La presión popular había impuesto a la tiranía la amnistía de los jóvenes de la Generación del Centenario, quienes de inmediato dieron vida orgánica al movimiento.
Entonces julio de 1956 marcó un giro en la actividad de Fidel y los futuros expedicionarios.
En medio de la persecución constante de la tiranía Batistiana y las limitaciones materiales, se imponía el entrenamiento y el acopio de recursos, además de la decisión de cumplir la máxima del líder revolucionario cuando expresó: "En el 56 seremos libres o seremos mártires."
Frank País desde Santiago de Cuba y en todo el país una generación de intrépidos combatientes clandestinos crean condiciones para apoyar el anunciado desembarco y llevar el combate a planos superiores. En la Sierra Maestra el Ejército Rebelde se consolida y demuestra sus crecientes posibilidades combativas. En los llanos y ciudades los combatientes mantienen en vilo a las fuerzas represivas y responden con golpes contundentes los asesinatos y la barbarie del régimen.
Al igual que en la región oriental, en el centro de Cuba se incrementan las acciones del Movimiento 26 de Julio, de hecho, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular, unas semanas después recibirán a las columnas invasoras comandadas por Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara.
Era 1959, la Patria ha sido liberada y las medidas de beneficio asoman el proceso de profundas cambios socio-económicas expuestos en el programa del Moncada. Entonces el anuncio del Líder resultó el delirio. Desde la tribuna, situada en la parte alta de la Biblioteca Nacional, la figura de nuestro Comandante, en medio de la interminable algarabía de un millón de cubanos, cerraron un capítulo de opresión y abrieron uno que resultaría trascendental para la nación.
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