"Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva, apuntó Fidel Castro y añadió: ... Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo". Así, con esta efervescencia revolucionaria, nacen los primeros Comités de Defensa de la Revolución (CDR), el 28 de septiembre de 1960.
Fue en un
acto público frente al antiguo Palacio Presidencial, hoy Museo de la
Revolución, como respuesta a varios petardos que la contrarrevolución hiciera
estallar mientras miles de habaneros escuchaban al máximo líder revolucionario. Había recién llegado de hacer una trascendental intervención durante el XV Periodo de
Sesiones en la sede de la ONU, en Nueva York.
Ha pasado 60 años y hoy los
CDR mantienen su activo papel frente a los planes de
quienes desean truncar el proceso revolucionario cubano. Lo acompaña además, la iniciativa, el desinterés,
la solidaridad, el humanismo.. Y la razón es que los cederistas, están diseminados en cada
cuadra, barrio, en cualquier punto de la geografía cubana, pues constituye la
mayor organización de masas del país.
La activa
participación en la Campaña Nacional de Alfabetización, de vacunación, y en estos momentos, en una tarea que apuesta por la Vida, un combate diario por el cumplimiento de las medidas sanitarias para luchar contra un enemigo invisible, la Covid-19, es la esencia principal de los CDR.
A ello se suma la defensa de las conquistas de la Revolución, la recogida de materias primas, embellecimiento de los barrios, el apoyo en la campaña antivectorial, y la defensa a toda costa de la obra toda de la Revolución además de su participación en la noble misión de las donaciones voluntarias de sangre.
El entusiasmo
y la increíble rapidez ante cada obra planteada por la Revolución, caracteriza
a cada cederista cubano, ciudadanos que se han entregado en cuerpo y alma
junto al pueblo, su principal garante y protector. Esta es la razón por la cual hoy los CDR, organización que nació para ser gigante, llega a sus 60 años conscientes de que enfrenta el desafío de seguir, desde cada barrio, haciendo Revolución.
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