Hoy
es el Día Internacional del Anciano, establecido por la Organización
de Naciones Unidas para favorecer la toma de conciencia sobre el valor
de la prolongación de la vida y la necesidad de favorecer sociedades
cada vez más integradoras y justas para todas las personas adultas
mayores. Por ello este es el momento para recordar a esos seres tan
importantes en nuestras vidas.
La
vejez debe verse como una etapa de la vida en la cual, aunque ocurren
cambios y se sufren pérdidas importantes, a esa edad, se sigue
creciendo como seres humanos. Llegar a la tercera edad es un orgullo y
no un infortunio. Sin embargo,
en el hogar, el propio ajetreo de la vida hace que los más jóvenes no
tengan tiempo ni mucho menos paciencia para escuchar los consejos de
quienes peinan canas. Es que infelizmente, piensan que se la saben
todas, por ello, en muchas ocasiones, los abuelos necesitan salir en
busca de quienes los atienda y los escuche.
Es
cierto que en las edades avanzadas estas personitas dotadas de gran
delicadeza, tienden a olvidar las cosas y si no ejercitan la memoria,
acaban olvidándolo todo y eso no debe permitirse. Sin embargo, gracias a
ellos hoy conocemos de nuestros antepasados, sino... quién no ha
escuchado de su abuela o abuelo la frase: “Caminas igual que tu tía
fulanita” o “tienes los ojos como los de tu bisabuelo” … nada, que los
ancianos guardan un arsenal de sabiduría solo comparada con las grandes
enciclopedias.
Los abuelitos en el hogar, poseen una
importancia apreciable, están dotados de una extrema experiencia
adquirida durante años y están ansiosas de ofrecerlas a los más jóvenes.
Pienso que si nos faltaran tendríamos que inventarlos, porque ellos
constituyen persona importante en el contexto familiar. De ellos nos
llegan su experiencia y sabiduría. Son
seres muy sensibles, por ello, en su proceso natural de envejecimiento,
demandan de una desmedida paciencia y en tal sentido, la familia
desempeña un rol importantísimo.
Ellos nunca se jubilan, mantienen el vínculo entre generaciones, animan y apoyan a los hijos a la hora de ser padres, siempre
están cerca y dispuestos a tender su mano, leer un cuento o contar una
historia. Es importante escucharlos, tolerarlos, atender sus pedidos,
alimentarnos de sus experiencias y ofrecerles el cuidado y el apoyo que
necesitan para desprenderse de la soledad que los acompaña. Los ancianos
son sin dudas, una biblioteca al alcance de
la familia.