Por: Norelys Morales Aguilera ( Blog IslaMía)
Este jueves 28 de abril concluirá en
la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas, la 5ta. Jornada de
Comunicación, dedicada por primera vez este año a la comunicación
política y protagonizada por estudiantes de Comunicación Social y
Periodismo, con la presentación pública de la multimedia "Visitas
Virtuales interactivas 360°" al museo Ernesto Guevara de la emblemática
Plaza de la ciudad de Santa Clara.
También está prevista para mañana, una conferencia del Doctor en
Ciencias, Raúl Garcés, decano de la Facultad de Periodismo de la
Universidad de La Habana, previa a la sesión de clausura.
Una experiencia singular ha sido conocer al Comité Organizador de los
estudiantes en todos los preparativos y la convocatoria a profesores,
académicos, artistas y escritores, libreros, periodistas y otros actores
de la comunicación en el territorio central de la Isla. Hasta los más
mínimos detalles fueron cuidados para el desenvolvimiento exitoso.
Ignoraban los muchachos que una periodista les escuchaba en un
desacuerdo-acuerdo dialogal, de quién tenía la tarea de dejar impecable
para el día siguiente el Aula XXXV Aniversario de la Facultad de
Humanidades.
El martes 26 abrió con una estudiante una estudiante que cedía el podio
para las palabras inaugurales al máster en Ciencias Ernesto Gómez
Cangas, jefe de colectivo de la carrera de Comunicación Social, quien
resaltó que nunca antes como hoy, en el contexto de restablecimiento de
relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, la comunicación
política, requirió tan especial atención.
Más adelante el profesor aseguró que en medio del irreductible reto de
preservar nuestro proyecto social, muchas cosas, muchas, deberán
repensarse y transformarse para que vivamos mejor nuestro país. Una de
ellas —sin pretender erigirse como el ombligo del mundo— se encuentra en
el tema que está asumiendo esta jornada que iniciamos hoy: la
comunicación política.
Es llamativa la empática complicidad de los estudiantes con su profesor,
que cedió el turno de palabra al Doctor en Ciencias Edgardo Romero
Fernández, para la conferencia inaugural de la Jornada, en la que se
refirió a que los movimientos sociales, gobiernos progresistas, tienen
la necesidad de debate público y políticas públicas de comunicación, al
presentar al auditorio mayoritariamente estudiantil, un proyecto
investigativo para los países del ALBA.
Romero Fernández abordó el uso de los medios de comunicación por parte
de los gobiernos latinoamericanos y las campañas de desestabilización
lanzadas por la derecha mediática, al tiempo que recordó las palabras de
la investigadora latinoamericana Claudia Korol.
"Ella sostiene —dijo el académico— que "la incomunicación es parte de la
vida cotidiana actual, de las estrategias del poder para acentuar el
individualismo, la fragmentación, el escepticismo, la depresión, la
desesperanza. Seres humanos aislados, desencontrados con sus pares y
consigo mismos, se van sintiendo cada vez más perplejos frente al
mundo".
En este contexto se vuelve fundamental compartir y comprender los
sentidos con que intentamos nuestras transformaciones, comprender y
comprendernos, y con ello, comunicarnos y comunicar, aseguró.
La comunicación política, expuso Romero Fernández, trayendo conceptos
que el auditorio precisaba, según el intercambio previo: se trata de
comunicar la política. "Entonces, la política resultaría la actividad
discrecional a través de la cual un actor, un sujeto histórico concreto,
defiende sus intereses en contra de los intereses de otros. Y con
actividad discrecional me refiero a aquella actividad que no está
pautada, que no está normada, que no está escrita, o sea, que no es
derecho —en términos jurídicos—, ni morales".
La sesión de la tarde del día 26 incluyó la reactivación del Aula
Temática "Dialogando" con una exposición de carteles de la Asociación de
Comunicadores y compartieron sus proyectos en el plazo inmediato para
que sea el espacio estudiantil entrenarse en actividades comunicativas
generadas desde los grupos estudiantiles.
Concluía el día de Jornada con el panel Medios de Comunicación como
actores políticos, que iba a ser complementado al siguiente día con las
Redes sociales, cultura y comunicación política podrían sintetizarse
como los tres ejes temáticos. Abrió el debate de miércoles el panel sobre las editoriales provinciales y su relación con la comunicación política.
En la sesión vespertina de la quinta Jornada se produjo un intercambio
de la periodista Cristina Escobar, del Sistema Informativo de la
Televisión Cubana, a petición de los alumnos actores del evento.
Por:
Que alguien nos lo recuerde, por favor. Han pasado 57
años y yo acababa de nacer. El Presidente Obama no había nacido. ¿Cuál
fue el punto de ruptura de Cuba y los Estados Unidos?, ¿por qué,
apenas un año después de iniciada la Revolución, en diciembre de 1960,
el Gobierno estadounidense suprimía la cuota azucarera que cada año
reservaba al principal producto cubano de exportación?, ¿acaso porque se
violaban los derechos humanos? No lo creo.
La Revolución había
derribado una dictadura que los violaba impunemente, que asesinaba a los
jóvenes en las calles. Aquel ejército asesino y corrupto combatía a los
insurgentes en las montañas orientales, con armas estadounidenses. ¿Por
qué, si no habían roto con Batista, rompían con el recién estrenado
gobierno revolucionario? Ah, la doctrina imperial de seguridad
nacional: el país no termina donde termina, se extiende hasta las torres
de petróleo del Medio Oriente o de Venezuela, hasta cualquier lugar
donde operen o pretendan operar las trasnacionales.
Se le impuso el
bloqueo económico, comercial y financiero a una semicolonia que se
insubordinaba; algo que, ciertamente, afectaba sus intereses económicos
trasnacionales.
Nuestro Presidente ha propuesto al Gobierno de los Estados Unidos
una convivencia civilizada que acepte y respete las diferencias. Pero
cuando el Presidente Obama habla de que el bloqueo no produjo los
resultados esperados y que ha decidido por ello cambiar de estrategia
(no de fin), dudo. ¿Será posible?, ¿querrán, de verdad, ellos? ¿No será
que el multipartidismo que exigen y el desarrollo de la propiedad
privada que desean se asocia no a la Carta de los Derechos Humanos, sino
al Decálogo de una soñada Reconquista económica y política?
Creo que la visita de Obama es un paso positivo. Es un hombre
carismático. Con su sonrisa y su inteligencia natural, conquista
corazones. Nosotros, quiero decir, los cubanos de las últimas décadas,
conocimos a otro tipo de líder. El candidato a un cargo político en
aquella sociedad debe ser un producto apetecible para el potencial
consumidor: debe saber reír con los humoristas de turno, y si es
posible, hasta bailar. Los electores-consumidores lo tendrán en cuenta
—se supone—, si es simpático, y parece seguro de sí.
Su programa de
gobierno recogerá dos o tres tópicos de gran demanda para el sector que
representa y mantendrá el orden establecido. Yo agradezco que venga, y
que intente capturar mis sentimientos. Pero los cubanos hemos estudiado,
y eso sirve de algo: las medidas que ha tomado para desestructurar el
bloqueo, en lo posible, eluden la colaboración con el Estado, que es por
cierto quien asegura la salud y la educación gratuita de todos los
cubanos, y la seguridad social de niños, ancianos y desvalidos. Su
propósito, insiste en ello, es estimular el éxito de los llamados
“emprendedores”, los pequeños y medianos propietarios. Cree que ellos
abrirán el camino hacia el capitalismo cubano.
El capitalismo cubano,
desde luego, no sería muy cubano. Y aquí está la bola escondida; porque
si las trasnacionales regresan y se apoderan del país como antes, los
pequeños y medianos propietarios serían barridos. Resulta que,
paradójicamente, los cuentapropistas cubanos serán exitosos mientras
vivan en una sociedad socialista.
A pesar de estas cavilaciones incómodas, me sentí satisfecho cuando
dijo: “el destino de Cuba no va a ser decidido ni por Estados Unidos ni
por otra nación, el futuro de Cuba —es soberana y tiene todo el derecho
de tener el orgullo que tiene— será decidido por los cubanos y por nadie
más.” ¿Entenderá lo que para nosotros significa, en términos de soberanía
nacional, que ocupen ilegalmente por más de cien años parte de nuestro
territorio en Guantánamo?
Si la idea es que nuestros pueblos se encuentren y compartan con
libertad sus criterios, aceptamos el reto. Nosotros también tenemos
cosas que aportar y criterios que defender; no es gratuito el interés
mutuo por desarrollar investigaciones médicas conjuntas, y por colaborar
en el control de epidemias que afectan por igual a todos los pueblos
del mundo, como las del cólera en Haití, el ébola en África o el zika,
más recientemente. Entonces, no entiendo por qué Obama, si elogia la
actitud de Cuba en África, mantiene el programa que estimula la
deserción de los médicos y enfermeros que colaboran en otras naciones.
La lógica de la convivencia civilizada conduce a la eliminación
incondicional del bloqueo. Y descarta frases como esta: “hay mayor
interés en el Congreso para eliminar el embargo. Como dije
anteriormente, la rapidez con que ello suceda, en parte va a depender de
que podamos solventar ciertas diferencias sobre asuntos relacionados
con derechos humanos.” La no aceptación del sistema político cubano,
digámoslo de una vez, nada tiene que ver con principios o convicciones
humanistas, sino con intereses económicos imperialistas.
Fidel y Raúl
—tanto como Camilo y el Che, entre otros— conquistaron el corazón de los
cubanos en 1959, no por un estudiado carisma eleccionario, sino porque
primero pusieron en juego el suyo propio, porque más que con palabras —y
no se puede decir que hablaran poco— hablaron con hechos. Es el tipo
de líder al que se acostumbraron los cubanos.
Obama no pudo resistir la
tentación de fotografiarse con la silueta del Che a sus espaldas; él
nada tuvo que ver con su muerte, desde luego, pero es el Presidente del
imperio que la decretó. ¿Intentaba apoderarse del símbolo o solo se
llevaba a casa un souvenir? La apropiación y la manipulación de los
símbolos podría ser tema de otro artículo.
Que acepten nuestro socialismo pacífico no es un grave problema, Cuba
no es una amenaza para los Estados Unidos. Pero si el imperialismo no
se contiene, por naturaleza, en sus fronteras, ¿qué hacemos? Esta visita
ya es histórica. Hacía 88 años que no venía un Presidente de ese país;
antes del 59, la colonia se administraba desde la Embajada. El puente
de la confianza debe construirse desde las dos orillas.