Como un acto calificado de represivo, brutal y violento, fue calificado en algunos artículos que circularon en Internet el repudio masivo que se realizara el pasado 10 de octubre, en una vivienda ubicada en la calle Carlos Manuel nro 351 esquina al 6 norte, donde reside con su familia el disidente Rogelio Tavío López, delegado provincial del Partido Democrático 30 de noviembre en Guantánamo.
"Aquí en mi casa hay un niño de 9 años, que le dieron un piñazo en el ojo. Un niño,un niño de nueve años", señalaba Tavío vía telefónica, mientras el acto de repudio continuaba ese mismo día. Ante esa aseveración, me pregunto: ¿cómo pueden tomar a un inocente niño de solo nueve años para defender sus propios intereses?
Las imágenes hablan por sí solas, y constituyen un testimonio gráfico de lo sucedido en el sitio de marras: en una de las fotografías este niño aparece con el rostro completamente sano. Y digo más: para el gobierno cubano es una responsabilidad inmensa el cuidado de un menor. Es totalmente inaudito tomar a un niño para tamaña infamia.
La policía detuvo a un disidente y ha utilizado spray lacrimógenos, están golpeando las rejas de la casa intentado entrar en la vivienda y han roto los cristales de las ventanas”, fue además, parte de la conversación que sostuviera Tavío con Payá Sardiñas, coordinador nacional del Movimiento Cristiano de Liberación.
De 46 años de edad y desocupado, Rogelio Tavío, porta un antecedente delictivo que va desde que fuera penado por el delito ilegal de tráfico de drogas, ocasionar lesiones menos graves y leves hasta ser procesado por desorden público.
Con un historial tan "sumamente admirado" para quienes trabaja, Rogelio Tavío es un delincuente que, desde su vivienda y a través de un teléfono celular informara a Oswaldo Payá Sardiñas, una realidad tergiversada de los hechos que ocurrieron el día 10 de octubre en las afueras de su vivienda.