Durante los más de cien años de luchas por la libertad de nuestra Patria las mujeres ha tenido un papel importante, pero la heroica acción del 26 de Julio de 1953, la cual marcó la última etapa de liberación nacional, participaron las valientes heroínas Haydeé Santamaría y Melba Hernández, presentes en las victorias alcanzadas por nuestro pueblo en la lucha insurreccional y a lo largo del proceso revolucionario.
Dotadas de una gran ternura, eran revolucionarias hasta la médula y estaban convencidas de las ideas del abogado Fidel Castro de transformar la situación económica, política y social de Cuba. Y juntas, vivieron los sucesos de las acciones previas al ataque del cuartel Moncada, segundo bastión militar del dictador Fulgencio Batista, en Santiago de Cuba.
Tenían la misión de imprimir, distribuir propaganda y de garantizar otras tareas necesarias de la organización revolucionaria, de ocupar el hospital Saturnino Lora, junto a otros compañeros, tranquilizar a los ingresados y curar a los heridos. Desde aquella trinchera estas mujeres lucharon por la libertad.
Detenidas en Santiago y condenadas a siete meses de cárcel, fueron posteriormente trasladadas a la Cárcel de Mujeres de Guanajay, en la actual provincia de La Habana y desde allí, continúan manifestándose por medio de desacato y protestas contra la tiranía al conocer de asesinatos y represión a jóvenes revolucionarios.
Al salir de la cárcel el 20 de febrero de 1954, hacen contacto con Fidel y por medio de cartas que secretamente él les hacía llegar, donde les daba instrucciones de las actividades que debían realizar. Su primera misión fue divulgar clandestinamente el mensaje “A Cuba que sufre”, y cómo editar y distribuir la Historia me Absolverá.
Esta etapa de nuestra historia quedaría salvada gracias a la ayuda de sus valientes protagonistas, devenidas ahora en insuperables combatientes clandestinas por el ferviente quehacer revolucionario que despliegan al cumplir su condena.
Haydee y Melba indicaron al resto de sus coterráneas el camino a seguir junto a todo nuestro pueblo y demostraron el infinito amor con que enfrentaron las diversas tareas orientadas por Fidel Castro, tras el triunfo revolucionario de enero de 1959.
Justamente así, eran Melba Hernández y Haydee Santamaría: mujeres sencillas. Delicadas como palomas, pero a la vez, fieras cuales leonas con sus cachorros. Eran las mujeres del Moncada
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