Este domingo
19 de abril, cuando más de ocho millones de cubanas y cubanos estemos frente a
las urnas, para elegir a los delegados de las Asambleas Municipales del Poder
Popular, quienes estamos acostumbrados a este ejercicio y otros que lo hacen
por vez primera al arribar a 16 años, quizás no entiendan por qué Cuba se ha
convertido en blanco de acusaciones en torno a su sistema político y a las
elecciones, verdadero ejercicio de democracia.
Tampoco
pueden comprender el porqué de tan alta asistencia popular en el proceso, sin
que medie dinero alguno. Me pregunto ¿quiénes obligan a los vecinos en el
barrio a participar en las asambleas y a proponer directamente a los
candidatos?, ¿quiénes a elegir a quienes deseen por su propia voluntad?
Para este proceso democrático, los
vecinos en el barrio propusieron a sus representantes en las Asambleas de base
en cada circunscripción, y los propusieron porque conocen de su quehacer
cotidiano, su espíritu de sacrificio y moral revolucionaria. En ninguno de los casos despuntaron entre los nominados la tenencia de dinero, ni de propiedades particulares, sino el mérito, las virtudes, la dignidad y la capacidad para representar a su pueblo en un proceso de total transparencia.
Cada
cubano mayor de 16 años de edad, tiene derecho a ejercer el sufragio, a
proponer y nominar, a ser propuesto, a ser nominado. Para ello no tiene
necesariamente que militar en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas ni en
las del Partido, tampoco tiene que tener un título universitario, solo tiene
que ser, sencillamente un ciudadano cubano.
Hoy
todos los cubanos tenemos una cita con la democracia. Por ello, el voto que ofrecerán hoy los más de ocho
millones de cubanos por su candidato, vale. La decisión que tomemos con la cruz
que marquemos en la boleta, es muestra de que hacer mejor nuestro sistema
social y económico, es también hacer mejor nuestro sistema político, nuestra
democracia y, por ende, toda la obra de nuestro Socialismo.
Las
elecciones en Cuba, es la oportunidad para que todos los cubanos escalemos un
paso más en el pleno ejercicio del derecho ciudadano. Por lo tanto, marquemos con
una X a nuestro candidato con la mayor responsabilidad, como quien está
decidiendo el presente y futuro del barrio y del municipio. Con ello, demostremos
una vez más que con las elecciones en Cuba es un ejercicio
del pueblo.
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