El presidente de los Consejos de Estado y Ministros, General de Ejército Raúl Castro,
aseguró este viernes en su discurso por el 60 aniversario del asalto a
los cuartes Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, que la generación
histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos con tranquilidad y
serena confianza, y que la Revolución socialista cubana seguirá siendo de los humildes, por los humildes y para los humildes.
Al recordar el principio que proclamara Fidel
el 16 de abril de 1961, cuando el entierro a las víctimas del bombardeo
criminal previo a la derrotada invasión mercenaria por Playa Girón, el
Presidente cubano también ratificó que «esta también seguirá siendo una
Revolución de los jóvenes».
Hoy más del setenta por ciento de los cubanos nació después del
triunfo de la Revolución, rememoró Raúl, quien recordó que «hoy
convivimos en suelo patrio varias generaciones, cada una con méritos
propios según el momento histórico y las circunstancias que les ha
tocado vivir».
La generación histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos con
tranquilidad y serena confianza, basada en la capacidad demostrada de
seguir el rumbo de la Revolución, iniciada desde la lucha de los indios y
esclavos hasta nuestros días, expresó.
Como se ha explicado, dijo, está en marcha el proceso de
transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las
principales responsabilidades de la nación.
Pero para asegurar su éxito, jamás podrá descuidarse —como nos enseñó
Fidel— la necesidad de preservar, por encima de todo, la unidad de
todos los cubanos dignos, ratificó.
Raúl Castro aseguró que la ocasión era propicia para rendir merecido
homenaje a los caídos durante la lucha y también a Fidel, el Comandante
en Jefe de la Revolución cubana, «que con su inconmovible optimismo y
junto al pueblo, capaz de resistir tantos sacrificios, nos dio la
victoria y situó en el mapa mundis a nuestra pequeña isla como un
baluarte de la dignidad y justicia».
Rindamos honor también a la mujer cubana, madre, combatiente,
compañera de sacrificios, alegrías y luchas, pidió en su discurso Raúl
visiblemente emocionado, quien también tuvo palabras para las nuevas
generaciones, «que continuarán defendiendo por siempre los ideales
revolucionarios».
Igualmente, envió un abrazo fraternal a los valerosos luchadores
antiterroristas injustamente encarcelados hace quince años en Estados
Unidos, por cuyo regreso a la patria seguiremos batallando sin descanso,
ratificó.
El Presidente cubano también envió su más sentido homenaje al invicto
Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana de la hermana República
de Venezuela, el fallecido Comandante Hugo Chávez Frías, de quien
aseguró que era un discípulo adelantado de Bolívar.
En su discurso, Raúl se refirió a la firmeza y al decoro del líder
histórico de la Revolución Cubana, Fidel, quien luego del asalto al
Moncada se convirtió de acusado en acusador en el juicio a que fueron
sometidos.
Recordó que el Granma vino después, cuyo desembarco fue apoyado por
el alzamiento de Santiago de Cuba, dirigido por Frank País, asesinado
luego cuando aún no había cumplido 23 años.
Rememoró además el revés de Alegría de Pío, el encuentro con Fidel en
Cinco Palmas de Vicana, la decisiva victoria sobre la gran ofensiva
batistiana contra el primer frente de la Sierra Maestra, que como dijo
el Che, le quebró a la tiranía el espinazo y dio inicio a la
contraofensiva.
Al expresar que habrá gloria eterna a los mártires de la Patria, y
darle vivas a Fidel y a la Revolución socialista, Raúl concluyó su
discurso con la famosa frase del Che Guevara: ¡Hasta la victoria,
siempre!
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