Cada 23 de abril se celebra el Día del idima Español para recordar
la muerte de Miguel de Cervantes y Saavedra, autor de El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha obra cumbre de las letras y la lengua
españolas. Y por casualidades históricas, este día fallecen además, William Shakespeare,
padre de la lengua inglesa y el Inca Garcilaso de la Vega, representante
de las letras hispanoamericanas.
Hoy rendimos honor a la lengua materna,
introducida en Cuba cuando los españoles colonizaron América y consigo, trajeron el látigo y las lágrimas, pero junto a ellos, nuestro idioma,
tesoro inapreciable para la comunicación entre todas las personas que
hablen español independientemente del país.
La lengua española es una de las tres
más habladas en el mundo y su práctica se ha extendido en casi todos los
continentes. Actualmente,
más de 495 millones de personas hablan el español, que tiene su punto
de partida en el latín vulgar que se propagó en España a finales del
siglo III d. C. Es el idioma que más se estudia en países no
hispanohablantes de América, Europa y Asia.
El
idioma, elemento importante y herramienta esencial para el logro de una
correcta comunicación entre los seres humanos, es además de un medio de
comunicación, identidad y cultura. Por tanto, debe de ofrecérsele los
más exquisitos cuidados con la finalidad de mantenerla hermoso y digno, a
pesar de que en ocasiones, se le agrede y maltrata.
El
correcto uso del idioma Español hace que nos comprendernos mejor, por
la enorme riqueza cultural que supone una lengua en la cual nos
expresamos a diario más de 500 millones de personas en más de una veintena de
países. Sin embargo… Me pregunto, ¿hacia dónde van las palabras de ricos
significados que desaparecen a diario por la sencilla razón de que
algunos hablantes las empobrecen o las mal utilizan en la comunicación?
Muchas son las personas que estropean el idioma utilizando frases
chabacanas y sin sentido, elementos claros de falta de cultura. Por ello, nuestro
país está enfrascado en elevar el nivel
cultural de sus habitantes. Por tal razón, es una nota discordante que personas
mal habladas, irrumpan nuestros oídos con locuciones carentes de respeto
y distantes de las normas del buen comportamiento social.
Por lo tanto, como bien dijera Roberto Fernández Retamar, es momento
de “atender cuidadosamente las modificaciones que cada generación trae
consigo y hace evolucionar”, y eso no será obligación solo de “esa
pequeña parte de la lengua que es la Academia”, sino de todo el que hace
del idioma un reflejo de su propio espíritu, una ofrenda a los demás.
El
respeto por los valores que identifican al ser humano más instruido, es
premisa para nuestro país. La celebración de este día de Idioma, debe
ser incentivo para motivar y estimular en toda la población, un mejor
empleo de nuestra lengua. Nadie queda exento de esta responsabilidad, por lo tanto, se impone defender nuestra lengua materna y contribuir al
cuidado de que cada palabra se pronuncie perfecta y precisa.