Por: Norelys Morales Aguilera
El viernes 11 de junio de 2010 el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, fue informado por las autoridades cubanas de la liberaron de un preso enfermo y el traslado de otros seis a prisiones cercanas a sus domicilios en el marco de un diálogo con la Iglesia Católica, según Prensa Latina.
Este anuncio coincidía con un encuentro del Ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, con Miguel A. Moratinos, Ministro de Relaciones Exteriores de España, país que ocupa la presidencia semestral de la UE (Unión Europea) y representantes de la Comisión Europea y de la Secretaria general del Consejo de la UE.
El Canciller cubano reiteró la disposición de Cuba al diálogo con esa comunidad, la voluntad de Cuba de mantener una relación respetuosa, que obligatoriamente pasa porque la UE reconozca y trate a Cuba en igualdad de condiciones, y reiteró que la injerencista y unilateral Posición Común de la Unión Europea hacia Cuba, constituye el principal obstáculo para la normalización plena de las relaciones, según comunicó la Cancillería Cubana.
La concurrencia del jefe de la diplomacia cubana a la reunión en París respondió a una invitación de la parte europea para un encuentro Ministerial de diálogo político con la troika de la Unión Europea, como continuidad al iniciado en octubre del 2008.
Sin embargo, la polución informativa (y desinformativa también) pasa por alto que la llamada “posición común” fue acomodada a solicitud de Washington por dudosos personajes como José María Aznar rindiéndole pleitesía los guerreristas y a la mafia terrorista de Miami. El pretexto empleado fue la sanción justa a quienes trabajaban por “acelerar el proceso hacia una Cuba democrática”, bajo el mandato de los planes agresivos de Bush.
Desde el 2003 a la fecha a 23 reclusos se les ha concedido licencia extrapenal en atención a sus padecimientos de salud. La intervención de la Iglesia católica en la Isla está justificada por su actitud respetuosa y madura, sin injerencias ni presiones, conforme a su misión en la sociedad.
Vale recordar que no son los tiempos en que la Iglesia Católica en Cuba condenó al comunismo, ni en que los marxistas consideraban a los religiosos como enemigos del cambio social progresivo. El Cardenal Ortega Alamino al explicar las gestiones de los prelados, ha recordado que el Papa Pablo VI dijo que el "Diálogo es el nuevo nombre de la Paz".
Pero, hay quienes no quieren ni concordia ni paz, atacando tanto al Cardenal como a las autoridades cubanas encabezadas por el presidente Raúl Castro. Los que no se beneficiarían con dialogar no paran en azuzar la confrontación.
Molesta que la Iglesia, con su actuar respetuoso, haya desplazado a quienes pretendían ser los voceros de un supuesto diálogo. La situación actual demuestra la voluntad del gobierno de liberar prisioneros o encontrar soluciones sustentadas en la ley. Resulta enaltecedora para la nación cubana la sabiduría de dialogar en dignidad.
De los dos sucesos que coincidían el viernes próximo pasado se podría colegir: Cuba no requiere de la UE para solucionar sus asuntos internos. Ni amos, ni amenazas, ni chantajes, ni limosnas. Ya debiera saberlo la Unión o la Desunión europea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario