Niceto Pérez García: Guía del campesinado cubano
El desamparo frente al apetito de latifundistas fue uno de los males sufridos por los agricultores pequeños cubanos antes del triunfo revolucionario. La posibilidad del desalojo por vías ilegales o la fuerza, se evidenciaron en las luchas campesinas del Realengo 18 en Guantánamo y trajeron consigo un movimiento más fuerte en defensa de la tierra en toda Cuba, a raíz del fracaso de la revolución popular que derrocó al tirano Gerardo Machado.
En Guantánamo, se erigía por entonces un nuevo escenario de combate: El Vínculo, que para desdicha de los habitantes del lugar, los terrenos colindantes eran ocupados por la Guantánamo Sugar Company, la Compañía Ermita, S.A, y el latifundista Lino Mancebo Rosell, al cual llamaban indistintamente El Tiburón o El Virrey de La Maya, poblado ubicado en la actual provincia de Santiago de Cuba.
En este escenario histórico prevalece Aniceto (Niceto) Pérez García, quien había nacido en el municipio de Güira de Melena, en La Habana, el 27 de marzo de 1908, pero se establece, en tierras guantanameras debido a la precaria situación económica de su familia.
Padre de cinco niños y miembro de la Asociación Campesina de El Vínculo, este campesino ocupaba ocho caroes de tierra tan poco fructífera, que solamente podía producir para la subsistencia familiar. Este pedazo de tierra cubana la defendió Niceto ante la actitud criminal del administrador de la compañía, Lino Mancebo, quine junto a los campesinos liderados por él, ofrecieron fuerte resistencia para defender lo que les pertenecía.
Corría el 26 de abril de 1946, cuando Niceto presentó una nueva acusación en la que expresaba las constantes amenazas de muerte que hicieran Lino Mancebo y sus esbirros, pero la Guardia Rural hizo caso omiso al líder agrario y fue vilmente asesinado el 17 de mayo de ese mismo año, mientras trabajaba en su finca María Luisa, en El Vínculo.
El sepelio de Niceto se convirtió en un acto de rebeldía, el aparente homicidio por un litigio de tierras, se había convertido en un serio problema político. Su muerte, trajo consigo que las luchas por defensa de la tierra continuaron no sólo en esta zona de la provincia oriental, sino en el Realengo 18, el Valle de Caujerí y otras regiones del país.
Guía entre los campesinos a los que alentaba a luchar por defender lo que les pertenecía, fue la síntesis de hombre honesto que preservó con sangre su pequeña tierra y devino bandera de lucha del campesinado cubano.
En honor a Niceto Pérez García, en el aniversario 13 de su asesinato y a otros que como él fueron víctimas de cruentos crímenes, el 17 de mayo de 1959, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, firmó en La Plata, Sierra Maestra, la Ley de Reforma Agraria. ESte documento legal resolvería por siempre el problema de la tierra en Cuba y hacía valedero uno de los problemas principales planteados en el Programa del Moncada.
Editorial del diario Granma: Fabricar pretextos
Tomado de Granma
La Revolución Cubana ha sido objeto de cientos de campañas de desinformación, generalmente orquestadas por el gobierno norteamericano, con la complicidad de aliados europeos y el concurso de las poderosas fuerzas e intereses que controlan los emporios mediáticos, pero no han podido desviar a los cubanos de sus ideales de independencia y socialismo, ni confundir a los pueblos del planeta que, pese a todo, descubren con su sabiduría e instinto dónde está la verdad. Son campañas sin límites políticos ni éticos que chocan con la fuerza moral de Cuba y solo manchan a sus autores.
La más reciente, que provino de sus “multipremiados” informantes, se desinfló en 72 horas. Los políticos mentirosos, los medios de prensa que calumniaron por interés político y los periodistas que reportaron un hecho que no existió, sin intentar una mínima confirmación, no debieran tener impunidad. Por lo menos, deberían confesar el error y pedir excusas a la familia cuyo duelo no respetaron.
Curiosamente, todos ellos callan ante el millón de muertos civiles en Iraq y Afganistán a los que definen como “daños colaterales” y ante las ejecuciones extrajudiciales con aviones no tripulados en países soberanos.
Guardan prudente silencio ante el uso de la tortura, apañan la existencia de cárceles norteamericanas secretas en Europa, impiden la investigación de los crímenes cometidos en Abu Ghraib y la Base Naval de Guantánamo, que se usurpa a Cuba, y de los vuelos secretos de la CIA con personas secuestradas en otros Estados.
Tampoco se conmueven ante la forma brutal en que los gobiernos en Europa descargan en los más pobres y en los inmigrantes las consecuencias de la crisis económica. Miran a otro lado, cuando se reprime con inusitada violencia a desempleados o estudiantes en esas sociedades opulentas.
Sin embargo, andan a la caza de pretextos para denigrar a Cuba. Y a falta de estos, los fabrican.
Con toda desvergüenza, pujaron por convertir una pancreatitis en un asesinato político; una justificada detención policial de menos de tres horas por alteración del orden, sin el menor uso de la fuerza, en una golpiza mortal; una persona con antecedentes delictivos, sancionada a dos años de privación de libertad por delito común, en un disidente político, víctima de larga condena.
El pueblo comparte la protesta de la familia cuyo dolor se ofende y la indignación de los médicos a quienes prácticamente se acusa de complicidad en un homicidio. El mundo conoce sobrados ejemplos de la vocación humanística de nuestros médicos, quienes no han escatimado energías y a riesgo de sus propias vidas han prestado y prestan sus servicios en todos los continentes.
El legislador David Rivera, célebre por corrupción electoral y por sus campañas extremistas para eliminar el derecho de los cubanos emigrados a viajar a su país, que hace solo unas semanas acusó al presidente Carter de ser “un agente cubano”, afirmó bajo juramento en el Congreso de los Estados Unidos que el fallecido “cayó asesinado a golpes y bastonazos en el céntrico Parque Vidal de Villa Clara, el domingo pasado”.
Ni siquiera se molestó en verificar que hasta los peor intencionados reconocen que estuvo en el parque, antes y después de la breve detención, el jueves 5 de mayo, y no el domingo, cuando ya estaba hospitalizado. No sorprende que mienta, pero sí que lo haga tan torpemente.
Un tal Salafranca, europarlamentario del Partido Popular, de muchos méritos anticubanos y proyanquis, quien dice que los informes sobre los vuelos secretos de la CIA no aportan datos adicionales y se tapa los ojos para abstenerse sobre cualquier condena, aseguró en el Parlamento Europeo que la persona “falleció luego de su detención y golpiza por parte de la policía cubana”.
El País, de la España del Grupo Prisa y las confabulaciones del PP, publicó un despacho con el título “Muere un disidente cubano tras recibir una paliza de la policía”. ABC, históricamente al servicio de las peores causas, reseñó “Muere opositor cubano tras una paliza de la policía castrista”. No les interesa confirmar la veracidad de los supuestos hechos y ni siquiera se molestan en disimular el contubernio con títulos diferentes.
Insólitamente, hasta el propio Presidente Barack Obama, en Miami y ante una pregunta de la bien tendenciosa cadena Univisión, aunque dijo que faltaban por precisar detalles, se pronunció también sobre los sucesos del Parque Vidal que nunca ocurrieron.
Es curioso que Obama, siempre tan ocupado, pueda retener en su memoria el caso de una persona detenida en un parque cubano al que pudo regresar un rato después. Sin embargo, no ha dicho nada y posiblemente ni recuerde el rostro angustiado o el relato de la niña iraquí Samar Hassan, publicado en el diario The New York Times, el pasado 7 de mayo, mientras narraba la terrible experiencia del asesinato de sus padres por una patrulla norteamericana, cuando regresaban del hospital tras curar las heridas de su hermanito.
Pero, en el caso de Cuba, la peor falta no son las burdas mentiras que día a día se fabrican y reproducen. Lo que es imperdonable es que se censuren las grandes verdades y la historia de un pueblo heroico y bloqueado, que ha sido capaz de alcanzar lo que para la gran mayoría de la Humanidad es todavía un sueño.
En el pasado, se ha tratado de aislar a Cuba o de provocar desórdenes internos para provocar una intervención norteamericana. ¿Qué se pretende con estas campañas? ¿Solo denigrar o algo peor? ¿Será que a los que mueven los hilos y a sus asalariados internos les encantaría invocar la “protección de civiles” para bombardear La Habana?
Nuestro pueblo no se dejará confundir por los contrarrevolucionarios internos que buscan el pretexto mediático para promover un conflicto con Estados Unidos y sabrá responder con serenidad y firmeza ante las acciones de estos mercenarios.
Los argumentos de la Revolución Cubana no se fabrican como las mentiras de nuestros enemigos, se construyen con la dignidad y la entereza de nuestro pueblo que aprendió que la verdad es el arma más limpia de los hombres.
En Cuba la verdad siempre sale adelante
Recientemente Cuba enfrentó otra campaña mediática contra el proyecto revolucionario cubano por la muerte del contrarrevolucionario Juan Wilfredo Soto García, en la mentira vociferada por los denominados “disidentes” internos y medios de prensa estadounidenses y europeos. Todo con el objetivo de desacreditar a la Revolución y crear una imagen retorcida de la realidad cubana.
La alevosa difamación, fue impugnada por los familiares y el personal médico que atendió al fallecido en el Hospital Provincial Arnaldo Milián Castro, de Villa Clara. Mientras, la “oposición” al servicio del gobierno de los Estados Unidos y sin respetar el dolor familiar, trató y aún trata de valerse del deceso de Soto García para bautizarlo víctima de una “supuesta golpiza” que nadie puede legitimar, por que no existió.
La nota informativa que ofreció el Gobierno Revolucionario Cubano, brindó claramente las causas naturales del fallecimiento del ciudadano de 46 años: Pancreatitis aguda, independientemente de otra patologías asociadas. En la acotación se explicó además las atenciones que, como a cualquier otra persona en la Isla, tuvo Soto García al llegar a la mentada institución hospitalaria, portadora de toda ética, humanismo y carente de posibilidad para mancharla en lo absoluto.
No es misterio para nadie que con esta orquestada campaña difamatoria, el enemigo intente que Cuba sea condenada a nivel internacional. Sin embargo, los cubanos que conocemos de la valentía y decoro de esta pequeña Isla, no nos dejamos amedrentar y estaremos junto a nuestro aguerrido pueblo, a sabiendas de que la verdad, siempre saldrá adelante.
Una vez más, Cuba no está ni estará sola frente a los viles enemigos. La acompañan además, muchos pueblos del mundo que saben quiénes somos, cómo pensamos, cómo actuamos y hacia dónde vamos los millones de hombres y mujeres que aquí, justo frente al Imperio, salvaguardamos la independencia y la dignidad humana, baluartes de la Revolución y el socialismo.
Mariela Castro: “Le pedimos a Obama que libere a Los Cinco, él puede”
“Le pedimos a Obama que libere a los Cinco, él puede, que tenga lo que tiene que tener y libere a los Cinco Héroes cubanos. Queremos dedicar esta jornada contra la homofobia a nuestros Cinco hermanos, presos en Estados Unidos, por defender nuestra soberanía, expresó Mariela Castro, directora del Cenesex, al concluir en el Pabellón Cuba La Conga contra la Homofobia, que partió desde el malecón y 23, este sábado en horas de la mañana.
A lo largo de estos años el Cenesex como institución educativa ha logrado cambios positivos en la sociedad a favor de los derechos de los LGBT, pero tenemos "que seguir trabajando para llegar a los corazones de todos los cubanos", agregó Mariela.
La muerte de un "disidente" y el garganta profunda de El Nuevo Herald
Por M. H. Lagarde
Como la llamada opisición cubana no cuenta con ninguna credibilidad, -Martha Beatriz Roque resucita milagrosamente de las huelgas de hambre, Fariñas inventa rebeliones en cines de Santa Clara y Yoani Sánchez sueña con olas y revueltas árabes en La Habana-, a El Nuevo Herald no le quedó más remedio que echar mano, para hacer creíble su versión del "asesinato" de Juan Wilfredo Soto García, que al testimonio del pastor bautista, Mario Lleonart Barroso.
Según Lleonart Barroso, un pastor de la ciudad de Taguayabón, a 20 millas de Santa Clara, en el reporte publicado por el principal vocero de la difamación mediática contra Cuba:
"Él estaba en Santa Clara el jueves por la mañana cuando vio a Soto, un amigo y correligionario bautista que vivía en la ciudad.
El disidente regresaba a casa del hospital a bordo de un "bicitaxi" -un vehículo de tres ruedas impulsado por pedales- y se detuvo para decirle al pastor que notificara a sus amigos que la policía lo había golpeado, destacó Lleonart.
"Me acaban de golpear salvajemente en el parque", dijo Soto, según el pastor. "Me esposaron, me cayeron a 'tonfasos' en la espalda".
Lo que El Nuevo Herald, por supuesto, no dice es quién es este santo defensor de la verdad. ¿Un religioso conmovido por la injusticia, una persona honesta que conocía a la supuesta víctima de la represión policial? Nada de eso.
Si los lectores de la blogosfera revolucionaria cubana mal no recuerdan, el pastor que le cayó del cielo a El Nuevo Herald no es otro que el mismo personaje que manipuló, junto a Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar, a los niños de su iglesía en el poblado villaclareño de Taguayabón, perteneciente al municipio de Camajuaní.
Según narró la bloguera Norelys Morales, en un reportaje publicado en octubre de 2009 bajo el título "Yoani Sánchez: súmele otro premio a la mentira":
El pastor Mario Lleonard Barroso invitó a varios miembros de su congregación para "Una conferencia de Internet". Sin embargo, de lo menos que se habló fue de la red, como esperaban, afirmó Adrián Méndez Cruz de 14 años, uno de los muchachos asistentes.
"Hablaron de los blogs de Yoani y Reinaldo (Escobar), a quienes no conocía. Además,-continuó- nos presentaron un video de personas declarándose contra la Revolución.
Me sentí incómodo. Fui engañado."
Mientras un amigo de "los visitantes" grababa la "conferencia" a hurtadillas, el Pastor hacía fotos.
O sea, que el pastor bautista de El Nuevo Herald es otro de la pandilla de mercenarios que, de acuerdo a las orientaciones del Departamento de Estado de EE.UU., ha colaborado en "empoderar" a los ciudadanos cubanos -en este caso a niños-, con el uso de las redes sociales.
Ya se sabe, según el mandato yanqui, en qué consiste tal "empoderamiento" de la "sociedad civil": crear, mediante el uso de las nuevas tecnologías, redes de mentirosos y difamadores al servicio de los intereses de Washington.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)