“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo su fiel a su recuerdo...¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!.
Y tan grande fue el sentido ético de José Martí que bajo esa hermosa frase de Patria es Humanidad, nos legó una divisa realmente solidaria y justiciera. Sin dudas el Apóstol, dotado de una inteligencia soberana, siempre usó ese don para hacer de los pueblos de América independientes y libres. Por eso hoy el pensamiento martiano ha trascendido los límites del tiempo y es una fuente inagotable de valores patrióticos, de justicia y de dignidad humana.
El Moncada fue la obra martiana hecha realidad por la Generación del Centenario aquel 26 de julio de 1953, que no ha pasado a la historia como un hecho aislado, sino que es un vínculo de nuestro pasado con el presente y con el futuro promisorio de victoria. En el Moncada vivió nuestro José Martí y en el Moncada, se eternizó su memoria.
Así expresó nuestro Fidel Castro Ruz, al referirse a nuestro José Martí cuando aquel 26 de julio de 1953 cuando un grupo de jóvenes revolucionarios cubanos liderados por Fidel Castro Ruz, asaltaron los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, iluminados por las ideas del Maestro.
Para los jóvenes de la Generación del Centenario existía una razón muy poderosa: eran sencillamente, cubanos, poderosa razón para lanzarse al ataque de la segunda fortaleza del país. La presencia decisiva de José Martí en los moncadistas era una realidad tangible. Y esa fue la razón por la cual el joven abogado Fidel, tomó en sus manos la antorcha libertaria y trazó la estrategia correcta que nos llevó a la victoria definitiva.
De hecho, su alegato de autodefensa La Historia me absolverá, posee una identidad sorprendente con el pensamiento político de nuestro Héroe Nacional. Tienen en común la posición inclaudicable contra toda forma de tiranía, el patriotismo revolucionario, el latinoamericanismo y el internacionalismo, el optimismo ante los reveses y sobre todo la defensa de las clases humildes.
José Martí y el Moncada son la armazón dialéctica del camino ético y revolucionario de una nación y sus luchas por la libertad. El Moncada mostró a Cuba el curso que seguiría la Generación del Centenario: la estrategia de lucha armada, sus bases ideológicas, sus metas, su moral revolucionaria y sus principios políticos.
Para los jóvenes de la Generación del Centenario existía una razón muy poderosa: eran sencillamente, cubanos, poderosa razón para lanzarse al ataque de la segunda fortaleza del país. La presencia decisiva de José Martí en los moncadistas era una realidad tangible. Y esa fue la razón por la cual el joven abogado Fidel, tomó en sus manos la antorcha libertaria y trazó la estrategia correcta que nos llevó a la victoria definitiva.
De hecho, su alegato de autodefensa La Historia me absolverá, posee una identidad sorprendente con el pensamiento político de nuestro Héroe Nacional. Tienen en común la posición inclaudicable contra toda forma de tiranía, el patriotismo revolucionario, el latinoamericanismo y el internacionalismo, el optimismo ante los reveses y sobre todo la defensa de las clases humildes.
José Martí y el Moncada son la armazón dialéctica del camino ético y revolucionario de una nación y sus luchas por la libertad. El Moncada mostró a Cuba el curso que seguiría la Generación del Centenario: la estrategia de lucha armada, sus bases ideológicas, sus metas, su moral revolucionaria y sus principios políticos.
Y tan grande fue el sentido ético de José Martí que bajo esa hermosa frase de Patria es Humanidad, nos legó una divisa realmente solidaria y justiciera. Sin dudas el Apóstol, dotado de una inteligencia soberana, siempre usó ese don para hacer de los pueblos de América independientes y libres. Por eso hoy el pensamiento martiano ha trascendido los límites del tiempo y es una fuente inagotable de valores patrióticos, de justicia y de dignidad humana.
El Moncada fue la obra martiana hecha realidad por la Generación del Centenario aquel 26 de julio de 1953, que no ha pasado a la historia como un hecho aislado, sino que es un vínculo de nuestro pasado con el presente y con el futuro promisorio de victoria. En el Moncada vivió nuestro José Martí y en el Moncada, se eternizó su memoria.