Hay momentos en que la muerte debe pedir disculpas a la
vida y este es uno de ellos. Ha pasado casi dos días y el dolor sigue ahí,
latente. Duele porque la noticia fue
drástica, tan estridente que ha dejado una huella que permanecerá en la memoria histórica de la Humanidad, donde vivirá por
siempre el Comandante guerrero, el estadista, el presidente bolivariano Hugo
Rafael Chavez Frías.
La muerte del Comandante Hugo Chávez es una perdida irreparable, de esas de
las que no podemos recuperarnos en toda la vida. No esperaba el arañero que el cáncer lo fuera
a invadir tan pronto y hasta el último aliento se aferraba a su vida, a su fé, sin
embargo, nos dejó a todos para marchar hacia el lugar donde los grandes permanecen por
siempre: La inmortalidad.
Llora Venezuela. Llora Latinoamérica. Lloran los hombres
y mujeres del mundo. Llora la Cuba que amó a este hombre
que ya era un cubano, que ya era hijo de esta tierra de grandes. Ha muerto, sin embargo, sigue vivo porque es imposible que mueran sus ideas, su ejemplo, su
coraje, su pensamiento latinoamericanista e integrador, su solidaridad con los
desposeídos, su amor por la humanidad toda.
Es imposible olvidar su
imagen junto a la de nuestro Fidel, sonrientes. En esa foto junto a tantas otras similares que repasaremos con el
tiempo, se resume a toda Cuba, porque con el abrazo a nuestro Fidel y a Raúl, abrazaba
a todos los cubanos que hoy lo recordamos por siempre.
Ahora nos queda el
ejemplo de este guerrero, su legado por la unidad, su amor por su pueblo. Y esta es la razón por la que como
hermanos, tenemos que afrontar este dolor y seguir adelante fieles a las ideas
del Chávez de la
Revolución Bolivariana, del Chávez del ALBA, de PETROCARIBE, de la CELAC, del Chávez que nos
convocó a la unidad latinoamericana y a continuar, pasara lo que pasara, construyendo
el Socialismo.
Hugo Chávez ha muerto y no puedo imaginarlo inerte porque seguirá arengando a sus
pobladores, leyendo apasionado los textos
de Bolívar, los versos de Martí, de Fidel. Seguirá
departiendo con el pueblo, cargando a los niños que lo rodean, seguirá tan
amoroso con sus hijas, con su familia, seguirá recorriendo toda su Venezuela
con su inagotable esperanza y seguirá sonriéndole
a la vida, a esa vida a la que dijo adiós para cabalgar hacia la eternidad.