Muchas son las teorías que tratan de explicar el origen de los festejos por el Día de San Valentín. En países nórdicos, por ejemplo, ocurre el período de emparejamiento y apareamiento de las aves, de ahí que sea visto como símbolo de amor y de creación. Otros, ubican su origen en la Roma del siglo III, época donde el cristianismo fue perseguido y se prohibió el matrimonio.
Justo en este contexto se erigió la figura de San Valentín, sacerdote que decidió casar a las parejas de forma clandestina. Y esa sería entonces la causa de su ejecución, ocurrida un 14 de febrero. Por ello, hasta disímiles partes del mundo se ha extendido la celebración de este Día en diferentes días y múltiples costumbres.
Del amor, ese sentimiento que nos hace más humanos y nos descubre las más hermosas emociones, se han escrito numerosas cuartillas, unas buenas con historias a lo Romeo y Julieta u otras menos esperadas como las que narran desilusiones o los rompimientos de una relación. Sin embargo, nadie puede negar los encantos que nos depara el Amor.
No podemos negar que tenemos la fecha es ideal para celebrar con la familia, la pareja, las amistades... Pero nada puede ser motivo para descuidar de las relaciones amorosas durante el resto del año. El amor hay que cuidarlo independientemente de que la rutina tome su lugar y la presión de la vida cotidiana, nos haga distantes en ocasiones.
Cada momento es bueno para amar, por ello, abogo por que más allá de este Día, demostremos el amor hacia quienes nos rodean, a tu pareja, tu familia. Tenemos que decirles siempre lo importante que son para nosotros, buscar el tiempo para escribirle una carta, hacerle una pequeña llamada telefónica, enviarle un correo electrónico, repartir abrazos o simplemente decirle a esas personas que amamos un Te quiero!!!!...
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