Cuba: la Brigada de la Frontera, Orden Antonio Maceo.

Su sepelio, encabezado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, fue una magna expresión de duelo popular en Guantánamo, donde más de 50 mil pobladores enunciaron su rechazo ante el brutal crimen del imperio norteamericano.

En la ceremonia fúnebre, el General de Ejército entregó a Andrés, padre de Ramón, el carnet que lo reconocía como el primer militante de la Unión de Jóvenes Comunistas en las FAR, y disponía en su acalorado discurso: “!Que viva la paz, pero con los fusiles, cañones y tanques bien engrasados”!

Ramón López Peña había nacido en Puerto Padre, provincia de Las Tunas, en el año 1946. Era el mayor de sus hermanos y desde temprana edad se incorporó a las labores agrícolas para ayudar a la familia. Con solo 15 años se alista a las Milicias Nacionales Revolucionarias y luego a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), donde por su buena conducta en la División 50, en Mangos de Baraguá, gana el acceso a pertenecer al Batallón Fronterizo de Guantánamo donde se convirtió en su primera víctima.

Luis Ramírez López: Serenidad y voluntad de hierro

Aquella fatídica noche del 21 de mayo de 1966, sus compañeros prometieron amar con más fuerza a la Revolución y soportaron con arrojo el alevoso crimen. Habían recibido el cadáver de Luis Ramírez López, soldado de la Brigada de la Frontera Orden Antonio Maceo, alcanzado por las balas enemigas disparadas desde el otro lado de la cerca perimetral. “Marines, hijos de puta, me han matado”, fueron sus últimas palabras.

Luís se convertiría entonces en otro combatiente cubano caído a consecuencia de las constantes provocaciones que casi a diario, se lanzaban contra Cuba desde ese enclave militar, ilegalmente ocupado por el gobierno de los Estados Unidos en territorio de Guantánamo.

Había nacido el 19 de mayo de 1944, en Guisa, Granma y fue llamado a las filas del Servicio Militar Obligatorio el 25 de mayo de 1965. Sólo llevaba 11 meses en cumplimiento de su deber, cuando fue asesinado mientras realizaba la guardia en la casamata 65, instalada a 150 metros del límite este de esa mentada fortaleza norteamericana. Cubría su turno de guardia en la Brigada de la Frontera.

La exigencia, entereza y combatividad eran cualidades que, junto a su jovialidad, predominaban en Luis. También lo acompañaban su serenidad y voluntad de hierro, además de la simpatía hacia sus compañeros, quienes reclamaban cubrir la posta con él, de ahí la indignación que ocasionara en ellos el vil asesinato del camarada.

A raíz del alevoso crimen, un portavoz del pentágono, trató de justificar lo ocurrido al alegar que el suceso se produjo dentro del perímetro de la Base Naval Norteamericana y expresó, entre otras falsedades, que el combatiente “traspasó la cerca que limitaba la Ilegal Base Naval y después huyó”, razón por la cual un centinela de la infantería le provocó la muerte.

Respecto a esta afirmación y para dar firme respuesta a esos falsos planteamientos, nuestro Comandante en jefe Fidel Castro Ruz, subrayó: “Nosotros no podemos caer en actos y provocaciones que no hemos realizado jamás y de los cuales sí hemos sido víctimas sistemáticamente durante años, y por otra parte, no vamos a abandonar la custodia de nuestro territorio".

Fueron muchas las especulaciones que se tejieron en torno al asesinato del joven soldado, sin embargo, el argumento fue desmentido cinco días después cuando 30 periodistas de 16 países visitaron la Brigada de la Frontera y allí, en conferencia de prensa, los corresponsales de varias agencias noticiosas, conocieron lo relacionado con el homicidio y comprobaron, la falsedad de las imputaciones al verificar que la sangre vertida por el combatiente todavía se apreciaba en la casamata donde resultara herido.

Conmoción, repudio, rabia y odio, caracterizaban a Cuba ante la pérdida de Luis Ramírez López, cuyos restos mortales yacen en el panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del cementerio de Santa Ifigenia en la provincia de Santiago de Cuba.

Y es que ninguna riqueza, por inmensa que sea, podría devolver la vida de los caídos durante el cumplimiento del deber, como tampoco los más de 50 años de victorias bastan para sentirnos cada vez más comprometidos con Cuba y su Revolución victoriosa.