Majestuosos se yerguen en los límites entre la ciudad, los municipios de Niceto Pérez y Caimanera, escoltados por valles intramontanos. Y allí, un bosque fenomenal los abraza para convivir con el aguacate cimarrón, el almácigo, el guayacán negro, la jatía, el jiquí y el caguairán, para posteriormente terminar en las piscinas naturales Los Tinajones, de aguas transparentes y frescas, resultado de los escurrimientos mínimos pero continuos de lluvias pasadas.
De gran atractivo para cubanos y extranjeros, Los Monitongos, esas lomas secas, peladas, son tan singulares que resultan encantadoras. Por ello, sólo basta atravesar acceder por via terrestre para conocer esta maravilla de la geografía guantanamera que guarda consigo ejemplares en peligro de extinción, como la jutía conga, el majá de Santa María, entre otros.
Una vez en los predios de estas raras lomas, los Monitongos, nos adentramos a una especie de mirador, desde donde se puede apreciar el valle de Guantánamo, la Bahía de Guantánamo, la Base Naval y el Mar Caribe. Pero dejemos que sean las imágenes quienes hablen por sí solas de esta maravilla de la Madre Natura guantanamera....
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