Presos en cárcel de la ilegal base naval en Guantánamo se lanzan a huelga de hambre
No hay dudas de que la huelga de hambre de los detenidos en la prisión de la cárcel enclavada en la ilegal base naval en Guantánamo, que empezó el 6 de febrero hace casi dos meses, no es más que una colosal violación de los derechos humanos. Sin embargo, se mantiene el silencio por parte de los medios de prensa norteamericano en torno al caso.
El letrado Carlos Wagner, quien defiende a
once de los detenidos en el penal, asegura que más de la mitad de los presos
“tienen el visto bueno” del Pentágono para ser transferidos, en cambio
permanecen entre los barrotes y no se
vislumbra situación alguna para que salgan de dicho infierno.
La cifra de los huelguistas dentro de la instalación
militar llegó al número de 130, y no de 31 como desea hacer creer las autoridades estadounidenses. De ellos,
once sufren una pérdida considerable de peso y
han sido forzados a alimentarse vía nasofaringe, mientras otros tres, están hospitalizados por severa deshidratación.
Las visitas a la cárcel han aumentado en los últimos días. El Comité
Internacional de la Cruz
Roja cobra interés por la
salud de los huelguistas, muchos de los cuales han perdido cantidad de
peso corporal a pesar de que están siendo alimentados a la fuerza. De igual manera, algunos activistas de los derechos
humanos, acusan a las autoridades del
penal de minimizar el tamaño que hoy
toma la situación de los prisioneros.
Nuevamente la administración estadounidense peca de tomar sabias decisiones. Mantienen a
los reos en la cárcel más cara del mundo, sin embargo, no ha encontrado la forma
de trasladarlos sin poner en peligro sus vidas o estimular el rechazo de los
países a donde serían llevados. Realmente es penosa la situación de este
gobierno que se jacta de ser defensor de
los derechos humanos.
Algunos abogados que tienen recluidos dentro
de la prisión, aseveran que la huelga de hambre finalizaría una vez que se les entregue sus libros
sagrados. Y a esto se suman las protestas por los maltratos que reciben en el
enclave militar, además de la frustración por el fallo de la Casa Blanca de
clausurar lo antes posible este centro de torturas, promesa hecha por Obama a raíz de su primer mandato en el año 2008, y que evidentemente no ha
cumplido.
Promesas van, promesas vienen y nada. No hay voluntad por parte de la administración
estadounidense para resolver esta situación máxime cuando de todos los compromisos
que dijo cumplir, esta del cierre de la cárcel es una de las más humanas y sin
dudas, la piedra en el zapato más incómoda de las que tiene el presidente
estadounidense en el zapato.
Ha pasado una década y la mayoría de los
inculpados que están en la mentada cárcel llevan 11 años sin enfrentar cargos
concretos. La prisión de Guantánamo es un establecimiento nefasto. La huelga de
hambre que mantienen reclusos en el penal es otro motivo más que suficiente
para que Estados Unidos cierre el malvado establecimiento carcelario, donde se
pisotean de modo grosero los derechos humanos.
La situación no es difícil si se tiene
cordura e inteligencia. Sólo con el inmediato cierre del penal y la entrega de la ilegal base naval a
Cuba, el presidente Barack Obama podrá
acabar con esta huelga de hambre que pasará a la historia de la humanidad, como uno de los dolores de cabeza más grandes
que haya tenido durante su paso por la presidencia de los Estados Unidos.