Guantánamo, la más oriental de las provincias cubanas, se localiza a unos mil kilómetros de la capital de la Isla, y tiene un contraste en su entorno que incluye zonas casi desérticas muy próximas a la exuberante vegetación de las montañas. Con 99 por ciento de su territorio cubierto por montañas, Guantánamo muestra con frecuencia áreas de tierras pedregosas, calcinadas, de vegetación rala y abundantes cactus, a los cuales contraponen verdes cañaverales y bosques.
En la provincia se localiza la Reserva Ecológica Hatibonico, con un área de más de cinco mil hectáreas, en la cual se encuentran elevaciones conocidas como los Monitongos, caracterizadas por un alto endemismo de la flora y la fauna.
En parte de Guantánamo y la vecina provincia de Holguín está el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, con paisajes típicos y únicos en el país, que contemplan una vegetación de bosque húmedo tropical en las montañas del sistema Sagua-Baracoa y la zona costera del norte, donde predominan las playas de arenas grises, bahías de bolsa y desembocaduras de ríos.
Los estudios muestran la existencia de un centenar de especies vegetales exclusivas de la región, así como 64 de aves -de ellas 12 endémicas-, constituyendo el último refugio del carpintero real, y entre los mamíferos, del manatí. Sin embargo, el mayor atractivo de la provincia está en la villa de Nuestra Señora de Baracoa, ciudad primada de Cuba fundada por el Adelantado Diego Velázquez en 1512, distinguida por el carácter afable de sus pobladores y la belleza de una urbe rodeada de costas abruptas, follajes, montañas y ríos.
Primera capital de la Isla Grande, toma su nombre de un vocablo aborígen que significa "existencia de mar", en franca alusión de sus pobladores originales a una presencia de ambiente marinero por todos lados, en contraste con las montañas y arterias fluviales.
Bajo el constante asedio de piratas y corsarios, que la incendiaron, incluso, en 1652, la colonia española creó en Baracoa un sólido sistema de defensa, que incluye los fuertes de La Punta, Seboruco y Matachín, así como los torreones de Joa y Caguase. La villa fue la primera de la Isla en contar con iglesia parroquial, con el atractivo adicional de presentar a pocos metros de su entrada un busto del indio Hatuey -símbolo de rebeldía- y guardar en su interior la "Cruz de Parra", colocada en tierra cubana por el navegante genovés Cristóbal Colón en diciembre de 1492.
Baracoa se ubica entre las escasas regiones del país donde sus aborígenes se dispersaron en las montañas y lograron sobrevivir en alguna medida a los rigores de la colonización, lo cual permite descubrir en los rasgos de los habitantes de hoy las huellas de sus antepasados. la ciudad se aprecian las formas de "La Bella Durmiente", montaña casi esculpida, que en su superficie muestra el cuerpo de una mujer tendida al sol, acompañada por el famoso Yunque de Baracoa, la más célebre de las alturas de la provincia y que ha devenido símbolo de la ciudad.
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