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Antonio Guiteras: un hombre que nació para morir combatiendo al enemigo




Antonio Guiteras
El 22 de noviembre de 1906, en en Montgomery, Pensilvania, EE.UU, llegaba al mundo un hombre que, al decir de  Ernesto Guevara de la Serna " ... Fue la expresión de las masas enardecidas que trataban de realizar la verdadera revolución... Ese día abría los ojos a la vida, Antonio Guiteras Holmes.

De padre  cubano y madre norteamericana, Calixto Guiteras y María Teresa Holmes, Antonio se traslada a Cuba a la edad de 7 años. Se entrega dedicadamente a los estudios y con esta formación se  forjó un joven íntegro, que,  al ingresar al bachillerato, mostraría profunda sensibilidad por la realidad política que vivía el país. No estuvo ajeno a la Reforma Universitaria, ni tampoco a la agitación estudiantil encabezada por Julio Antonio Mella, de hecho, se  interesó profundamente en ella.

Las puertas de la Universidad de la Habana le abre sus puertas en  septiembre de 1924  y egresa de ella como Doctor en Farmacia tres años después.  Posteriormente formó parte del Directorio Estudiantil Universitario donde tuvo una destacada labor política revolucionaria. Fue un destacado combatiente popular, organizador,  dirigente y el principal organizador de la insurrección armada del 29 de abril de 1933.

Tuvo destacada participación en el llamado Gobierno de los Cien Días que ocupó la presidencia de la nación desde el 10 de septiembre de 1933 hasta el 15 de enero de 1934. Dentro de dicho gobierno, Guiteras desempeñó las secretarías de Gobernación, Guerra y Marina, y fue además, promotor de las leyes progresistas de carácter verdaderamente revolucionario que se dictaron en ese período.

Entre las medidas enérgicas y radicales de carácter popular y antiimperialista que adoptara el joven,  estaban la implantación de la Jornada Laboral de 8 horas, la Autonomía Universitaria, la creación del sistema de seguros y retiros para los obreros, la formación de los tribunales para juzgar a los machadistas y la disolución de los partidos “políticos” que laboraban con la tiranía.

A estas se suman otras como:  la instauración de la Secretaría del Trabajo, el reparto de tierras a campesinos, la rebaja de los precios a los artículos de alta necesidad, la intervención de la Compañía Norteamericana de Electricidad, la incautación de bienes robados por la tiranía y la depuración de la deuda contraída fraudulentamente con banqueros de Miami. 

Por sus actividades políticas, tras el Golpe de Batista en Enero de 1934, 
Antonio Guiteras, es perseguido por los esbirros. Fue un hombre y revolucionario cabal que  supo poner sus conocimientos y su actividad profesional al servicio de la causa revolucionaria.

Temerario, indoblegable, austero, lúcido, apasionado, generoso, Antonio Guiteras funda en marzo de 1935  la Joven Cuba, junto a la cual prosiguió su lucha contra los gobiernos cubanos y que respondían a los intereses de los Estados Unidos y donde se trazaban los objetivos y tareas de una Revolución de liberación nacional, agraria, democrática y antimperialista.

Meses más tarde, tras una delación el 8 de mayo, cae asesinado en el Morrillo, Matanzas, junto al venezolano Carlos Aponte, por las tropas del gobierno Batista-Caffery-Mendieta. Tras su pérdida irreparable, Raúl Roa, expresó: " nació para morir combatiendo al enemigo, y con su muerte,  "se perdió la figura más empinada, el ánimo mejor templado, la voluntad más indomeñable, el brazo más enérgico y el espíritu más puro del movimiento nacional revolucionario".

Antonio Guiteras y Carlos Aponte entre las paredes de El Morrillo



Una delación frustró los planes y fueron sorprendidos por los sicarios de la tiranía batistiana. Todo estaba dispuesto para la salida hacia México. Hubo un fuerte enfrentamiento y en desigual combate, aquel amanecer del ocho de mayo de 1935, entre las brisas del mar y arrecifes en El Morrillo en Matanzas, se perdía la vida de Antonio Guiteras Holmes y junto a él, al venezolano Carlos Aponte, a quien conociera durante los preparativos de su marcha para México.
 

“Yo no me dejo coger vivo”, fueron las últimas palabras que se le escucharon al líder de Joven Cuba. Y allí, entre aquellas paredes, quedaron los cuerpos aniquilados. Una bala de rifle le rompía el corazón a Antonio Guiteras Holmes, aquel joven de 29 años y en breve, la metralla extinguía además, la vida del venezolano Carlos Aponte.
 

Antonio Guiteras Holmes, de enérgica figura y lo más puro del movimiento nacional revolucionario cubano, había nacido en Filadelfia en 1906, pero su familia se establece en la primera década del siglo XX en la ciudad de Pinar del Río y años después, ingresa en la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Habana.
 

De sus padres, recibió una educación que luego influyó en el desempeño de su vida política en el país. Elocuente fue su participación en el Directorio Estudiantil Revolucionario, contra la prórroga de poderes para frenar el aplazamiento del brutal régimen de Gerardo Machado.
 

También participó en la preparación de otro levantamiento y la creación de la Unión Revolucionaria, sitio desde donde proclama su “Manifiesto al pueblo de Cuba” y sentencia: “Solo la fuerza incontrastable, producto de la unión de los hombres honrados (…) puede lograr que este movimiento sea una verdadera revolución”.
 

Destronada la dictadura Machadista, el 12 de agosto de 1933, Antonio Guiteras asume la Secretaría de Gobernación en el llamado Gobierno de los 100 días. Se convertiría el altivo joven en el exponente más radical del heterogéneo gabinete al proclamar un conjunto de leyes y disposiciones de gran impacto social,entre ellas,  el establecimiento de salarios fijos, la aplicación de la jornada de ocho horas en la industria azucarera, la rebaja del precio de artículos de primera necesidad y la legalización de los sindicatos.
 

La más elemental de aquellas disposiciones, fue la intervención el 14 de enero de la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad y la reducción del 45 por ciento en el precio de sus tarifas. Claro, tal providencia no simpatizó a los yanquis pues lesionaba directamente sus bolsillos.
 

El clandestinaje fue inevitable para Guiteras, se imponía su directa participación en  actividades revolucionarias en contra de la dictadura. Entonces fundó la Joven Cuba, cuya estructura estaba diseñada para llevar a cabo la lucha guerrillera y de células en las ciudades y donde esbozó un programa de reformas dirigido a beneficiar a la mayoría de la población.
 

Los valerosos hombres, paradigmas de América latina, buscaron refugio en El Morrillo. Allí esperaban la llegada del yate Amelia  para salir rumbo a México,  con el objetivo de organizar en esa nación una expedición para reemprender la lucha contra el gobierno reaccionario y entreguista existente en Cuba.

Y fueron justamente entre aquellas paredes de El Morrillo, donde se escuchó por última vez hace 80 años al líder de la Joven Cuba cuando expresó: "Yo no me dejo coger vivo", y en respuesta al caraqueño: "Compay, antes de rendirnos, nos morimos". 


“Yo no me dejo coger vivo”


“Yo no me dejo coger vivo”, fueron las últimas palabras que se le escucharon al líder de Joven Cuba. Allí quedaron los cuerpos aniquilados. Una bala de rifle le rompía el corazón a Antonio Guiteras Holmes, aquel joven de 29 años y en breve, la metralla extinguía la vida del venezolano Carlos Aponte.

Antonio Guiteras Holmes, había nacido en Filadelfia en 1906, pero su familia se establece en la primera década del siglo XX en la ciudad de Pinar del Río y años después, ingresa en la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Habana.

De sus padres, recibió una educación que luego influyó en el desempeño de su vida política en el país. Elocuente fue su participación en el Directorio Estudiantil Revolucionario, contra la prórroga de poderes para frenar el aplazamiento del brutal régimen de Gerardo Machado

Luego prepara otro levantamiento y crea la Unión Revolucionaria, desde la cual proclama su “Manifiesto al pueblo de Cuba” donde sentencia: “Solo la fuerza incontrastable, producto de la unión de los hombres honrados (…) puede lograr que este movimiento sea una verdadera revolución”.

Destronada la dictadura Machadista, el 12 de agosto de 1933, Guiteras asume la Secretaría de Gobernación en el llamado Gobierno de los 100 días. Así, se convertiría en el exponente más radical del heterogéneo gabinete al proclamar un conjunto de leyes y disposiciones de gran impacto social, tales como: el establecimiento de salarios fijos, la aplicación de la jornada de ocho horas en la industria azucarera, la rebaja del precio de artículos de primera necesidad y la legalización de los sindicatos.

La más elemental de aquellas disposiciones, fue la intervención el 14 de enero de la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad y la reducción del 45 por ciento en el precio de sus tarifas. Claro, tal providencia no simpatizó a los yanquis pues lesionaba directamente sus bolsillos.

Debido a sus actividades revolucionarias en contra de la dictadura, para Guiteras fue inevitable el clandestinaje. Entonces fundó la Joven Cuba, cuya estructura estaba diseñada para llevar a cabo la lucha guerrillera y de células en las ciudades, de igual manera, esbozó un programa de reformas dirigido a beneficiar a la mayoría de la población.

Y mientras no perdía de vista los preparativos de su marcha para México, desde donde pensaba venir más adelante para crear un foco guerrillero en Oriente, conoció al venezolano Carlos Aponte, uno los que escogiera para que le acompañara, entonces buscaron refugio en El Morrillo, donde esperaban la nave que los llevaría al exilio.

Todo estaba dispuesto para la salida hacia México, pero una delación frustró los planes y fueron sorprendidos por los sicarios de la tiranía batistiana. Hubo un fuerte enfrentamiento y en desigual combate, se perdía a Antonio Guiteras, la enérgica figura y el vigor más puro del movimiento nacional revolucionario cubano, y al venezolano Carlos Aponte, entre las brisas del mar y arrecifes en El Morrillo, Matanzas, aquel amanecer del ocho de mayo de 1935.

Antonio Guiteras: energía y vigor del revolucionario cubano

Era el amanecer del 8 de mayo de 1935. Asediado por las fuerzas represivas, el líder antiimperialista Antonio Guiteras, el venezolano Carlos Aponte y un grupo de combatientes revolucionarios, buscaron refugio en El Morrillo, fuerte situado en la costa norte de la provincia de Matanzas. Allí, esperarían la nave que los llevaría al exilio, pero el mal tiempo imposibilitó su salida.

Antonio Guiteras Holmes, había nacido en Filadelfia en 1906, pero su familia se establece en la primera década del siglo XX en la ciudad de Pinar del Río. Ingresa en la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Habana. De sus padres recibió una educación que luego influyó en el desempeño de su vida política en el país. Elocuente fue su participación en el Directorio Estudiantil Revolucionario, contra la prórroga de poderes para frenar el aplazamiento del brutal régimen de Gerardo Machado.

Destronada la dictadura Machadista, el 12 de agosto de 1933, Guiteras asume la Secretaría de Gobernación en el llamado Gobierno de los 100 días. Así, se convertiría Guiteras en el exponente más radical del heterogéneo gabinete al proclamar un conjunto de leyes y disposiciones de gran impacto social, tales como: el establecimiento de salarios fijos, la aplicación de la jornada de ocho horas en la industria azucarera, la rebaja del precio de artículos de primera necesidad y la legalización de los sindicatos.

La más elemental de aquellas disposiciones, fue la intervención el 14 de enero de la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad y la reducción del 45 por ciento en el precio de sus tarifas. Claro, tal providencia no simpatizó a los yanquis pues lesionaba directamente sus bolsillos.

Debido a sus actividades revolucionarias en contra de la dictadura, para Guiteras fue inevitable el clandestinaje. Entonces fundó la Joven Cuba y mientras no perdía de vista los preparativos de su marcha para México, desde donde pensaba venir más adelante con la finalidad de crear un foco guerrillero en Oriente, conoció al venezolano Carlos Aponte, uno los escogidos por él para que le acompañaran.

Ya estaba todo dispuesto para la salida hacia México de Antonio Guiteras, sin embargo, junto a Carlos Aponte, fueron sorprendidos por sicarios de la tiranía batistiana debido a una delación. “Yo no me dejo coger vivo”, fueron las últimas palabras que se le escucharon al líder de Joven Cuba en El Morrillo, el 8 de mayo de 1935.

Allí quedan los cuerpos aniquilados. Una bala de rifle le rompe el corazón a aquel joven de 29 años y en breve la metralla extingue la vida de Carlos Aponte. En desigual combate se perdía entonces la figura más erguida, el brazo más enérgico y el vigor más puro del movimiento nacional revolucionario cubano.