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Bondad, amor, paciencia… Madre


El segundo domingo de mayo es el Día de las madres, una ocasión muy especial. Un momento no solo para ir tras los regalos y postales, sino también para decir “yo te quiero mucho”, “eres el ser más lindo de la tierra” y para reconocer a quien le debemos lo que somos, porque no hay persona más compasiva y delicada que ella.

Nada le cuesta convertirse por siempre en nuestra niñera, maestra, cocinera, costurera, sicóloga, terapeuta, amiga… y esto sucede por que existes para nosotros, Madre, porque lloramos juntas en nuestras desdichas y reímos con nuestras alegrías, sin importar el momento, la hora, el día o el lugar.

Los brazos de una madre siempre están dispuestos para el abrazo. Y su corazón, comprende cuándo precisamos de la mano amiga por que aunque no nos acompañes siempre, donde te encuentres, estás pendiente de lo que nos sucede, necesitamos, queremos y hasta pensamos.

Eres, Madre, la única capaz de calmar el dolor con el beso, una tierna mirada, un te quiero, un abrazo… Sin embargo, aunque a veces peleamos y tus ojos se fortalezcan ante el regaño, siempre nos conduces hacia el lugar indicado porque eres la luz que alumbra nuestro camino.

Bondad, ternura, firmeza, sacrificio, fortaleza, paciencia, dulzura, amor…, esos calificativos son pocos para la única persona que lo da todo sin recibir nada a cambio. A ti, Madre, ejemplo de sacrificio y consagración, ser que ha sacado a la luz nuestros mejores sueños… ¡Felicidades en tu día!

Sencillamente Madres


Hoy es un día muy especial. Segundo domingo de mayo: Día de las madres. Por eso sobran las razones para hacerte el homenaje que mereces. No importa el nombre que lleves, puede ser Elena, Marta, Mercedes…, por que eres quien con tan solo una mirada, haces sentir a todos quienes te rodean, protegidos y gigantes.

Es un instante para pensar en aquellos que no tienen a su madre a su lado, unos porque en el camino de la vida, tuvieron que cerrarle los ojos para siempre, y en otros, por tenerlas lejos del hogar cumpliendo misión en algún país hermano o por otras razones, no importa, ellas son merecedoras del homenaje y el cariño de sus hijos.

Admiro a la que lleva una vida en sus entrañas, en quien transforma la oscuridad en luz y el llanto en risa, en la abuelita que aún con sus nueve décadas de vida teje sentadita en un balance cual niña acabada de bañar y con su figurita menuda, ya cansada de cargar años y de peinar canas, se enfrenta como una fiera al mundo por sus hijos.

Me vienen la mente las madres que en el anonimato o fuera de nuestras fronteras, cuidan de nuestra tranquilidad en sus puestos de trabajo, las que con solo con la caricia tierna de su mano cansada, te calma el dolor, aquellas que tras el regaño se molestan, se irritan, pelean…, pero saben resistir y sobre todo: perdonar, pienso en muchas, en muchas madres…

Porque con tus gestos has aprendido a fusionar caricias para hacer del regaño la mejor de las lecciones, porque compartes tus alegrías, todo lo sufres, todo lo crees, todo lo esperas, todo lo soportas y nada pides a cambio... mujeres negras, blancas, mestizas, aguerridas antorchas de amor, hoy en tu Día me inclino y las respeto por ser lo que son: Sencillamente Madres.