Aunque hayan pasado 37 años, el Crimen de
Barbados aún estremece las fibras más sensibles de cualquier ser
humano. Hay quienes no lo recuerdan o simplemente no vivieron aquel 6 de
octubre de 1976, pero basta solo un poco de nobleza moral para
solidarizarse con las víctimas y sus familiares. Aún duele.
La
historia del terrorismo de Estados Unidos contra Cuba llegó su punto
más espantoso cuando terroristas de la peor calaña respaldados por el
gobierno norteamericano, hicieron estallar en pleno vuelo el avión CUT
1201, de Cubana que cayó al mar en las costas de Barbados.
Perdían
la vida 73 personas, 11 jóvenes guyaneses que estudiarían Medicina en
Cuba, cinco funcionarios de la República Popular Democrática de Corea y
57 cubanos y 16 esgrimistas del equipo juvenil, con sus entrenadores,
que regresaban al país llenos de júbilo tras conquistar todas las
medallas de oro del cuarto Campeonato Centroamericano y del Caribe de
Esgrima, celebrado en Caracas, Venezuela.
Una
estocada por la espalda, un arañazo a traición, eso fue el alevoso
crimen. Estos atletas dijeron adiós a la vida en plena flor de su
juventud. La bomba segó sus vidas. Sin embargo, los autores confesos y
connotados asesinos de ese acto, reciben hoy todo el respaldo apoyado
por el silencio cómplice del gobierno estadounidense, autoproclamado
abanderado en la lucha contra el terrorismo.
Uno
de los autores del alevoso crimen Orlando Bosch, fue indultado por el
entonces presidente George H. Bush, y vivió en ese país hasta su
muerte. El otro, Luis Posada Carriles, tras escapar de una cárcel
venezolana pasó a trabajar para la Casa Blanca en actividades
clandestinas que EE.UU. realizaba en Centroamérica y, luego, dirigió
atentados contra varias instalaciones turísticas en Cuba. Este asesino
confeso, hasta este momento, vive tranquilamente en ese país, pese a la reiterada solicitud del gobierno venezolano de que sea extraditado.
Sin
embargo, hoy, mientras las fuerzas progresistas del mundo alzan sus
voces contra el Crimen de Barbados, valerosos cubanos luchadores contra el terrorismo, cumplen largas condenas por monitorear a
los grupos extremistas radicados en el sur de La Florida. Y esto si es un acto de verdadero terrorismo.
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