El fin de la subversión norteamericana es fabricar traidores


“Un grupo de jóvenes artistas y yo tuvimos la idea de crear un proyecto cultural para promocionar la obra plástica de esos jóvenes”. Así expresó el pinareño Frank Carlos Vázquez, el agente Robin de la Seguridad del Estado cubano este lunes en Guantánamo.

Durante el encuentro, el también Licenciado en Lengua inglesa, explicó la finalidad del plan de arte cubano que encabezaba en Ciudad de La Habana, proyecto que el enemigo intentó desviar y tildar de independiente y “disidente” y que recibió la visita de “oficiales diplomáticos de la Oficina de Intereses.

A ellos este proyecto les pareció muy interesante, aseveró Frank, era un proyecto independiente, alternativo y no estaba bajo la dirección de las instituciones culturales en Cuba. A partir de ese momento, comenzó un proceso de encuentros y contactos prácticamente diarios.

Este reclutamiento, explica, tenia como objetivo cardinal agrupar alrededor del Centro Cultural Independiente a un grupo de jóvenes artistas cubanos, que tenían la necesidad de ser promovidos y al mismo tiempo poder influenciar sobre su obra y su pensamiento.

Me intentaron comprar para pervertir a otros artistas y vender ideas contrarrevolucionarias a buen precio, dijo este hombre quien desde el silencio, supo salvar al pueblo de la subversión norteamericana que no tiene otro fin que fabricar traidores.

No conozco todavía un proceso social tan humano como el de Cuba, aquí todo se hace pensando en el hombre, en la calidad de vida. Cuba es una espina que tienen clavada en medio del pecho el gobierno de los Estados Unidos, por eso nunca perdonarán que sigamos haciendo cosas tan buenas con un solo recurso: El material humano, recalcó el pinareño al dar evidencia de su labor.

Hay que salir de Cuba para estimar la serenidad con que viven los ciudadanos de mi país, que a veces por ser tan natural, no sabemos valorarla, añadió Frank. Por otra parte, resaltó el espíritu solidario de los norteamericanos que mantienen una actitud digna contra el bloqueo yanqui a nuestro país, y por la liberación de los cinco héroes cubanos presos injustamente en cárceles del Imperio.

El mejor combate contra los mercenarios internos y externos, se gana solo con la obra perceptible de la Revolución. Los fabricantes de traidores olvidan que cuando tocan a la puerta de la casa de un cubano, dentro hay otra puerta que escolta sus principios, esos principios que jamás serán negociables.

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