Tenía
sólo cinco años cuando ayudaba a sus hermanos Agustín y Josué. Su padre
había fallecido y entonces la madre asumió toda la responsabilidad de
la familia con su apoyo. Ordenado, responsable, apacible, natural y callado, así era Frank.
Fue
en la escuela Normal para Maestros donde comienza su liderazgo
estudiantil. Era el año 1949. El golpe de estado del dictador Fulgencio
Batista el 10 de marzo de 1952 comienza a combatir contra este tirano y
esa es la razón principal para que ese mismo año fuera electo presidente
de la Asociación de Alumnos con lo que se ganó la admiración de sus
compañeros.
El
también Jefe del frente de Acción y Sabotajes del Movimiento 26 de
Julio, fue un eterno enamorado y un apasionado del buen verso y de la
amistad como divisa suprema. Tocó piano en la Iglesia Bautista y nunca
estuvo tan triste, como cuando supo la noticia del asesinato de su
hermano Josué el 30 de junio, exactamente, un mes antes de Frank caer
asesinado.
En
apoyo al desembarco del yate Granma, Frank organiza el alzamiento
armado en Santiago de Cuba y extiende su labor hasta la zona oriental
específicamente en el central Ermita, hoy Costa Rica en Guantánamo. Y
por su alto sentido de responsabilidad, acomete a través de Celia
Sánchez, acomete la tarea de enviar a los revolucionarios, municiones y
recursos necesarios para sobrellevar la vida en las montañas.
¿Su nombre de guerra? David. Y fue al decir de Fidel, el más
valioso, el más útil y el más extraordinario de nuestros combatientes.
Por su parte, Ernesto Che Guevara, quien lo conociera en una de sus
visitas a la Sierra, escribiría de él: “sus ojos mostraban enseguida al
hombre poseído por una causa, con fé en la misma… Hoy se le llama ‘el
inolvidable Frank País’; y para mí, que lo vi una sola vez, es así".
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