“En zonas rurales como
Raizú, pueblos y bateyes guantanameros, rememora, existía un cuartel pequeño con dos o tres
guardias, ellos tenían la tarea de repartir los pasquines con las fotos de los
postulados. Meses antes de las elecciones,
hacían la propaganda con aquellas falsas promesas que jamás cumplían.
“Las elecciones eran otra
forma de represión. La guardia rural, confabulada con los terratenientes, iba
casa por casa para obligar a los campesinos, en su mayoría analfabetos, a votar
por sus intereses y si no iban pues tomaban represalias con ellos. Los
integrantes de los partidos existentes, el Auténtico, republicano, Liberal, a
este último pertenecía Batista, ofrecían mucho, pero nada daban y había tanta
pobreza, hambre y falta de asistencia médica que todo se hacía muy difícil.
Hacía falta la Revolución.
“Antes del triunfo de la Revolución, vivíamos
momentos de desvergüenza política,
especifica Juan. Hoy todo es completamente diferente. Los pioneros cuidan las
urnas, antes eran los soldados de Batista, asevera. En Cuba las elecciones constituyen un acto de democracia participativa donde el
pueblo es quien elige a sus candidatos, tenemos derecho a postular, elegir y
ser elegidos, a cuidar de nuestros propios intereses porque existe una voluntad
de cambio, esa que nos legó Fidel Castro a partir del triunfo del 1ro de enero
de 1959.
“Hoy fui tempranito a
votar y voté por el pueblo, voté por Cuba. Voté porque hoy somos dueños de nuestro propio
destino. Voté por hoy, por el futuro. Este
es el momento de demostrar que la gente sí cree en la democracia cubana. Así
que mi voto es por la
Revolución”.
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