La Clarinada tan alta como aquel 24 de febrero de 1895
El 24 de febrero de 1895, marca la fecha del reinicio de la lucha por la independencia de Cuba. Ese día, los alzamientos se efectuaron en siete lugares de Guantánamo, simultáneamente: Santa Cecilia, Tiguabos, Baitiquirí, Yateras, Morrillo Chico, Arroyón del Vínculo y La Confianza, bajo las órdenes del Mayor General del Ejército Libertador Pedro Agustín Pérez.
Había llegado el momento de ser libres e independientes y lanzarse a la guerra. El alzamiento del 24 de febrero es el punto de partida para la nueva guerra que continuaba la contienda iniciada el 10 de octubre de 1868 que duró diez años, y que, aunque no alcanzó los objetivos esperados, abrió las puertas para la lucha que culminaría el primero de enero de 1959 con el triunfo de la Revolución.
Los objetivos de la insurrección estaban bien definidos. ¿El fundamental? Mantener en jaque a los soldados españoles, alejándolos de las zonas costeras por donde desembarcarían los principales jefes de la Guerra Necesaria.
Había que apoyar los desembarcos de Antonio y José Maceo que entrarían a Cuba el primero de abril por Duaba, en Baracoa, y el 11 el de José Martí, Máximo Gómez y otros patriotas por Playitas de Cajobabo, ambas localidades guantanameras que devienen símbolo de la fortaleza de las generaciones que nos antecedieron.
Estas acciones, sin lugar a dudas, demostraron el nivel de conciencia revolucionaria de los pobladores y del movimiento conspirativo en la zona oriental. El hecho es que ha pasado 116 años y aún se siente la clarinada tan alta como en aquellos días.
Hoy nos sobran las razones para que los hombres y mujeres guantanameros, estemos orgullosos por las tradiciones patrióticas que nos legaron nuestros predecesores, quienes prendieron la llama de la libertad aquel 24 de febrero de 1895.
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