Con una declaración final para condenar los enclaves militares, culmina hoy en el municipio de Caimanera, Guantánamo, el III Seminario por la Paz y la abolición de las bases extranjeras que desde el día 18 se realiza en esta oriental ciudad.
El encuentro,
patrocinado por el
Consejo Mundial por la Paz y el Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de
los Pueblos, en coordinación con el Instituto Cubano de Amistad con los
Pueblos, abrió su primera jornada con una exposición
de carteles Por la Paz y contra la Guerra, expuestos en la Plaza de la Revolución Mariana Grajales, sede principal de las
conferencias y debates.
Los debates durante las dos primeras jornadas siguieron como objetivo esencial, unir voces y aunar ciriterios entre los conferencistas y luchadores por la Paz, para
la reposición inmediata de los 117.6
kilómetros que ocupa el ilegítimo enclave militar estadounidense,
ubicado en parte de esta provincia guantanamera y convertido hoy,
en uno de los centros de torturas más espantosos del planeta.
Para esta jornada final, se presentará en la Plaza
de la Revolución Mariana Grajales, Un Maine
detenido en el tiempo, del autor René
González Barrios, presidente del Instituto Cubano de Historia. El volumen que constituye una deuda a saldar para Cuba y para todo el pueblo de Guantánamo por tener en su territorio este foco de tensiones, agresiones y provocaciones.
Hoy los seminaristas visitarán el municipio de Caimanera, sitio donde
está enclavada desde hace más de cien años, la ilegal
base naval yanqui. Como colofón de la jornada, el
teatro Guaso de esta ciudad, correrá sus cortinas para ofrecer una cantata por la Paz, protagonizada
por artistas guantanameros.
Al seminario asiste María Socorro Gomes, presidenta del Consejo Mundial por la Paz; Silvio
Platero Yrola, presidente del Movimiento Cubano por la Paz y la
Solidaridad de los Pueblos, y Williams Ransey Clark, ex fiscal general
de Estados Unidos.
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