Es difícil escribir de un hombre como él porque ha
pasado el tiempo y aún duele su pérdida. Que importa hayan pasado los
años, ya suman 54 , los hombres como él, marcan un hito en la historia y
están presentes en la obra de su pueblo al enfrentar día a día el
peligro frente a los enemigos.Y es que Camilo Cienfuegos Gorriarán, el
hombre de la eterna sonrisa, vive con nosotros, en la primera línea de
combate.
Fue
un hombre de alta estatura moral y sastre de oficio, portador de un
temperamento jovial y una sonrisa amplia, con la que ganaba amigos desde
el primer encuentro. Y este fue el aval que convirtió al señor de la
Vanguardia en uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución
Cubana.
"Camilo
fue el compañero de cien batallas, - expresó de él, Ernesto Guevara de
la Serna- , el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de
la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un
instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa... Camilo
era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía
por esa guerra con colorido que sabía hacer."
Constituyó
Camilo el modelo insuperable de combatiente y de vanguardia. Surgido
del pueblo, disfrutaba de una convicción y poder seductor tan inmenso,
que logró atrapar en sus madejas al argentino Ernesto Che Guevara,
marcando una amistad tan profunda, que con el tiempo quedaría convertida
en una epopeya.
Después
del triunfo de la Revolución, Camilo alcanzó una intensidad
sorprendente. Cuando el desleal Hubert Matos atentó contra la Revolución
y hubo de frenársele, viajó a Camagüey y totalmente desarmado detuvo al
traidor. Regresó a La Habana el 25 de octubre, y participó en el acto
del día siguiente, para repudiar las acciones de los imperialistas y en
apoyo a la Revolución. Entonces habló al pueblo.
El
27 viajó a Camagüey con el propósito de retornar hacia la capital la
tarde del 28 hacia La Habana, pero nunca llegó a su destino. El avión en
que viajaba desapareció. Ese día, nos dejó privados para siempre del
Héroe de Yaguajay, justo cuando la Revolución comenzaba la dura y
decisiva etapa de su batalla frontal contra el imperialismo yanki y la
contrarrevolución interna.
Camilo tenía dos corazones: uno para la Patria y otro para el amor.
Fue un revolucionario de pies a cabeza, modelo insuperable de
combatiente y vanguardia, hombre de pensamiento antiimperialista. Era un
revolucionario surgido del pueblo, un comunista cabal, de sentimientos y
de corazón. Ese era Camilo.
"No
tenía la cultura de los libros, pero sí la inteligencia natural del
pueblo", expresó de él nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro. Para
Vilma Espín, era la historia pura. Sólo hay que leer su nombre: Camilo
Cienfuegos. Fue, por sobre todas las cosas, un intachable compañero y un
hombre que buscó el horizonte en el ánima del fusil y el beso, en los
ojos de las mujeres.
Surgido
del pueblo, disfrutaba de una convicción y poder seductor tan inmenso,
que logró atrapar en sus madejas al argentino Ernesto Che Guevara,
marcando una amistad tan profunda, que con el tiempo quedaría convertida
en una epopeya.
Este año se cumple el aniversario 54 de la desaparición física de aquel hombre de la sonrisa amplia y el sombrero alón.
Por ello, desde aquel momento, cada 28 de octubre los ríos, presas y
lagunas de Cuba, se cubren de flores para recordar a Camilo, que era en
síntesis, mucho Camilo.
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