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Fumar: Un mal que afecta a todos

Más de 5 000 personas mueren cada año en Cuba a consecuencia del tabaquismo, principal responsable de los tumores malignos en el sistema respiratorio. Y este es motivo es suficientemente fuerte para que cada 31 de mayo se celebre el Día Mundial sin Fumar, iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, que sirve a muchos adictos como punto de partida para dejar el nocivo vicio y principal epidemia prevenible en nuestro planeta.

Disímiles razones conllevan al hábito de fumar fundamentalmente en los jóvenes. Unos lo hacen por seguir el mal ejemplo de compañeros de aula, otros de sus padres, hermanos, de artistas, por querer parecerse a los adultos...o sencillamente, por experimentar lo novedoso. Aunque es una decisión totalmente personal, la mayoría de los fumadores se creen con el derecho expandir el humo del cigarro encima de quienes le rodean, y esto no debe ser.

Es necesario promover el respeto hacia quienes no tienen este hábito y se convierten, indudablemente, en fumadores pasivos.No bromeo cuando digo que no me acerco a nadie que fume. El fumar, además de representar un placer para algunos, como dice la letra una canción, constituye el acto de exponerse a una muerte lenta y sigilosa y esto es lo que debemos evitar. Adicción al fin, comprendo que resulta trabajoso abandonarlo, pero si hay que tener certeza de a qué nos exponemos.

No bromeo cuando digo que no me acerco a nadie que fume. No soporto que fumen cerca de mí, es necesario promover el respeto hacia quien no fuma, pues la mayoría de las personas que fuman se creen con el derecho de expandir el humo del cigarro encima de quienes le rodean, y esto no debe ser, hay que respetar las individualidades. 

Fumar, además de representar un placer para algunos, como dice la letra una canción, constituye el acto de exponerse a una muerte lenta y sigilosa, no solo en quienes tienen esa adicción sino también en las que comparten la convivencia y se convierten, indudablemente, en fumadores pasivos.

Aspirar el humo del tabaco provoca la aparición entre otros, de cáncer de pulmón, nasal, esófago, estómago, páncreas, hígado, riñón, uréter, vejiga… y se asocia a afecciones del corazón, cerebro vasculares, y respiratorias. El hábito de fumar afecta a todos y trae a la persona infinidades de consecuencias, entre ellas, a empeorar la memoria, retrasa el crecimiento y el desarrollo sexual, trae dificultades en la apariencia externa y perjudica la cavidad bucal.  

El hábito de fumar destruye y no sólo a usted, afecta además a quienes le rodea, ya sea en el hogar o fuera de este.  Para dejar de fumar sólo se necesita una cosa, fuerza de voluntad y esa está solamente en usted. Entonces medite, y, al menos hoy, no fume,  pero mañana y los días que estén por venir...,  tampoco es bueno que enciendas tu cigarrillo.

Cuando sea grande, voy a fumar


No, amigo lector, la frase que da título al trabajo nada tiene que ver conmigo, sino con una amiga de la infancia que cuando éramos adolescentes siempre me decía: “Cuando sea grande voy a fumar”. Sin embargo, el tiempo pasó y Jadilly, que es el nombre de mi amiga de marras, jamás se ha puesto un cigarro en la boca.

Ahora comprendo que la afirmación por lo totalmente desconocido, no era más que cosas de la adolescencia, de esa etapa tan linda de la vida y momento de las dudas e incomprensiones, que en ocasiones traen consigo se imiten comportamientos poco saludables como por ejemplo, el hábito de fumar.

Y este motivo es suficientemente fuerte para que cada 31 de mayo se celebre el Día Mundial sin Fumar, iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, que sirve a muchos adictos como punto de partida para dejar el nocivo vicio y principal epidemia prevenible en nuestro planeta.

Giro mi atención en los jóvenes y las disímiles razones que conllevan a que fumen. Unos lo hacen por seguir el mal ejemplo de compañeros de aula, otros de sus padres, hermanos, de artistas, por querer parecerse a los adultos...o sencillamente, por experimentar lo novedoso.

Aunque es una decisión totalmente personal, la mayoría de los fumadores se creen con el derecho expandir el humo del cigarro encima de quienes le rodean, y esto no debe ser. Es necesario promover el respeto hacia quienes no tienen este hábito y se convierten, indudablemente, en fumadores pasivos.

No bromeo cuando digo que no me acerco a nadie que fume. El fumar, además de representar un placer para algunos, como dice la letra una canción, constituye el acto de exponerse a una muerte lenta y sigilosa y esto es lo que debemos evitar.

Adicción al fin, comprendo que resulta trabajoso abandonarlo, pero si hay que tener certeza de a qué nos exponemos. Aspirar el humo del tabaco provoca la aparición entre otros, de cáncer de pulmón, nasal, esófago, estómago, páncreas, hígado, riñón, uréter, vejiga… y se asocia a afecciones del corazón, cerebro vasculares, y respiratorias. Entonces medite, y, al menos hoy, no fume y quizás mañana, tampoco encienda su cigarrillo.

Fumar…Una muerte silenciosa


Cuando era una adolescente, una amiga de la infancia siempre me decía: “Cuando sea grande voy a fumar”. Claro, el tiempo pasó y Jadilly que es el nombre de mi amiga de marras, jamás se ha puesto un cigarro en la boca, nada, cosas de esta etapa tan linda de la vida y a su vez, tan complicada.

La adolescencia es la edad de las dudas, hecho que provoca que en ocasiones se imiten comportamientos poco saludables, por ejemplo: el hábito de fumar. Los jóvenes fuman por varias razones, unos por seguir el mal ejemplo de compañeros, de padres, hermanos, de artistas, por querer parecerse a los adultos, por simple curiosidad o sencillamente por experimentar algo nuevo.

El hábito de fumar trae a la persona infinidades de consecuencias, entre ellas, a empeorar la memoria, retrasa el crecimiento y el desarrollo sexual, trae dificultades en la apariencia externa y perjudica la cavidad bucal. En los varones provoca cambios morfológicos en la calidad de los espermatozoides y disminuye la potencia masculina.

No bromeo cuando digo que no me acerco a nadie que fume. No soporto que fumen cerca de mí, es necesario promover el respeto hacia quien no fuma, pues la mayoría de las personas que fuman se creen con el derecho de expandir el humo del cigarro encima de quienes le rodean, y esto no debe ser, hay que respetar las individualidades.

Fumar, además de representar un placer para algunos, como dice la letra una canción, constituye el acto de exponerse a una muerte lenta y sigilosa, no solo en quienes tienen esa adicción sino también en las que comparten la convivencia y se convierten, indudablemente, en fumadores pasivos.